Desde el 7 de octubre del año pasado, diversas personas de todo el mundo que denuncian la opresión colonial del estado de Israel sobre Palestina, se enfrentan a una represión sin precedentes. A pesar de 75 años de opresión, ampliamente documentada por académicos, ONG, instituciones internacionales y los propios palestinos, nunca ha sido tan difícil defender los derechos del pueblo palestino.
En esta línea autoritaria, criminalizadora, persecutoria y represiva es que actúa el gobierno de Macron y su policía, codo a codo con extremistas pro israelíes. Este ultimo tiempo enviaron una citación a dos activistas por mostrar solidaridad con el pueblo palestino, entre ellos Anasse Kazib, trabajador ferroviario quien por un twitter en solidaridad con palestina es acusado de apología al terrorismo. Y según ha admitido la propia policía, los procedimientos que han iniciado podrían extenderse pronto a varias docenas de activistas y organizaciones.
Ya estamos siendo testigos de este tipo de ataques que se multiplican en todo el mundo, y que se dirigen contra personalidades del mundo político, sindical como Anasse e intelectual, como Judith Butler y Nancy Fraser, así como contra las y los estudiantes que en las universidades han construido campamentos en solidaridad en EEUU, México, Francia, España, Alemania, quienes son acusados de anti semitismo, atacados y reprimidos por la policía. Acusaciones que son desmentidas por miles de jóvenes y no tan jóvenes judios anti sionistas de EEUU que gritan ¡No en nuestro nombre!, desnudando la falsa emulación antisionismo es antisemitismo. Lo que destaca de esa juventud que se enfrenta a la policía en las afueras de sus universidades es el antirracismo.
Es justamente a esas voces, activistas y referentes de la lucha contra el genocidio del pueblo Palestino, a las que el gobierno de Macron de la mano de EEUU y Alemania, busca silenciar, situación que alimenta a las fuerzas sionistas, a la derecha y a la extrema derecha.
Frente a lo cual es urgente desplegar fuertemente la campaña de solidaridad por Anasse Kazib y todos y todas quienes estén siendo injustamente acusados, por el retiro de todos los cargos. Mostrar con la solidaridad internacionalista que si ¡Tocan a uno, nos levantamos todos!. Sobre todo por los más de 30 mil muertos, 14 mil de ellos niños y niñas, más de 80 mil heridos en Gaza.
Súmate a su campaña de firma aquí]
¿Pero, quién es Anasse Kazib?
Anasse Kazib, es trabajador ferroviario y del sindicato SUD Rail durante los últimos 10 años, proveniente del ciclo de luchas que se iniciaron en 2016 en Francia. Es hijo de padres inmigrantes, militante de “Révolution Permanente", grupo hermano del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) en Chile, quienes son parte de la corriente internacional Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional (FT-CI) y uno de los rostros de una nueva generación de trabajadores que se unen a la lucha contra un sistema capitalista y la opresión, contra el racismo, el sexismo y la destrucción del planeta.
Fue uno de los primeros dentro del movimiento obrero organizado en Francia, en apoyar al movimiento de los Chalecos Amarillos, uno de los movimientos sociales más importantes de los ultimos 50 años que inicia con el alza del combustible pero que expresa un malestar generalizado de años, donde la clase obrera pauperizada y sectores de capa media desclasada de la Francia periurbana patearon el tablero del presidente de los ricos, marcado por la determinación de las masas de colocar a Emmanuel Macron contra las cuerdas, viéndose obligado a aplazar esta medida y otras. Un movimiento sin precedentes en la historia de la V° República.
Hacia las elecciones presidenciales francesas en el año 2022 y a un año del movimiento Black Lives Matter, Anasse Kazib destacó por ser la primera candidatura de un activista obrero de las comunidades de inmigrantes magrebíes y africanas, que tenía una brújula política distinta de la del reformismo y de los políticos de derecha y extrema derecha, recibiendo el apoyo de trabajadores, delegados sindicales, periodistas, artistas y activistas contra la represión. En palabras del ferroviario en una entrevista de aquel periodo señalaba que “buscamos amplificar una voz de nuestras luchas, la voz de los que no tienen voz, la voz de este lado, la de los jóvenes y trabajadores, la voz de los explotados y oprimidos de esta sociedad”.
En el año 2023 Francia es remecida por la lucha contra la reforma de pensiones de Macron y el ataque directo a las y los abuelos, los medios franceses destacaron el rol de la “Red por la Huelga general”, que reunió a numerosos trabajadores de diferentes sectores: transporte, metalurgia, petroquímica, pero también energía, centrales nucleares o incluso la industria alimentaria, además de estudiantes, abogados, artistas e intelectuales, de la cual también se hizo parte Anasse Kazib. Un comité de acción que buscó coordinar y organizar una solidaridad activa con los piquetes y bloqueos, que constantemente el gobierno buscó quebrar mediante su política de requisiciones, normativa que obliga a los trabajadores a volver a su puesto bajo la amenaza de prisión o multas. Buscando la unidad con otros sectores como la juventud y las y los migrantes, además de fortalecer la autoorganización para que fuesen los propios trabajadores y trabajadoras quienes decidiesen desde las bases cómo llevar adelante la huelga, realizando asambleas generales y comité de huelga.
Posterior a esta tremenda lucha irrumpe el brutal genocidio en Palestina y junto con esto diversas expresiones y acciones de solidaridad. Es a eso a que le teme el gobierno de Macron y los países imperialistas, a la fuerza y potencialidad que puede brindar la unidad de la juventud -que tiene entre 18 y 24 años y que se abre paso en las universidades de forma disruptiva- y las y los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo. Una chispa de las generaciones más jóvenes que si se une a la clase trabajadora puede tener la perspectiva de no solo frenar el genocidio del pueblo palestino, sino comenzar a crear las condiciones para poner en jaque a este sistema capitalista, que explota y oprime a una gran mayoría de la población en el mundo, mientras solo un puñado de familias viven como reyes. |