Empresas de Tierra del Fuego, Usuhaia y Gran Buenos Aires dicen que estos meses vendieron menos entonces ya comenzaron a ajustar y dejar familias en la calle. La UOM asegura que están en peligro 50 mil puestos, pero negocia suspensiones y que los despidos “sean menos”. |
La política económica del gobierno sigue golpeando. En los últimos días se conoció la caída de la actividad industrial. Uno de los sectores claramente afectados es la producción de electrodomésticos, a raíz de la caída del consumo. Es lógico. Los salarios se derrumbaron, también los ingresos de sectores medios.
Según el dirigente de la UOM, Abel Furlán, “desde diciembre ya se perdieron 10 mil puestos de trabajo y el ajuste pone en riesgo a más de 50 mil en los próximos 60 días”.
Estos días se conocieron cuatro noticias que impactaron en las ciudades donde están ubicadas las empresas.
En el Parque Industrial Pilar, el más grande de Argentina, la empresa de electrodomésticos Whirlpool despidió a 60 trabajadores. Allí se fabrican heladeras y lavarropas, entre otros productos. El ajuste también implica entre el 24 de mayo y el 2 de junio próximo.
En Tierra del Fuego, el Grupo Mirgor fabrica componentes electrónicos, celulares y computadoras en sus plantas en Río Grande. Es de la familia Caputo, del ministro de Economía. Desde hace meses, incluso en el gobierno anterior, viene echando contratados. Ahora impulsa retiros voluntarios y volvió a “reducir contratos”.
En Rosario, la fábrica de heladeras comerciales de El Dorado suspendió a 100 trabajadores “por tiempo indefinido”. Las ventas habían caído 40 % en el primer trimestre del año.
También en Santa Fe, la empresa de heladeras Briket, despidió a cerca de 300 personas.
El presidente de Whirpool, Juan Carlos Puente, resume el argumento que usan todos los empresarios. “Desde la devaluación de diciembre, cayó significativamente la demanda de línea blanca. Por eso, estamos yendo de dos a un turno en Pilar. Sorprendió el tamaño y lo prolongado del decrecimiento, nos preparamos para un panorama y la realidad fue otra en el primer cuatrimestre”.
O sea: venían de años de buenos negocios, pero ante la primera caída en las ventas la descargan sobre los trabajadores y trabajadoras.
El secretario de organización de la UO, Diego Espeche, resume el discurso de la UOM: “La empresa quería sacar a 250 trabajadores, más del 50% de la planta, pero nos negamos. Acordamos que no se renueven 60 contratos eventuales y suspensiones de los efectivos”.
O sea: la política no es lucha para que ninguna familia quede en la calle, sino justificar que “las empresas querían más ajuste” y que paguen (primero) los contratados.
No es por ahí. Las empresas ganaron todos estos años, no se puede permitir que descarguen la crisis sobre la clase trabajadora. Las y los metalúrgicos ya pusieron mucho esfuerzo. Sus salarios reales quedaron lejos de la inflación, de la canasta familiar y de otros gremios industriales. Lo dice cualquier compañero o compañera. Además los industriales metalúrgicos son ferros impulsores de la reforma laboral de Milei. No se puede ir detrás de ellos “en defensa de la industria nacional”.
Es cierto que Milei gobierna para el capital financiero. Pero la única forma de enfrentarla es con una política de clase: prohibir los despidos y suspensiones; aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y planes sociales para que nadie cobre menos que la canasta familiar; reparto de las horas de trabajo sin tocar el salario; impuestos a las grandes fortunas. |