Desde el pasado abril, el ejército israelí se preparó para una invasión de la ciudad de Rafah, provocando una profunda crisis humanitaria como parte de su plan genocida contra el pueblo palestino. Cuando comenzó la invasión de la ciudad, cientos de universidades de todo el mundo se movilizaron. En Estados Unidos, Inglaterra, Francia, el Estado español, Brasil, Alemania, Suiza, Bangladesh, Australia, Países Bajos y en la ocupada Cisjordania: el movimiento estudiantil internacional se moviliza en solidaridad con Palestina y contra el genocidio y apartheid perpretado por el Estado de Israel. La movilización antiimperialista de los jóvenes en las últimas semanas en la universidad de Columbia y en mas de cien universidades en todo Estados Unidos son un ejemplo de la radicalidad y combatividad que los jóvenes debemos abrazar para detener el genocidio y construir un movimiento solidario en defensa de la autodeterminación del pueblo palestino. Desde que los estudiantes de Columbia en Estados Unidos abrieron el camino, miles de jóvenes en todo el mundo ocuparon sus universidades, organizado campamentos, acciones y reuniones para denunciar la complicidad de sus Estados en el genocidio perpetrado en Gaza y exigiendo que sus casas de estudio rompan sus vínculos económicos con Israel, vendiendo las acciones que puedan tener en empresas israelíes y abandonando cualquier relación financiera con este país. Con nuestras juventudes somos parte activa, impulsamos y acompaña todas las iniciativas que permiten denunciar el genocidio en curso en Gaza, la política del Estado israelí y la complicidad de los Estados imperialistas y sus aliados.
Ante la denuncia del genocidio se produjo una represión sin precedentes en las universidades. En Estados Unidos, Francia y Alemania, se han desplegado policías para asaltar, detener y reprimir campamentos y ocupaciones. A veces fue hasta ayudada por los ataques de los grupos sionistas como en el caso de la UCLA, cuyo campamento fue atacado durante varias horas. En campus como Columbia, la Sorbona, Sciences Po Paris, la FU Berlín o Ámsterdam, la policía reprimió violentamente y arrestó a cientos de estudiantes. Algunas universidades han llegado a imponer sanciones administrativas contra los estudiantes, incluso suspensiones y expulsiones. Las autoridades universitarias actúan en perfecta complicidad con los Estados. Persiguen a investigadores y docentes, como Nancy Fraser, cuyo nombramiento fue suspendido por la Universidad de Colonia a principios de abril. Se trata de una represión escandalosa que busca sofocar la posibilidad de cualquier crítica al Estado de Israel, así como el resurgimiento de un movimiento estudiantil antiimperialista. Al asociar cualquier crítica al Estado israelí como una forma de antisemitismo, los gobiernos y las autoridades universitarias insultan a los miles de jóvenes judíos que hoy se organizan para rechazar la instrumentalizacion de su opresion por parte del Estado israelí y del gobierno de Netanyahu y dicen ¡no en nuestro nombre!. Con la represión del movimiento palestino, los medios capitalistas están librando una campaña islamófoba que pretende asociar a todos los estudiantes musulmanes y palestinos con potenciales antisemitas.
Nos negamos a normalizar esta ofensiva contra nuestras universidades, que representa un grave ataque autoritario contra el movimiento estudiantil. Los jóvenes estudiantes y trabajadores debemos estar al frente de la unidad contra la represión en todo el mundo para exigir el retiro de todas las sanciones y sentencias a los estudiantes y la reincorporación de todos los suspendidos y expulsados de sus universidades. Contra toda confianza en la gestión universitaria, luchamos por la organización de un movimiento estudiantil con total independencia de las autoridades, del Estado y de los organismos internacionales. Vemos la fuerza de la clase trabajadora en todo el mundo, las y los trabajadores son quienes mediante huelgas, bloqueos y sabotajes son los que pueden paralizar el envío de armamento a Israel y su apoyo político, como lo han hecho los trabajadores portuarios de Tacoma en Estados Unidos y en muchos países. Las huelgas políticas generales de los sindicatos pueden paralizar toda la economía capitalista y detener la máquina de guerra. Por lo tanto, es necesario que nosotros, jóvenes estudiantes y trabajadores, apoyemos las próximas huelgas sindicales internacionales y luchemos por un movimiento antimilitarista común.
Debemos mostrar solidaridad ante la represión. En Nueva York, profesores de la Universidad CUNY se movilizaron contra la represión de los estudiantes y el personal. En muchas universidades como Oxford, Cambridge, Columbia, Berlín y Toulouse, los docentes se sumaron a la denuncia de la represión y exigieron el fin de las ofensivas de la dirección universitaria contra su libertad académica y contra la criminalización de sus estudiantes y colegas. Estos ejemplos muestran el camino para luchar contra la criminalización del movimiento de solidaridad. Esta represión, que hoy tiene como blanco el apoyo a Palestina, es un ataque a todo el movimiento de lucha y a nuestras libertades democráticas. La represión actual al movimiento pro palestino cercena nuestros derechos democráticos, al limitar la libertad de reunión y expresión e imponer despidos por motivos políticos. Estas medidas también se utilizarán mañana contra el movimiento obrero como en Francia donde militantes sindicales como Jean Paul Delescaut fueron condenados por haberse pronunciado en contra de los crímenes de guerra del estado israeli o por haberse solidarizado con Palestina. Más que nunca, es necesario que los dirigentes sindicales de docentes universitarios y, en general, todas las organizaciones de trabajadores pidan el fin de la represión y criminalización del movimiento estudiantil.
Ni el derecho internacional ni la ONU serán quienes detengan el genocidio en Gaza y las tendencias hacia la guerra. Los organismos internacionales participaron en la creación y el apoyo político del Estado de Israel y, posteriormente, justificaron numerosas intervenciones imperialistas en Medio Oriente que se cuidan de mantener el saqueo e incluso, si es necesario, de intervenir militarmente para defender sus intereses económicos y geopolíticos, como en Siria o Irak, donde Israel sirve de base de retaguardia. La lucha juvenil contra las masacres imperialistas y la solidaridad con los pueblos colonizados en la ola de lucha de clases que siguió a Mayo del 68 abrió el camino para grandes alianzas entre trabajadores y estudiantes en una de las mayores olas revolucionarias de la historia.
Estamos luchando por recuperar esta historia y tradición de lucha del movimiento estudiantil, basada en la autoorganización y la posibilidad de construir un movimiento masivo contra la represión y la defensa de una perspectiva internacionalista, y en alianza con el movimiento obrero. Para derrotar la política de las potencias imperialistas y sus cómplices los campamentos y demás acciones organizadas en todo el mundo deben ser puntos de apoyo para generalizar el movimiento que tome fuerza y masividad, para eso es necesario organizarlo a través de asambleas generales, comités de solidaridad y acción, donde sean el conjunto de los estudiantes los que decidan cómo seguir. Cuando acecha el amedrentamiento de las autoridades y los gobiernos para derrotar nuestro levantamiento más aún es necesaria la participación y la deliberación colectiva. Allí también se debatirán las distintas estrategias para lograrlo. Para nuestras juventudes es necesario una lucha masiva, decidida y hermanada con las y los trabajadores, para enfrentar la masacre de los estados imperialistas sobre Gaza así como también la opresión y subordinación a la que someten a muchos otros países.
76 años después de la primera Nakba, continúa la lucha del pueblo palestino contra la colonización. Defendemos el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino con total independencia de la estrategia de Hamás, su programa de construcción de un estado teocrático y sus métodos, que van en contra de la autoorganización del pueblo palestino y de la clase trabajadora árabe contra la opresión imperialista. Luchamos por una Palestina obrera y socialista, en el marco de una federación socialista en Medio Oriente. Solo un Estado que busque poner fin a la opresión, la explotación y la reacción imperialista puede garantizar la recuperación del territorio de la Palestina histórica, el derecho al retorno de los refugiados palestinos y la coexistencia democrática y pacífica entre árabes y judíos. Los gobiernos de las burguesías árabes de ayer y de hoy han demostrado su incapacidad para llevar a cabo estas tareas. Hoy, parte de la burguesía árabe juega un papel proactivo en la defensa del Estado israelí y en la opresión del pueblo palestino, como la dictadura militar de al Sissi en Egipto, el régimen de Assad en Siria y el rey Abdalá II de Jordania - ellos.no son aliados para la liberación del pueblo palestino. Esto implica poner fin al conjunto de los procesos de normalización económica y política y de las relaciones entre los regímenes árabes y el estado de Israel como lo piden las masas árabes como en Egipto y Marruecos. En el mismo sentido, si bien nos oponemos a todas las sanciones occidentales hacia Irán y cualquier intromisión imperialista, rechazamos al régimen autocrático y teocrático. El cuál es profundamente reaccionario y oprime particularmente a las mujeres con las cuales nos solidarizamos cuando se rebelaron después de la muerte de Mahsa Amini, así como busca usar a la religión como una herramienta para mantener la disciplina interna, reprimir las huelgas y las manifestaciones, no hizo más que instrumentalizar la causa palestina según sus intereses regionales, y en ningún caso es un aliado de las masas palestinas. Consideramos que las movilizaciones que han tenido lugar en los países árabes desde octubre pasado son un punto de apoyo para reconstruir la perspectiva de una intervención de la juventud y del movimiento obrero árabe, reconectando con las tradiciones de lucha de las olas revolucionarias desde los años 70 y de la Primavera Arabe.
Este 15 de mayo estaremos presentes para exigir el fin del genocidio en Gaza y la ruptura de los acuerdos de investigación y asociaciones universitarias con instituciones, universidades y empresas israelíes, y con quienes financian el genocidio. Denunciamos la complicidad de los gobiernos imperialistas en la masacre en curso y exigimos el fin de los envíos de armas al Estado colonial de Israel.
Resurge el fantasma de la ola revolucionaria abierta por el Mayo Francés. El movimiento estudiantil había contribuido a denunciar los crímenes del imperialismo en Vietnam, Argelia y en otras partes del mundo y había sacudido a la burguesía abriendo el camino a una de las mayores oleadas revolucionarias de la historia. Incluso hoy, el capitalismo nos promete una nueva ola de militarización y tensiones crecientes que solo pueden traernos muerte y miseria. La construcción de un movimiento juvenil antiimperialista e internacionalista es más necesaria que nunca. El genocidio que se está llevando a cabo en Gaza es la cara más visible y violenta de la realidad de un sistema capitalista que impulsa la guerra y la miseria. El movimiento internacional de solidaridad con Palestina puede convertirse en punta de lanza para un cuestionamiento más profundo de todo el sistema capitalista y del imperialismo que somete a los países dependientes y semicoloniales a la militarización, a sus políticas antimigratorias y al expolio de sus riquezas a través de las deudas externas y el extractivismo de recursos y materias primas. Necesitamos extender este movimiento de solidaridad impulsado por los estudiantes de las universidades de EE. UU. y en varios países de Europa al resto del mundo, por ejemplo, que alcen la voz los estudiantes que en Chile han saltado los molinetes contra 30 años de políticas neoliberales, o los estudiantes de Argentina que están defendiendo el acceso a la universidad pública frente al ultraderechista y prosionista Milei. En muchos de estos países la solidaridad internacional con Palestina es parte de una lucha contra sus propios gobiernos, así como también contra los países imperialistas que a través del FMI y múltiples otros fondos los someten a la pobreza y la precarización. En todos los países donde militamos, la juventud de la Fracción Trotskista se opone al giro militarista y chovinista que las burguesías imperialistas y sus aliados intentan imponer. Estamos luchando por construir una perspectiva internacionalista, antiimperialista y revolucionaria, como parte de un cambio radical y profundo en la sociedad y una ruptura con el capitalismo. Invitamos a todos los jóvenes que desean construir un movimiento socialista, revolucionario e internacionalista contra la brutalidad del sistema capitalista, a sumarse.
Firman:
Le Poing Levé - France
Contracorriente - Estado Español
Faísca Revolucionária - Brasil
Waffen der Kritik - Alemania
Agrupación Juvenil Anticapitalista -México
Vencer - Chile
Juventud del PTS- En Clave Roja - Argentina
Juventud de la OSR - Costa Rica
Combate Rojo, Juventud de la LORCI - Bolivia
Juventud de la LTS - Venezuela
Revolutionäre Internationalistische Organisation (RIO) - Alemania
Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) - Argentina
Movimento Revolucionário de Trabalhadores (MRT) - Brasil
Liga Obrera Revolucionaria (LOR-CI) - Bolivia
Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) - Chile
Organización Socialista Revolucionaria (OSR) - Costa Rica
Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores (CRT) - Estado Español
Left Voice (LV) - Estados Unidos
Révolution Permanente (RP) - Francia
Frazione Internazionalista Rivoluzionaria (FIR) - Italia
Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) - México
Corriente Socialista de las y los Trabajadores (CST) - Perú
Corriente de Trabajadores Socialistas (CTS) - Uruguay
Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) - Venezuela
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