Kanaky, o Nueva Caledonia como la llamaron los franceses, es una colonia de Francia en el Océano Pacífico que vive en estos días un estallido social contra el intento del gobierno de Macron de modificar el censo electoral para favorecer a los descendientes de colonizadores y nuevos colonos que llegan cada año (llamados caldoches) por sobre la población originaria, algo que rechazan los independentistas canacos.
En dos días de protestas, la represión colonial francesa se cobró la vida de tres canacos (al menos uno de ellos asesinado por milicias de caldoches) y dejó cientos de heridos. Este miércoles el gobierno de Macron profundizó el curso represivo y colonial al declarar el Estado de Emergencia, lo que le permite enviar tropas y militarizar el archipielago.
Tras la guerra civil y las revueltas de los años 80 en Kanaky se firmaron una serie de acuerdos internacionales y bilaterales (entre ellos los de Numea, capital de Kanaky) por los cuales logró diversos grados de autonomía, aunque seguía bajo autoridad francesa, y una propuesta de ir hacia un proceso de descolonización. A pesar de estos acuerdos, Francia no está dispuesta a dejar su control sobre el archipielago que tiene una de las reservas de niquel más grandes del mundo, así como una ubicación estratégica en el Pacífico (que se ha vuelto clave en la geopolítica mundial).
Durante los acuerdos de Numea se había estipulado que para poder votar una persona debía haber vivido en Kanaky desde al menos el año 1998 o tener al menos un progenitor canaco. Ahora, Francia ha venido avanzando en una ley para cambiar el censo electoral a su favor, e incorporar a los descendientes de colonos o los colonos que llegan cada año, lo que desembocó en las protestas actuales.
Estado de Emergencia
Después de que Emmanuel Macron convocara un consejo de defensa en la mañana de este miércoles, el Elíseo anunció a primera hora de la tarde la declaración del estado de emergencia en Kanaky. Esta medida excepcional otorga al gobierno y al prefecto amplios poderes, facilitando la prohibición de cualquier reunión o manifestación, así como el uso de arrestos domiciliarios, registros y requisas de personas y bienes.
Se produce después de que el martes por la tarde se impusiera un toque de queda para intentar frenar la movilización de los jóvenes canacos que se han levantado desde hace dos noches. Una movilización violentamente reprimida. Macron envió un comunicado a las fuerzas políticas de la isla, que es ante todo una amenaza: "toda violencia es intolerable y será objeto de una respuesta implacable para garantizar el retorno del orden republicano".
Con este anuncio represivo, el gobierno responde a las demandas de la derecha, la extrema derecha y las fuerzas coloniales en Kanaky, que también exigen una intervención del ejército en la isla. Hasta ahora el Estado francés había enviado a cuerpos de gendarmería para reprimir el levantamiento.
Al mismo tiempo, el primer ministro Gabriel Attal, que intervino a primera hora de la tarde en la Asamblea Nacional, pide la reanudación del "diálogo". Un intento de canalizar las movilizaciones en curso hacia negociaciones socavadas, para terminar buscando la forma de darle legitimidad a los cambios en el censo electoral.
El actual anuncio de Macron recuerda a las revueltas de los años 1980, en cuyo marco se declaró el estado de excepción en 1985 y que desembocaron en la masacre de la cueva de Ouvéa en 1988. La ofensiva recuerda, además, las medidas adoptadas en los últimos años años para reprimir las movilizaciones en Guadalupe y Martinica a finales de 2021.
Como señalan nuestras compañeras y compañeros de Révolution Permanente en Francia "Ante la continua represión de la lucha legítima del pueblo canaco, el movimiento obrero y todas las fuerzas políticas y asociativas que se oponen al colonialismo deben unirse en apoyo a Kanaky. ¡No al estado de emergencia y a la brutal represión en curso, sí a la autodeterminación del pueblo canaco!". | 
