Le gustan el básquet y la rumba. Desde su perfil de TikTok, X e Instagram, crea contenido anticapitalista y socialista. “Estaba harto del mantra de que la juventud se ha vuelto apática o de derecha. La rebeldía viene por izquierda y somos muchos los que estamos hartos de un sistema que no tiene nada que ofrecernos y de los que nos engañaron diciendo que venían a cambiarlo todo, como Podemos, y acabaron salvándole la cara al régimen”.
Desde hace días duerme en la acampada por Palestina instalada en el edificio histórico de la UB, junto a decenas de estudiantes, y considera que “lo que se está despertando a nivel internacional es un grito contra la complicidad de nuestros gobiernos con el genocidio y mucho más. Estamos despertando una generación que decimos no a la destrucción del planeta, las guerras, las crisis… y queremos pelear por otro futuro, un futuro socialista”.
Viene de una familia de tradición militante, en el Prat de Llobregat, una de las localidades obreras del área metropolitana de Barcelona. Es hijo de un trabajador de la antigua fábrica de la Seda y una administrativa. Su abuelo, migrante andaluz y obrero de la SEAT, fue militante de las clandestinas CCOO. “Me trasmitió desde bien pequeño un profundo sentimiento de rebelarse contra la injusticia y el orden de los ricos”.
Estudió en el instituto Salvador Dalí, donde junto a otros jóvenes de este y otros centros de secundaria impulsó la Asamblea de Jóvenes del Prat. Comenzó su activismo en las luchas estudiantiles contra la contrarreforma educativa del ministro del PP, Jose Ignacio Wert. Todavía como estudiante de Bachillerato fue parte de quienes ocuparon los colegios en la víspera del 1 de octubre y defendió las urnas de la represión policial.
Ya desde el instituto tuvo claro que la fuerza de los estudiantes tenía que unirse a la de las y los trabajadores. El apoyo a la huelga de la fábrica Titanlux a comienzos de 2018, en su localidad, fue el detonante para decidirse a militar en política e integrarse a la CRT. Desde entonces, junto a sus compañeros y compañeras de la agrupación juvenil Contracorriente, ha participado en las movilizaciones de apoyo a trabajadoras como las Kellys, las cuidadoras del SAD, las huelgas docentes o los conductores de TMB.
“Encabezar una lista donde el 60% tenemos menos de 27 años creo que encarna en gran medida el paso adelante que tenemos que dar nuestra generación ante la barbarie capitalista. Estar además acompañados por trabajadoras como Vania, de la Kellys, o Molina, exhuelguista de Panrico, Susana Pena, sanitaria, Víctor, docente que es parte de las huelgas que se están desarrollando ahora mismo en Madrid… ejemplifica también cuales son las fuerzas con las que nos proponemos hacerlo”.
En la universidad cursó el grado de Filosofía, Política y Economía. Fue también impulsor y portavoz del referéndum contra la monarquía en la UPF y la UB. Como parte de la generación que entró a la política durante el procés, participó de las protestas en 2019 contra la sentencia. “La llamada generación Urquinaona, salimos a cuestionar tanto la represión del Régimen del 78 como el rol jugado por los partidos procesistas, que después de claudicar se sumaron a restablecer el orden. Quedó clarísimo que la ilusión de la “mano extendida” a estos partidos había sido un error fatal”.
En 2021 estuvo en primera línea de las protestas contra el encarcelamiento de Hásel en Barcelona, siendo una de las voces que salió públicamente a enfrentar las campañas de criminalización de las protestas.
En los últimos años, en especial desde el estallido de la guerra de Ucrania, gran parte de su militancia e intervención política se ha centrado en la denuncia a las tendencias a la guerra, el rearme, el endurecimiento de las políticas migratorias y, en estos días, la lucha contra el genocidio en curso en Gaza.
“Vamos a las europeas con un convencimiento firme de que es hora de tomar partido. Tanto los gobiernos de la derecha como de la centroizquierda, incluyendo el del PSOE-Sumar, comparten una agenda de rearme, blindaje de fronteras y complicidad con Israel, a la vez que vivimos un giro autoritario cada vez más fuerte que prepara el terreno para nuevos ataques a las condiciones de vida de la clase trabajadora y la juventud. Nosotros queremos plantear fuerte una voz que diga que no nos resignamos a este futuro distópico, y que queremos luchar para detenerlo y construir una sociedad donde quienes movemos el mundo todos los días decidamos que se produce, como, para qué… Por eso decimos que la salida a sus crisis solo puede ser anticapitalista y socialista”.
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