Las cifras oficiales de la Comisión Europea y Eurostat haban de más de 20 millones de extranjeros no pertenecientes a la UE que por su condición no podrán participar en estas elecciones al parlamento. Si bien estas cifras no son exactas debido al creciente número de inmigrantes irregulares que cada año intentan superar las fronteras de la Europa fortaleza, se puede hablar sin exagerar de más de un 5% de la población trabajadora que no tiene derecho a voto.
No hace falta profundizar sobre lo vital que es esta población para el funcionamiento de la economía. Basta con remitirnos a las noticias de hace 4 años en pandemia, cuando muchos de estos mantuvieron vivos algunos de los engranajes más escenciales de la economía europea.
Otro apartado también merece explicar el carácter totalmente antidemocrático que tienen las elecciones para con quienes quieren presentarse a ellas. Un ejemplo emblemático es el de Francia donde a las listas se les exigen montos económicos exorbitantes de miles de Euros para poder postularse.
Pero si este sistema nos deja afuera por uno u otro motivo, ¿Cómo hacemos los que no temos derecho a voto para hacer oír nuestra voz y cambiar las cosas? ¿Cómo tumbamos esta Europa fortaleza que expolia nuestros países de origen, militariza sus fronteras, nos precariza y hasta nos amenaza con conducirnos a la catástrofe bélica mundial y ambiental?
Empezamos por lo formal, la herramienta principal con la que supuestamente podemos hacernos oír: El voto al parlamento.
Descartemos primero las opciones de derecha, que en sus programas de lo único que habla es de expulsar, reprimir y precarizar más a les migrantes. Nos quedan luego las alternativas reformistas de los últimos años de la mano de Podemos, SUMAR, etc. Estas son aquellas que decían y repiten que vienen a cambiarlo todo cuando lo único que han hecho en casi una década, ha sido ayudar a profundizar el modelo sobre el que se apoya el capitalismo Europeo. Un modelo que empezó con algunas promesas de cambio para las mayorías y ha terminado en lo que es hoy en día: una mayor militarización de las fronteras, crecimiento de la extrema derecha, aumento de los gastos militares, desmantelamiento de los servicios públicos, profundización de las reformas laborales y leyes mordaza, etc.
Pero les trabajadores migrantes no nos engañamos con facilidad. Sabemos que la salida no está en la cueva de buitres del parlamento europeo. Ese lugar donde los diputados de la burguesía van a calentar asientos y a negociar migajas. Sabemos que no nos van a mantener apaciguades mientras aumenta el expolio imperialista y resuenan los tambores de guerra.
Como la CRT y la red de diarios Izquierda Diario mencionan una y otra vez en sus campañas, la salida no vendrá por arte de magia votando cada 4 años. La salida está en la lucha y organización. En la unión coordinada de trabajadores migrantes y nativos; mujeres y disidencias; estudiantes y precaries.
Es desde esta perspectiva que se presenta la CRT a las elecciones europeas; y no como un partido más que reproduce la mentira de que las cosas se cambian desde adentro.
"La lucha está en las calles y no en los ministerios". Necesitamos construir una fuerza que coordine la lucha y posiciones de las grandes mayorías. Necesitamos una voz que resuene tanto dentro como fuera del parlamento europeo. La candidatura de la CRT debe ser un altavoz tanto para los que pueden como los que no pueden votar.
Estas elecciones, tendiendo derecho a voto o no, lo que debemos hacer es organizarnos. Tenemos que construir una gran campaña, para que se escuche la voz de la clase trabajadora, las migrantes, las mujeres y la juventud. Y, sobre todo, para construir una alternativa política que sean una de las puntas de lanza en la organización de la clase obrera y los sectores oprimidos en el centro del imperialismo europeo. |