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27 de junio de 2024 Twitter Faceboock

Análisis
Bolivia: ¿Intentona golpista, globo de ensayo o autogolpe?
Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LOR-CI)

Foto: Los Tiempos

Luego del fracaso de la intentona golpista de ayer, queda un escenario abierto e inestable. La crisis estatal pega un salto introduciéndose en las Fuerzas Armadas y deslegitimando aún más la degradada democracia boliviana. Las FF.AA. se convierten en un actor político protagónico. Las y los trabajadores y el pueblo deben avanzar en su autoorganización y movilización para enfrentar los brotes golpistas “vengan de donde vengan”.

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El levantamiento militar de este 26 de junio en Bolivia deja en evidencia el grado de incidencia real que ejercen las Fuerzas Armadas en la política nacional. Cerca a las 15:00, una movilización irregular de las FF.AA. bajo la dirección del comandante general Juan José Zúñiga, ingresó con trajes de guerra, fusiles y tanquetas a la Plaza Murillo, en el centro de La Paz donde se encuentra el Palacio con el despacho presidencial.

La Policía Militar ordenó el desalojo del personal de los órganos ejecutivo y legislativo, y con agentes químicos procedió a tomar control de la Plaza. El ex-comandante del ejército anunció la formación de un nuevo gabinete y que se ponga en libertad a todos los ‘presos políticos’ entre los que mencionó a Luis Fernando Camacho Vaca, Jeanine Áñez y los militares procesados por el golpe de Estado del 2019, mientras un tanque pertrechado ingresó al Palacio Quemado.

A horas 17:18, Luis Arce Catacora desde la Casa Grande del Pueblo posesionó un nuevo alto mando militar renovando las jefaturas de las tres fuerzas. El nuevo comandante del ejército, José Wilson Sánchez, instruyó la desmovilización y el repliegue, logrando despejar la Plaza Murillo. La zozobra generalizada en todo el país colapsó las vías de circulación, mercados, gasolineras, cajeros automáticos, ante el temor de desabastecimiento por la intentona golpista.

La crisis se abre a partir de las provocaciones del ahora ex comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, en la entrevista televisiva de “No Mentirás” el 24 de junio en la que expresó un rechazo absoluto a una posible candidatura de Evo Morales para el 2025. Amenazó con hacer uso de todo el poder del “brazo armado de la patria” para “hacer respetar la Constitución Política del Estado” y detener a Evo Morales.

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Hasta hoy con la intentona golpista o supuestamente autogolpista, como algunos analistas enfatizan y que se empieza a instalar como sentido común en las redes sociales, lo cierto es que la política boliviana ha cambiado en un aspecto central en sus formas, y es el hecho de que el papel desplegado por las FF.AA., a las que se sumaron algunas reparticiones policiales, ha consolidado su rol crecientemente protagónico en la política nacional. Se podría sugerir, que su actuación corporativa se expresa por un lado en la exigencia de libertad a los golpistas del 2019, que se encuentran presos, y, por otro lado, en las muestras de resentimiento ante lo que califican como malos tratos hacia su institución. Estos son indicadores de que las FF.AA. tenderán a ubicarse y posicionarse cada vez más como un factor político autónomo, entre las clases, partidos e instituciones en el país inclinando la situación cada vez más a la derecha.

Las fuerzas represivas en Bolivia, al igual que en todo el continente latinoamericano tienen una nefasta historia de sumisión a los intereses imperialistas. La naturaleza del aparato represivo de todo Estado es de clase, es decir en el capitalismo - la defensa de la propiedad privada sobre los medios de producción. La formación militar en América Latina a partir de la Escuela de las Américas perdura hasta la actualidad, mucha de la alta oficialidad ha cursado en las aulas de lo que fue esta escuela de doctrina militar estadounidense.

Las tendencias bonapartistas que fueron cobrando fuerza con Evo Morales, que se apoyaba en una hegemonía decreciente y por lo mismo cada vez más autoritaria, hoy con Arce, sin hegemonía posible, solo quedan las cada vez más fuertes tendencias autoritarias que cobran vida propia.

El peligro que representa el papel de las fuerzas armadas y la policía como actores protagónicos en la política nacional es consecuencia de la impunidad de la gran mayoría de los golpistas después de la transición pactada entre el régimen de facto de Áñez y el gobierno de Luis Arce Catacora. Los empresarios agroindustriales que admitieron abiertamente haber financiado el golpe de Estado del 2019 se reúnen con el gobierno del MAS-IPSP y se benefician con el Pacto de los 10 puntos.

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La política de Evo Morales y de Luis Arce ha conducido a ese empoderamiento del aparato militar, alimentando y robusteciendo las tendencias golpistas que se agitan y están muy presentes en el ejército, donde Zúñiga es apenas la punta del iceberg. La cada vez más fuerte tendencia a la deslegitimidad de las instituciones centrales como es el Órgano Judicial y la Asamblea Legislativa Plurinacional, paralizada hace meses por la acción del gobierno, alientan y fortalecen estas tendencias golpistas y autoritarias.

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La hipótesis del autogolpe ¿Arce y Zúñiga cómplices?

Luego de que Luis Arce, relevara al comandante general del Ejército y lo reemplazara por José Wilson Sánchez, los rumores sobre una supuesta operación impulsada desde el presidente “para recuperar popularidad” como señaló Zúñiga al momento de ser detenido, cobraron fuerza. Zúñiga declaró que las tanquetas y el movimiento de tropas fueron ordenados por el presidente Luis Arce, en un supuesto esfuerzo de recuperar popularidad. Esta hipótesis, ampliamente difundida por sectores del evismo así como por un amplio espectro de la oposición de derecha, hipótesis que no se puede descartar como varias otras en curso, adolece de varios problemas lógicos, como ser el hecho de que luego de concluida la intentona golpista, la situación económica y política se ha deteriorado aún más de lo que ya estaba. Si consideramos la hipótesis de autogolpe, o peor aún, la hipótesis de un “show montado”, habría que explicar cómo el aumento del riesgo país producto de la creciente inestabilidad política e institucional puede contribuir a mejorar los precarios equilibrios macro económicos y revertir la fuerte tendencia a la escasez de dólares, problema central del gobierno de Arce.

Por otro lado, la afirmación de que los hechos sucedidos ayer fueron fundamentalmente un espectáculo circense montado desde el gobierno, es peligrosa para las y los trabajadores y sectores populares ya que lo que busca es evitar la organización y movilización de los sectores populares ante las cada vez más fuertes tendencias golpistas que se incuban en el ejército y en diversas tiendas políticas del oficialismo y de la oposición. La intentona golpista fracasó al no lograr conquistar apoyos desde algún sector social o político, que como señaló el mismo Zúñiga, lo dejaron solo, luego de que las tropas de Viacha y de la Fuerza Aérea Boliviana que debían intervenir apenas iniciado el movimiento, no lo hicieron. Esto da cuenta de las fricciones y diversas fracturas que se encuentran al interior de las fuerzas armadas y no puede conducirnos a subestimar el peligro que significa que las instituciones armadas hayan logrado convertirse en un factor central de la política nacional. En este sentido, el fracaso de la intentona golpista, deja los acontecimientos del día de ayer, como un “globo de ensayo” reaccionario, que las y los trabajadores y el pueblo no deben subestimar.

¿En qué se diferencia el levantamiento militar de 2024 del golpe de Estado de 2019?

El golpe de Estado del 2019 fue producto de una planificación articulada entre fracciones del empresariado nacional, embajadas (participaron de forma directa las de EE.UU., Reino Unido y Brasil), grupos paramilitares, policía boliviana, fuerzas armadas y la iglesia. La base social, fundamentalmente de la clase media urbana, se fue articulando a partir de un cúmulo de conflictos sectoriales algunos legítimos, otros no tanto. Esta base social se robustecía ante cada medida autoritaria y antidemocrática que el gobierno de Evo Morales empezó a desplegar luego de ser aprobada la Constitución. El aspecto más brutal del autoritarismo de Evo Morales y que permitió que la oposición de derecha se hiciera de una bandera democrática fue el desconocimiento del referéndum del 21F del 2016 que rechazaba una nueva candidatura de Morales. El desconocimiento del referéndum se realizó mediante una alevosa sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba un derecho humano a ser reelegido. La fase preparatoria del golpe de Estado de 2019 se enmarca en la estrategia de ‘golpe blando’ que plantea Gene Sharp, pero su ejecución final y posteriores masacres de Sacaba y Senkata consolidaron el golpe con el poderío militar. La denuncia de un ‘fraude electoral’ desde la OEA, como eje articulador de las oposiciones al MAS-IPSP buscó legitimar la ruptura del orden constitucional.

La intentona golpista o levantamiento militar de junio de 2024, en cambio, no goza del respaldo público de ningún sector político - es más, voceros de la ultraderecha como Luis Fernando Camacho Vaca, actualmente preso en Chonchocoro, Jorge ‘Tuto’ Quiroga y Carlos Mesa rechazaron el golpe de Estado y llamaron a la “defensa de la democracia y el estado de derecho”. Evo Morales que alertaba sobre la posibilidad de un autogolpe durante los días previos, finalmente llamó a movilizarse y enfrentar la intentona golpista. Todos los gobiernos de la región, excepto Milei que guardó prudente silencio, rechazaron la intentona golpista. El máximo representante diplomático de la Unión Europea en Bolivia, Borrell Fontelles, condenó “cualquier intento de quebrantar el orden constitucional en Bolivia mientras la embajada estadounidense se limitó a emitir una alerta de seguridad por la gran presencia militar en la Plaza Murillo.

El trasfondo de los precarios equilibrios económicos y las disputas en el MAS

Al igual que los días del golpe de Estado de 2019, los hechos políticos coinciden con saltos en el mercado de valores. Las acciones de TESLA, del magnate Elon Musk alcanzaron su mayor valor de los últimos tres meses en la tarde del 26/06. Asimismo subieron las acciones de la empresa Albemarle, otro actor en el mercado internacional del litio. Los movimientos de empresas de litio en el mercado financiero internacional no son coincidencias fortuitas, se relacionan con los hechos políticos en el país con la mayor reserva de este elemento energético, que ponen a Bolivia en el centro de las disputas geopolíticas regionales. Los recurrentes anuncios por parte del gobierno de importación de diésel desde la Federación Rusa, luego del viaje de Arce a Moscú, ha sido cuestionado por el gobierno norteamericano que ve con preocupación cómo el gobierno boliviano intenta sortear los efectos de la crisis económica internacional recostándose en el embrionario eje ruso-chino-irani Los precarios equilibrios económicos se deterioran de forma creciente ante la importación de combustibles subsidiados que aceleran la necesidad de dólares que hasta el momento el gobierno solo puede cubrir agravando el endeudamiento externo.

Sin embargo, incluso el obtener financiamiento externo se ha convertido en un verdadero desafío para el gobierno de Arce que ha perdido el control de la Asamblea Legislativa Plurinacional como resultado de las cada vez más violentas disputas con Evo Morales. El surgimiento del evismo como una oposición adicional al gobierno, ha tenido como efecto inmediato que el oficialismo quede en minoría en el parlamento frente a las bancadas del evismo, comunidad ciudadana y Creemos que logran obtener más de 2/3 de las cámaras y que pueden de esta manera exigirle diversas pretensiones si busca que los créditos internacionales sean aprobados. Así, las disputas al interior del MAS se trasladan al interior del gobierno y del Estado, acelerando la crisis política y dejando un escenario abierto hacia el futuro.

Enfrentar las tendencias golpistas con la movilización y la autoorganización obrera campesina y popular

Más allá de cómo se interprete los acontecimientos de ayer, si fue una intentona golpista, si fue un intento de autogolpe, o si fue un “espectáculo” montado desde el gobierno, lo cierto es que el hecho determinante es el papel protagónico de las fuerzas armadas y los brotes cada vez más audaces de tendencias golpistas que buscan seducir a franjas de las instituciones militares.

Por ello para nosotrxs ahora la clave está en combatir contra las políticas que desmovilizan, como la hipótesis de show, combatir contra la política de colaboración de clases y de embellecimiento de las FF.AA. y la policía, patrimonio del MAS, y oponer a esto una política de exigencia a las organizaciones sindicales, gremiales, vecinales, movimientos sociales, indígenas y campesinos, al movimiento de mujeres y de las disidencias a impulsar la coordinación y encuentros obreros, campesinos y populares para discutir cómo enfrentar los afanes golpistas que empiezan a brotar por distintas tiendas políticas y ver la forma en que las y los trabajadores irrumpamos en la vida política nacional como acaban de hacer los militares. La urgente necesidad de una organización política independiente, socialista y revolucionaria de las y los trabajadores se convierte en el problema central del país, ya que en la medida que esto no surja, el destino de Bolivia dependerá de gobiernos que se apoyen en las FF.AA. y en potencias extranjeras para el saqueo de los bienes comunes naturales y la explotación de trabajadores, campesinos y pueblo pobre.

Construyamos una salida desde abajo, desde la autoorganización con independencia política de las y los trabajadores y sectores populares del campo y la ciudad. Solo la movilización independiente de nosotrxs mismxs puede frenar al golpismo “venga de donde venga”, abriendo el camino para la contraofensiva obrera, campesina y popular, contraofensiva que nos debe conducir a un gobierno de las y los trabajadores y el pueblo que luche por la construcción del socialismo desde abajo.

 
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