Desde hace unas semanas, "Cuellos Blancos: El caso Vicentín" es un documental que puede verse en distintos cines del país. Investigado, dirigido y guionado por Andrés Cedrón, expone y recopila la magnitud de la estafa que llevó adelante la agroexportadora contra sus trabajadores, productores y el Banco Nación. Además el entramado político, judicial, mediático y de los distintos gobiernos que continúa la impunidad de la empresa y sus directores hasta el día de hoy.
Mientras en los tiempos que corren del gobierno de Milei y la libertad avanza busca mostrar que los empresarios y capitalistas son hábiles emprendedores, gente "de bien" que con mucho esfuerzo y sacrificio se la rebuscó, construyó empresas, dió trabajo y triunfó a base de sus méritos, el documental de Cedron sobre Vicentin es un gran desmitificador de ese discurso para mostrar como uno de los grandes pulpos de la exportación argentina construyó su “imperio” sobre la base de la explotación, la corrupción, la impunidad y a costa del Estado nacional a lo largo de toda su historia.
El documental comienza con un recuento detallado de la crisis financiera de Vicentin, que declaró la quiebra en 2019 y se acogió al concurso preventivo de acreedores en 2020, perdiendo 1380 mil millones de dólares en 6 meses. La investigación retrata cómo este colapso no fue un evento aislado, sino que fue preparado luego de años de manejo fraudulento, evasión fiscal, fuga de divisas amparadas por la justicia y distintos actores del Estado.
A lo largo de la película, se exponen las maniobras fraudulentas de Vicentin, incluyendo la manipulación de precios de transferencia y el uso de empresas fantasmas en países como Paraguay, Uruguay y Panamá, para triangular sus operaciones y también para la fuga de 791 millones de dólares que vaciaron de la empresa,así como operaciones e intercambios de activos de la empresa como con la multinacional Glencore sin cobrar un solo dólar.
Un punto fuerte de la película es el recorrido histórico de cómo la empresa y la familia Vicentin fueron construyendo su poderío. La cesión de tierras del Estado para su complejo oleaginoso, la estatización de la deuda privada de las empresas, entre las que se encontraba Vicentinque hizo Cavallo durante la última dictadura militar y el régimen privatizador de Menem que permitió la la construcción de esos enormes puertos privados como los de la zona de San Lorenzo en la provincia de Santa Fe repartidos en tan solo un puñado de empresas, fueron parte constituyente del pulpo que aglomera cerca de 30 empresas. Pero también toda esa estructura se construyó históricamente sobre la precarización y la explotación de sus trabajadores, incluso con la detención y desaparición durante el golpe de estado de 22 obreros del emporio de granos ubicado en la localidad de Avellaneda en 1975, 14 de los cuales eran delegados. Muchos fueron secuestrados en el propio establecimiento laboral, por organizarse por las deplorables condiciones de trabajo y sueldos de miseria, donde además fueron víctimas de innumerables vejaciones y torturas.
Un punto crucial del documental es la complicidad política de esta gran estafa. Por un lado, como el Macrismo facilitó la estafa de Vicentin al Banco Nación aprobando el 40% de los crédito en el último mes de su gestión y por otro, el intento fallido del gobierno de Alberto Fernández de expropiar Vicentin en el año 2020, que pasó de la intervención a la expropiación, la expropiación al rescate y del rescate a que Vicentin perpetue su impunidad. Algo que como muestra el documental, será parte constitutiva de la postura del gobierno nacional del Frente de Todos frente a los poderosos en el marco de una crisis creciente y aumento de la pobreza de la clase trabajadora y las grandes mayorías.
Uno de los interrogantes que deja abierto el documental es como terminar con este ciclo perpetrado por las clases capitalistas y empresas como Vicentin. Ahí es donde se puede ensayar una respuesta que no aparece en la película pero si es necesaria para pensar un salida de fondo tanto a la crisis de Vicentin, como de la que vive el país: sin expropiar sin pago a empresas que estafan y defraudan a trabajadores, pequeños productores y el Estado como es el caso Vicentin y que pasen a ser gestionadas por sus propios trabajadores que son quienes producen, lleva a un capítulo de impunidad por estafadores y delincuentes de “cuellos blancos” como sucede en Vicentin . Pero también, sin cortar un ciclo del comercio exterior del país manejado por un pequeño puñado de empresas y puertos privados que controlan el 80% de lo que se exporta y organizado en función de sus ganancias, es imposible pensar la accesibilidad de alimentos para amplios sectores de la población a precios accesibles y una economía que sea planificada por y para la clase trabajadora y las grandes mayorías.
Cedrón presenta una investigación muy bien lograda que denuncia contundentemente la estafa de Vicentin y una puesta en escena del ciclo de impunidad que rodea a los grandes capitalistas. incorporando voces como Efrén Venturini, ex trabajador de Vicentín y delegado detenido durante la dictadura, de Daniel Yofra por la Federación Aceitera y de Daniel Succi del Sindicato Aceitero, de periodistas como Alejandro Bercovich y Carlos del Frade, además de fiscales, abogados, interventores, entre otros. Una recomendable opción a la que se puede acceder en el Cine El Cairo en Rosario.
DIRECCIÓN: Andrés Cedrón
GÉNERO: Documental
DURACIÓN: 100’
ORIGEN: Argentina
AÑO: 2024
CALIFICACIÓN: ATP (Apta para Todo Público)