En el capitalismo las condiciones de vida son insuficientes para que todos los sectores que hoy sufren opresión puedan ser libres de ella. La diversidad sexual corre la misma suerte, por eso queremos profundizar las reflexiones que se han abierto sobre las demandas históricas y más urgentes de nuestra comunidad.
Queremos ahondar brevemente en la relación que existen entre el sostenimiento del capitalismo y las relaciones que el estado y la iglesia promueven para sostener su maquinaria, así como también preguntarnos si el acceso a nuestros derechos son una cuestión de clase o no ¿Por qué la Ley Zamudio es insuficiente? ¿Por qué nuestra lucha está ligada a la clase trabajadora?
El capitalismo y sus hipocresías ¿Quién quiere destruir la familia?
El capitalismo, un sistema donde existen explotados y empresarios, donde unos pocos sacan los beneficios de un ritmo de trabajo frenético, el saqueo de las tierras, los ataques como las alzas a la luz. De la mano con el patriarcado, siendo su voz el estado y la iglesia, ha promovido un entramado de relaciones interpersonales, donde las mujeres han sido destinadas a hacerse cargo de las tareas del hogar, preparando así a los hombres para volver a otro día en la fábrica. Esto es el modelo de familia tradicional.
Pero esos días se han acabado, la vida familiar es difícil de cultivar tal cual la conocíamos antes, ya lo decía Kollontai hace más de un siglo, ha sido el capitalismo quien ha hecho trizas la vida familiar, ahora las mujeres son doblemente explotadas, aquellos que viven solos limpian sus casas y los sectores más precarizados trabajan en el área de servicios, sin contrato, siendo niñeras, limpiando casas, fabricas, oficinas. Cabe destacar que esto ni de lejos ha hecho retroceder la opresión, el patriarcado y el capitalismo siguen formando una alianza criminal contra las mujeres.
En el antiguo modelo de familia, totalmente heteronormada, la diversidad sexual quedaba totalmente fuera de estas relaciones sociales, perseguida por la iglesia, castigada, patologizada, quedando relegada a esconderse o ser una paria de la sociedad, acusada desde siempre, entre otras cosas de romper los modelos familiares.
Hoy, ante cualquier tipo de avance de los derechos de la comunidad LGTBIQ++ o de los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, la derecha y los sectores conservadores gritan: ¡No se metan con nuestros hijos! ¡Vienen a destruir la familia!
Esta explicación bastante escueta asoma una de las razones por las que la derecha y los sectores más conservadores se esfuerzan en negarnos y arrebatar cada derecho, primero por una división sexual del trabajo, servil a sus intereses económicos, que se afirma con la doctrina de la Iglesia, quien desde sus primeros días ha considerado a las mujeres como sirvientas y a la diversidad sexual una abominación
Pero es una hipocresía, porque ellos han destruido antes que nadie su modelo familiar con este ritmo frenético de vida y con las mil formas de acorralar a las familias trabajadoras junto a los sectores oprimidos contra la precariedad, y eso nos incluye a nosotres.
Que pasa en Chile
En chile, la derecha, la iglesia y el estado continúan protegiendo férreamente los valores conservadores, con un Boric que se arrodilla ante ellos y que en sus leyes en contra de la discriminación como la ley Zamudio, no habla del cupo laboral trans, de educación no sexista, mientras la comunidad LGTBIQ++ vive los crimines de odio, la precarización laboral, un deterioro exponencial de su salud mental y varias problemáticas más.
No se habla de inclusión laboral, educación sexual en los colegios, la derogación del artículo 373 que penaliza a quien no siga las buenas costumbres, aún prohíbe la adopción para los matrimonios del mismo sexo y la transición no es atendida de manera integral. Si todos estos temas siguen sin solución, si aún vivimos con patronales que nos dicen que agradezcamos que se nos reconozca nuestra identidad de género, como le dijo Sacyr a Mia Valdivia, dirigenta del sindicato de Siglo XXI, las agresiones, los suicidios, serán solo un síntoma que será resultado de no tener igualdad ante las leyes, claramente menos ante la vida.
Como explicaba en el párrafo anterior, la Ley Zamudio, es solo una ley general, su fin es la denuncia, no parar la agresión, tiene también objeciones como; “referidos al respeto y protección de la vida privada y la honra de la persona y su familia; la libertad de conciencia y de culto; la libertad de enseñanza; la libertad de informar y emitir opinión; el derecho de asociación; la libertad de trabajo, y el derecho a ejercer actividades económicas lícitas” (BCN)”.
Por otro lado, la Ley de Cupo Laboral Trans solo les exige a las empresas incluir un porcentaje de un 1% de la comunidad LGTBIQ++ ¿Qué es lo que querríamos realmente con esto?
Aplicar el cupo laboral trans tiene varios desafíos, dejando de lado los prejuicios conservadores, partimos de una población totalmente excluida, que el estado y el gobierno no quiere ver. El censo de este año dejo fuera de las preguntas específicas a gays, lesbianas, bisexuales y trans, lo que hace bastante difícil poder saber cuál es el real estado de la población, en cuanto a salud mental, trabajo, desempleo, problemas habitacionales, educación, etc. Para poder aplicar el cupo laboral trans, no se trata solamente de abrir una vacante, en un sector que para el 2023 alcanzo un 70% de inestabilidad laboral, es necesario impulsar un plan de inserción laboral, que implique acabar con las empresas contratistas tercerizadas, porque de otro modo significara perpetuar la precarización, es sabido ya que los trabajadorxs tercerizados tenemos menos derechos que los trabadores de planta, sobre todo en el sector del retail, servicios y aseo.
Hablar de transicionar es hablar de salud
La Ley de Identidad de Género permite el cambio de sexo en la partida de nacimiento y carnet, desde los 14 años en adelante, estos últimos bajo la tutela del tribunal de familia, pero esta ley que ha sido un gran paso para muchos, para otros es un paso que viene con bastantes miedos. Por un lado, la ley establece la libertad de desarrollo de la persona según y en relación con su nueva identidad de género, su derecho a la transición, sin embargo, no la garantiza, además para otres, como les no binaries quienes pasamos totalmente desapersivides ante el estado no tenemos ningún tipo de derecho al no reconocernos como hombres o mujeres.
Asumir el nombre y no cambiar
En el país existen los Politrans, unidades del servicio de salud público destinadas a guiar la transición, ahí encontraras psicólogos, ginecólogos, endocrinólogos, fonoaudiólogo y equipo quirúrgico, e te entregaran las hormonas y se prepara la operación de cambio de género si esa es tu decisión. Eso sí, después de una larga lista de espera.
Los politrans a lo largo de chile son un aporte necesario para nuestra comunidad, como lo son todas las unidades de salud, por lo mismo están colapsadas y se agrietan al ritmo exacto de los CESFAM, hospitales regionales, COSAM y otras instituciones. Un ejemplo de esto es el politrans de Antofagasta, ubicado en el Hospital Regional, estructura construida por Sacyr, el cual ha sido objeto de denuncias y movilizaciones por parte de las trabajadoras del aseo.
Otro punto es que la infinidad de desafíos que implica transicionar, en medio de la discriminación y la precarización necesita soluciones constantes e integrales. Tratar con problemas como la disforia de género, la dismorfia corporal, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), convivir con la presión por encajar en un estereotipo de hombre o mujer, que no nos acomoda, necesita más del sistema de salud tal cual como esta, ajustado a las necesidades de los usuarios y sus trabajadores, con los recursos enteramente a nuestra disposición, por esto el sistema de salud debería ser uno solo, sin ningún tipo de lucro, bajo control de les trabajadores de la salud y de les usaries.
La discriminación de la comunidad LGTBIQ++ es un síntoma de la precariedad y no podemos aliarnos con quienes la perpetúan
A varios días del pride, es necesario que sigamos reflexionando. No podemos confiar en un gobierno que para dejar contento a la derecha perpetúa la precarización y le hace la cama a los discursos de odio contra nosotres. Cada expectativa sobre el cumplimiento de nuestras demandas ha sido para mantenernos desorganizades y fuera de las calles, por eso es necesario que para conquistar nuestros derechos nos unamos con otros sectores, como al sector de la salud y las trabajadoras del aseo en Antofagasta, la lucha de la diversidad sexual es una con lucha de la clase trabajadora, somos parte de ella, somos sus hijes, sus hermanes, o trabajamos en los hospitales, en los supermercados, en Starbucks, en McDonald y tenemos que esforzarnos por cada paso que damos, y a los capitalistas debemos arrebatarles nuestros derechos. |