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La Izquierda Diario
1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Vox rompe los gobiernos autonómicos con el PP y desata su discurso racista para no perder el espacio de la extrema derecha
Roberto Bordón | @RobertoBordon13

Vox abandona los gobiernos autonómicos en coalición con el Partido Popular y acusa al partido de Feijoo de colaborar con las políticas del PSOE. El motivo de la ruptura sería que el PP ha aceptado acoger un cupo de migrantes menores no acompañados en las regiones que gobierna. Desata su discurso racista para no perder su espacio electoral y tratar de cosechar los resultados de la extrema derecha europea

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Vox rompe los gobiernos autonómicos en coalición con el PP debido a la decisión de los de Feijoo de aceptar un cupo de migrantes menores no acompañados siguiendo lo acordado en la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia entre PP y PSOE. En un comunicado el partido de ultraderecha achaca a esta decisión el motivo de la ruptura debido a que los de Abascal se encuentran en contra de la actual Ley de Extranjería y a la posible reforma que discuten PP y PSOE abogando por posturas más xenófobas y reaccionarias respecto de la inmigración.

Vox también enumera en su comunicado otra serie de pactos entre PP y PSOE que vendrían a reforzar los motivos de la ruptura como el pacto para la renovación del Consejo de Poder Judicial, el consejo de RTVE, la Junta lectoral o los acuerdos que hayan podido lograr en el Parlamento Europeo. De esta forma, Abascal busca colocar al PP como un aliado fiable, aunque no explícito del PSOE de Sánchez señalando que no sería la ultraderecha quien ha fallado a su palabra.

¿Inestabilidad en los gobiernos autonómicos?

De manera inmediata, los diferentes gobiernos autonómicos han iniciado el proceso de ruptura ya fuese por la dimisión de los consejeros de Vox o en el caso valenciano porque el propio PP ha cesado a los altos cargos de Vox del gobierno autonómico. Un movimiento que dibuja un mapa de relativa inestabilidad para la gobernabilidad de algunos territorios que podrían verse abocados a nuevas elecciones.

Sería el caso, por ejemplo, de Castilla y León donde el PP quedaría en minoría parlamentaria y estaría forzado a pactar con Vox o con el PSOE que lleva un tiempo ofreciendo al PP de Mañueco la posibilidad de pactar políticas conjuntas. Aunque en esta región el PP podría prorrogar los Presupuestos de 2024 que ya están aprobados, para cualquier otra cuestión la situación puede acabar en unas nuevas elecciones. Como dato curioso, el consejero de Cultura por Vox Gonzalo Santonja se ha negado a la dimisión y se mantendría en el cargo.

Algo similar a esto último ha ocurrido en Extremadura donde Ignacio Higuero se ha negado a dimitir del gobierno y en su lugar ha abandonado Vox para mantenerse afín al PP. En el caso extremeño, el PP con 28 escaños empatado con el PSOE depende totalmente de los 5 escaños de Vox para poder gobernar. Aunque una vez más, los Presupuestos de 2024 están aprobados, toda una serie de políticas pactadas con la ultraderecha como la derogación de la ley de Memoria Histórica o el veto parental en los centros educativos quedan en el aire.

En Baleares el PP que gobierna en solitario también depende de los escaños de Vox para aprobar leyes ya que solo tiene 25 de los 30 escaños necesarios para la mayoría absoluta. La ruptura del pacto entre ambas fuerzas sacude a una ultraderecha que ya había vivido conflictos internos y hace que pierdan su posición de presidencia del Parlament.

En Murcia, donde Vox escenificó en primer lugar su ruptura con el PP se encontraría en un escenario similar al de Castilla y León o el de Extremadura. En el que, si bien ya están aprobados los Presupuestos de 2024 y estos pueden ser prorrogados, el PP quedaría sin apoyos a priori para sacar nuevas leyes.

En Valencia, ha sido el propio Carlos Mazón, presidente del PP, quien ha cesado a los consejeros de Vox tomando la iniciativa. Al igual que en otros lugares con los Presupuestos ya aprobados y con varios acuerdos cumplidos con la ultraderecha como la derogación de la ley de memoria histórica y la aprobación de una ley de “concordia” que equipara el franquismo con la democracia. No obstante, nuevas leyes volverán a depender de que Mazón recupere el favor de Vox o de que logre acuerdos con el PSOE ya que necesita 10 escaños para aprobar cualquier ley.

Por último, el gobierno de Azcón en Aragón quedaría en minoría dependiendo de convencer a la Chunta, al PSOE o de recuperar el favor de Vox para compensar la perdida de siete escaños con los que ahora mismo no contaría. Desde el PP aragonés han querido quitar hierro al asunto afirmando que se trata de una ruptura en el Ejecutivo que no tiene porqué repercutir en las relaciones parlamentarias entre ambas fuerzas políticas.

Por tanto, observamos un mapa autonómico de inestabilidad gubernamental que puede desembocar en varias posibilidades. La más sencilla sería que el PP recupere el apoyo de Vox tras una serie de negociaciones, lo que no sería tan difícil viendo que la propia decisión de Abascal ha generado una pequeña crisis interna en su partido con cargos negándose a la dimisión y pasándose al PP. Por otro lado, estaría la convocatoria de elecciones en aquellos lugares donde se bloquee la gobernabilidad lo que podría permitir al PP recuperar terreno frente a un Vox con menos fuerza, aunque quizás el fenómeno Alvise ponga un freno a dicha ambición. Por último, aunque de forma menos probable, el PP podría simplemente pactar, como ya han demostrado que pueden hacer, con el PSOE determinadas políticas que consideren clave y mantener por lo demás un discurso de enfrentamiento.

Vox maniobra para mantener su espacio electoral

La decisión de Vox de romper con el PP debe enmarcarse, más allá del hecho puntual, en un escenario de reconfiguración política.

Por un lado, a nivel europeo su abandono de ECR de Meloni en el Parlamento Europeo para unirse al grupo Patriotas por Europa comandado por Marine Le Pen y Viktor Orbán. Una decisión que va en la línea de cómo se resolvió la crisis interna de Vox hace un año en la cual el sector más “liberal” de Espinosa de los Monteros perdió ante el neofalangismo de Jorge Buxade más alineado con las tesis antiglobalistas que ha defendido a nivel europeo Orbán. Desde la victoria interna de Buxade , Vox inició un giro, algo confirmado por los críticos purgados del partido, más en la línea de la derecha radical europea con posiciones más ambiguas en el conflicto entre la OTAN y Rusia y con una línea más duramente ultracatólica, así como euroescéptica. Aunque formalmente, Abascal ha salido en público a reafirmar su amistad con Meloni y los grupos de ECR, las tesis de la ultraderecha española parecen virar hacia las de la derecha antiglobalista. Una línea que les hace incidir en la necesidad de desmarcarse de las derechas tradicionales de sus respectivos países para avalar sus políticas euroescépticas y de marcado carácter más xenófobo aún.

Por otro lado, el resultado de las últimas elecciones europeas con la irrupción del fenómeno Alvise Vox tiene ahora un competidor directo dentro de la ultraderecha a nivel electoral. Si bien, Alvise ya se encuentra bajo fuego amigo por parte de periodistas de ultraderecha que buscan cubrir el flanco derecho de Vox, la realidad es que su discurso visceralmente más racista que el de Vox les genera un problema. No tanto porque el espacio electoral se pueda ver reducido sino porque su posible ampliación no repercuta necesariamente en un mejor resultado para Vox. Frente al discurso populista de Alvise, que critica a una casta de políticos profesionales que vendrían a beneficiarse de la “inmigración ilegal” la decisión de Vox de romper con el PP les permite no verse manchados por la acusación de pertenecer a dicha casta.

Por tanto, la maniobra de Vox debe entenderse como un movimiento a largo plazo que busca protegerse frente a nuevos rivales que le lleven a ser Ciudadanos 2.0. Un escenario difícil de contemplar actualmente pero que no es descartable ya que las distintas crisis internas que ha sufrido y que vuelven abrirse con la decisión de Abascal van provocando escisiones y absorción de cargos por parte del PP. Frente a esta posibilidad, Abascal juega la carta de igualar PSOE y PP como lo mismo para poder colocarse como únicos defensores del “pueblo español” o más bien, como los mejores defensores de la burguesía española.

 
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