Este martes por la mañana finalmente el Gobierno oficializó lo que anunció por redes sociales la noche anterior: la eliminación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la vuelta de la Secretaría de Inteligencia Del Estado (SIDE). Básicamente un cambio de nombre y de la estructura organizacional. Vuelve a ser una secretaría del Gobierno, estará conformada por cuatro organismos y dirigida por Sergio Neiffert, un publicista puesto como interventor de la ahora ex AFI tras la eyección de Silvestre Sívori (en concordancia con la ida del exjefe de gabinete Nicolás Posse, quien renunció en medio de rumores de espionaje al interior del Gobierno).
A través de los Decretos de Necedidad y Urgencia (DNU) 614 y 615 del 2024 (con la firma de Milei y todo su Gabinete), el Gobierno disuelve la AFI y recusita la SIDE. A su vez crea bajo su órbita cuatro "organismos desconcentrados" que "desarrollarán sus tareas específicas con autonomía técnica-funcional". Las autoridades de esos nuevos organismos tendrán una duración de cinco años en sus cargos con posibilidad de otros cinco años de prórroga.
Los cuerpos en los que se reorganizará la "nueva" SIDE son el Servicio de Inteligencia Argentino (SIA, casi un homenaje a la agencia yanqui). Vinculado a la Defensa, ése cuerpo estará a cargo de Alejandro Walter Colombo. Otro organismo será la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), con eje en Seguridad Interior, que estará dirigido por el comisario general retirado Alejandro Pablo Cecati. Y la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC), bajo el mando de Ariel Waissbein. Estos organismos estarían monitoreadas por un cuarto cuerpo, denominado División de Asuntos Internos (DAI).
Vale mencionar que Colombo, quien inaugura la SIA, tuvo su paso por la vieja SIDE durante el menemismo y luego trabajó para Mauricio Macri en el área de Relaciones Internacionales del Gobierno de la Ciudad, cuando éste era jefe de Gobierno.
A la nueva estructura de los espías se sumaría el regreso al organismo de Juan Bautista “Tata” Yofre, quien fuera titular de la SIDE en tiempos menemistas. Estaría al frente de la Escuela de Inteligencia. Yofre, además de ser el jefe de esa institución fuertemente cuestionada y sospechada, es un "periodista" conocido por defender a la dictadura y que durante el último aniversario del golpe cívico-militar-eclesiástico de 1976 fue elegido para ser el protagonista de un video negacionista del genocidio argentino y el terrorismo de Estado que lo perpetró.
Todos los organismos que compondrán la "nueva" SIDE estarán bajo control de Neiffert, puesto como interventor por el asesor presidencial Santiago Caputo y con buena llegada a Karina Milei. Es decir, alguien que responde directamente al círculo íntimo del Presidente. En su currículum no hay nada relacionado al puesto en el organismo de inteligencia, sino tan solo experiencia en producción mediática y publicismo. Fue secretario de y trabajó con Jesús Cariglino, turbio intendente de Malvinas Argentinas entre 1995 y 2015. Su último cargo en la esfera pública fue en la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) con la llegada de La Libertad Avanza al Gobierno.
Un dato no menor es que estos cambios se ralizan por fuera de todo debate parlamentario. De hecho se cambia el artículo 15 de la Ley de Inteligencia que exigía que toda designación del Poder Ejecutivo en el área debía tener acuerdo del Congreso. Ahora el Gobierno sólo estará obligado a "comunicar" al Parlamento sus decisiones unilaterales. Según el artículo 20 del DNU decreto"Las designaciones del Secretario de Inteligencia, así como las de los titulares de los mencionados órganos desconcentrados serán debidamente comunicadas a la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Honorable Congreso de la Nación”.
Los cambios en esa área del Estado parecen apuntar directamente a concentrar más poder en pocas manos, de los funcionarios más cercanos al Presidente y, en particular, de Caputo, quien figura formalmente como asesor dependiente de la Secretaría de Estado a cargo de Karina Milei, pero que es una pieza clave en la estrategia política del Gobierno.
Lejos del discurso de "transparencia" y "anticasta" de LLA, la administración libertaria busca con estos cambios tener bajo su directo control el accionar de los espías especializados que forma y formará el organismo.
Más allá del gobierno de turno, la ahora SIDE se trata de un organismo creado para espiar ilegalmente, armar causas y perseguir política y judicialmente, tanto a opositores políticos como a organizaciones sociales, sindicales, políticas, estudiantiles, ambientalistas, originarias, culturales y a la izquierda. Su historia la muestra vinculada a hechos de gran magnitud, como el atentado a la AMIA (próximo a cumplir treinta años), en el que se comprobó que desde sus filas se sobornó para desviar la causa. A la vez, el gran delito organizado que cuenta con complicidad y participación de las fuerzas policiales, no podría llevarse adelante sin el visto de los espías estatales.
Como ya se escribió en este sitio, para los partidos y políticos tradicionales (patronales) los “servicios” son necesarios para la “seguridad” del país. Pero la propia historia de esas cloacas del Estado demuestra que nunca se apartaron de su real misión: acumular información de la sociedad para utilizarla en beneficio de las clases dominantes y de los gobiernos de turno.
Desde organizaciones de derechos humanos, la izquierda, sobrevivientes de la dictadura y familiares de víctimas de la represión en “democracia” siempre se exigió que se abran los archivos del espionaje, donde están las explicaciones a muchos de los más atroces crímenes cometidos desde el propio Estado o con su complicidad. Ningún gobierno, sea de derecha o “progre”, ordenó poner en conocimiento de la población esa información secreta que sigue en manos la SIDE, de las fuerzas federales, policías provinciales, Fuerzas Armadas y servicios penitenciarios.
Los multimillonarios presupuestos destinados a sostener esos “servicios” nunca son cuestionados y siempre hay una nueva “necesidad” (excusa) para agrandarlos. Así, cada nuevo inquilino de la Casa Rosada los usa para controlar, perseguir y reprimir a gusto. No hay interés nacional ni popular que justificar la existencia de esas cloacas del espionaje estatal. La cuestión de fondo pasa por disolver todo aparato de inteligencia montado para perseguir al pueblo trabajador y a los que luchan.
|