Los duros términos que utiliza podrían ser calificados de blasfemia por algún sacerdote circunspecto, pero el tono subido no puede ocultar lo esencial que ya hemos señalado aquí: además de la justa condena al agresor de Fabiola Yáñez, reivindica haberle dado apoyo político en la elección presidencial de 2019, así como a Scioli en 2015 y a Massa en 2023. “Lo volvería a hacer”. “Porque en los tres casos sabía que estaba apoyando a un indigno, pero que atrás de ese indigno estaba el movimiento nacional y que enfrente estaba la oligarquía hambreadora”. Se siente recién en la tercera estación de un vía crucis de “unidad contra la derecha” y fidelidad al peronismo, seguro de que le espera la redención por persistir en esa búsqueda.
No se trata de una creencia religiosa, sino de una política que le propone a las organizaciones sociales (UTEP), políticas (Patria Grande) y juveniles que apoyan su “liderazgo”, junto a Ofelia Fernández, Itai Hagman y compañía. Hay un debate muy importante sobre la lucha feminista, palabra que en el texto de Grabois ni figura, que se puede leer acá. En esta nota queremos profundizar sobre las estrategias en juego.
Estrategia fracasada que fortalece a la derecha o verdadera unidad para enfrentarla
Grabois reduce su responsabilidad respecto a Alberto/Scioli/Massa sólo al voto, lo cual es un recorte de la realidad. Porque Alberto ganó y gobernó durante 4 penosos años, y la UTEP, PG y los centros de estudiantes que presidieron estuvieron sometidos a la disciplina de las organizaciones sindicales y sociales dirigidas por el peronismo que lo ayudaron a aplicar el ajuste que ordenaba el FMI y la “oligarquía hambreadora”. Peor aún, el partido que preside Grabois fue parte del gobierno de Alberto Fernández con funcionarios en varias carteras y miembros del entonces bloque oficialista en Diputados que cumplieron roles importantes al servicio de la política de Fernández y Massa.
¿Qué hicieron estas organizaciones para separarse de la traidora burocracia sindical de la CGT que no hizo ni un paro en los años donde creció la pobreza y cayeron los salarios y jubilaciones? Nada. Y siguen sometidas ahora bajo Milei, incluso dándole cobertura material y espiritual (San Cayetano) para el colaboracionismo con el gobierno de ultraderecha. Por eso fueron parte la “no movilización” cuando se trató la Ley Bases en la Cámara de Diputados y de la “movilización a desgano” (sin paro nacional) cuando se trató en el Senado. Fueron así cómplices del principal triunfo del gobierno de Milei. ¿Alguien se enteró de alguna “disidencia” (aunque sea con un 1% de la indignación que muestra Grabois hoy) con los jerarcas de la CGT? Sólo se conoció una colecta solidaria para los comedores populares, separada de la más mínima pelea en las calles por los fondos y la comida que se guarda Petovello. Dejan al pueblo trabajador que tiene cada vez más bronca a este gobierno y que es parte del 44% de la población que votó por “Sergio”, que es parte del supuesto “movimiento nacional”, sin ningún plan de lucha. ¿Asambleas en los lugares de trabajo, de estudio, en los barrios, para que puedan decidir las y los que pagan el ajuste día a día? Vade retro Satanas (Apártate, Satanás). Sólo le proponen esperar al 2025 para porotear diputados y senadores y al 2027 para volver a buscar la “unidad contra la oligarquía hambreadora” apoyando al candidato que ordene… Cristina.
La amistad de Juan Grabois con el papa Francisco no es gratuita: así como nada cambió en Roma y la Iglesia Católica sigue siendo la institución retrógrada por excelencia que considera, por ejemplo, la homosexualidad como “pecado” o defiende la conciliación con los explotadores en todos los países, nada va a cambiar en Argentina mientras la clase trabajadora siga aliada a políticos que buscan esa “comunión” con los empresarios que son parte de la “oligarquía hambreadora”.
Unidad sin sectarismos para luchar, organización política independiente para vencer
La historia de lucha de la clase trabajadora es al revés: la unidad efectiva se conquista en la calles y en los lugares de trabajo y estudio, peleando por demandas concretas del pueblo trabajador, sin sectarismo, a la vez que las corrientes o partidos políticos organizan sus fuerzas en función del programa que ofrecen a la sociedad (y las elecciones son una parte de esta actividad política). “Golpear juntos, marchar separados”, como sostuvo la más fuerte organización internacional de trabajadores, la Tercera Internacional, antes de la degeneración impuesta por la burocracia al mando de Stalin.
La degradación internacional del capitalismo, con una desigualdad creciente entre los ultra ricos y la enorme mayoría de la humanidad que vive de su trabajo cada vez más precarizado, con crisis políticas recurrentes en los más diversos países, con guerras en el corazón de Europa (Ucrania), con el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado Sionista de Israel apoyado por las principales potencias, con la crisis climática que no se detiene por más conferencias que hagan porque seguirá gobernando la sed de ganancias capitalista, plantean la urgencia de un programa de superación socialista, de revolución. Por supuesto que es difícil, pero es la única perspectiva realista. Juan Grabois, en cambio, reivindica como “país modelo” a Noruega. Ni debe saber que es un país imperialista, que es potencia petrolera y miembro de la guerrerista OTAN. “Argentina humana” te la debo.
Las grandes mayorías siguen teniendo ilusiones en reformar al capitalismo. Nosotros confiamos en que la experiencia común demostrará que todos los intentos de hacerlo continuarán fracasando. Por eso nuestro programa no nos impide luchar en común. Por el contrario, partimos de esa necesidad.
Las burocracias actúan en sentido inverso: dividen las luchas, o mejor dicho los reclamos (porque la mayoría de las veces ni luchan), mientras en política se subordinan a las fuerzas comandadas siempre por algún “político” que defiende la gestión capitalista del estado hacia derecha cuando sobreviene la crisis (así fue con Menem y hubiera sido con Massa) o hacia centroizquierda cuando el ciclo económico permite algunas concesiones (el primer peronismo, luego Néstor y Cristina).
Nos proponemos organizar una fuerza política para cortar ese círculo perverso. El PTS pelea en los sindicatos, en las universidades y colegios, en las asambleas barriales, en agrupamientos como la Posta de Salud, en el movimiento de mujeres y de la diversidad sexual, con la juventud precarizada y sus movimientos culturales, por unir y coordinar los sectores combativos para apoyar cada lucha y generar fuerzas que hagan más potente la pelea por la unidad en la lucha de las organizaciones de masas (sindicatos, centros de estudiantes, movimientos sociales). Así estamos en cada conflicto, por pequeño que sea. En FATE y Bridgestone del neumático, en el Hospital Posadas, con los aeronáuticos de GPS/Aerolíneas, ahora con los aceiteros en huelga paralizando la exportación de aceites, en los paros y movilizaciones de la docencia de Neuquén y otras provincias. Ahí tenemos el objetivo de ganar cada conflicto y, donde no de la relación de fuerzas, agrupar a los activistas y sectores solidarios para evitar la desmoralización y preparar nuevas batallas. En las luchas más generalizadas, la unidad que proponemos sacudirá a los sectores populares que aún confían en el gobierno. Y los síntomas de debilitamiento del apoyo que hoy se perciben, se transformarán en crisis. Lo peor pasará si se impone la complicidad y la pasividad que está practicando el peronismo en todas sus alas.
A su vez, debatimos con miles y miles de compañeras y compañeros que ya son parte de las distintas experiencias de lucha, para asumir la defensa de un programa para que la crisis la paguen los grandes empresarios y el objetivo de construir una sociedad socialista, comunista, que supere las miserias del capitalismo. Para esto nos proponemos multiplicar la influencia política y la fuerza militante del PTS. A esto dedicamos una Conferencia Nacional y hemos publicado documentos y múltiples opiniones. Frente a la extrema derecha que no logra imponer un gobierno estable y frente a la crisis del peronismo y sus satélites, estamos frente a una oportunidad política para apostar a que emerja una organización que les de pelea en todos los terrenos. |