Este lunes, el jefe de la Unión Industrial Daniel Funes de Rioja dijo una media verdad: "Tocamos fondo, pero no va a haber una recuperación rápida". Lo de “tocamos fondo” es polémico. Los datos marcan que a los dueños de la Argentina que él representa les fue bastante bien. Tuvieron ganancias extraordinarias como contamos en esta nota. Si es por la economía, es un poco optimista decir que no se puede caer más abajo. El consumo no para de caer y la gestión Caputo camina en una cuerda floja. Lo más coherente es el reconocimiento de que no habrá ninguna “recuperación rápida”.
O sea, digamos, estamos mal. Sobre todo quienes hacen funcionar la economía.
Así lo confirma un estudio del CEPA (Centro de Estudios Para la Argentina), llamado “Análisis de la dinámica laboral y empresarial: evolución de los principales indicadores durante los primeros meses de gestión de Javier Milei - Agosto 2024”.
Primero echa por tierra el verso de Milei sobre la marcha de la economía. Con datos de la SRT (Superintendencia de Riesgos de Trabajo) asegura que cerraron 9.972 empresas desde que LLA ganó el ballotage hasta mayo de 2024. El 99,5% se trata de empresas de menos de 500 empleados. En general PyME’s.
Hay otro dato más duro: en el mismo período se perdieron 265 mil puestos de trabajo registrados, también en base a los datos de la SRT. En realidad si sumamos otras formas de contratación, informalidad o empleo público son muchos más.
Pero hay un número más en el que nos queremos detener: “Cuando se analiza la caída del empleo registrado por tamaño de empresa se observa que durante los primeros meses de la gestión de Milei la expulsión de trabajadores se concentró en las empresas de mayor porte: 70% de la pérdida de empleo (-186.357 trabajadores registrados) se focalizó en empresas de más de 500 trabajadores”.
¿Ejemplos? Bridgestone quiere despedir 400 trabajadores, FATE ya despidió 97 y quiere despedir 280 más, Volkswagen lanzó despidos y “retiros (in) voluntarios” masivos, las empresas metalúrgicas de línea blanca o electrónicas están despidiendo masivamente (Whirlpool, Briket, Mirgor, BGH), también los pulpos siderúrgicos como Techint y Acindar, lo mismo que importantes contratistas de la construcción.
O sea, digamos, las empresas que vienen ganando millones, como mostraron los obreros del Neumático y el SUTNA, ante una caída en el consumo aprovechan para dejar miles de familias en la calle pero además precarizar. El ejemplo del neumático es claro: el despido va acompañado de un intento de imponer sistemas de trabajo (“6x1”) que le roban a los trabajadores 21 días por año. Y además, con menos plantel, están obligados a trabajar más.
Este ataque “en el terreno” va acompañado de sucesivos golpes que intenta dar el gobierno con sus aliados parlamentarios. Por ejemplo, los intentos de flexibilizar la jornada laboral o extenderla, como propone el DNU y buscan desde la Comisión de Trabajo del Congreso.
Más desocupados por un lado, más cantidad de trabajo (mal pago) por otro. Es un intento de aumentar la explotación obrera, para que deje sus días, sus músculos y su salud mental en el altar del capitalismo neoliberal. ¿No sería lo lógico que los pulpos del neumático en vez de despedir reduzcan la semana laboral, que hoy es de 56 horas con los fines de semana incluidos, como han reclamado sus trabajadores? Pero la lógica capitalista, esa que defiende a ultranza Milei y para el peronismo solo hay que regularla un poco, se basa en el robo del trabajo social.
Insistimos: las que más atacan son las que, según sus propios balances, aumentaron la rentabilidad a niveles históricos y aumentaron su participación en el reparto de la riqueza nacional.
No lo podemos permitir. Los datos muestran que lo único coherente es prohibir los despidos y reducir la jornada laboral a 6 horas y 5 días semanales, para repartir esas horas disponibles. Así lo plantea el PTS en el Frente de Izquierda, con proyectos en el Congreso pero también como una campaña permanente. Si se hiciera en las principales 12 mil grandes empresas se podrían generar 1,2 millones de puestos nuevos, con un salario que cubra la canasta familiar.
¿Cómo pelear por esa salida? Primero: apoyando cada una de las luchas contra los despidos. Segundo: impulsando la coordinación de los sectores combativos para tener más fuerzas para esos conflictos y para imponerle un plan de lucha a los sindicatos. Tercero: para avanzar en ese camino, hay que fortalecer una izquierda socialista y de los trabajadores, que organice a todos y todas las que quieren que la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador. |