· Naturalizamos vivir con ruido pero la contaminación auditiva fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud como causa de trastornos del sueño, alteraciones en los sistemas cardiovascular, nervioso y metabólico. Diferentes organizaciones llaman al ruido en las ciudades “asesino escandaloso”.
· Es uno de los principales problemas ambientales en las grandes ciudades y países industrializados, además de gases y sustancias nocivas.
· El movimiento urbano es gran parte del problema pero además, los lugares sin ruidos son depredados por la mercantilización. En muchas ciudades, como Buenos Aires, los gobiernos locales facilitan la conversión de espacios públicos para que generen algún tipo de ganancia.
· Se destruyen plazas y espacios públicos (cuya finalidad es estar) para construir torres de departamentos, bares o centros comerciales. Es decir, lugares que se pueden vender o que hay que pagar para estar.
¿La culpa es del capitalismo?
· ¿Estoy culpando al capitalismo? Sí, es bastante así. Las ciudades siempre fueron ruidosas, especialmente desde la Revolución Industrial, que agudizó problemas como el hacinamiento o la contaminación. Esto no significa “volvamos al feudalismo y la aldea” pero la vida en las ciudades capitalistas está lejos de ser perfecta, sobre todo para la mayoría de la población.
· Cuando hablé del fin de semana, conté cómo había cambiado nuestra relación con el tiempo cuando el trabajo asalariado empezó a organizar nuestra vida.
· Ese cambio monumental también cambió nuestra relación con el ruido y sobre todo con el silencio. El historiador francés Alain Corbin escribió un librito que se llama La historia del silencio, sobre las nociones del silencio en diferentes momentos.
· Dice Corbin que el silencio podía ser “riqueza, el camino para profundizar en uno mismo, para meditar” (asociado a religiosos y sabios) pero también puede haber silencios sociopolíticos (desde dictaduras/censura hasta lugares abandonados).
Ruido de fondo constante
· Lo más interesante de La historia del silencio es su propuesta de pensarnos, pensar cómo es nuestra vida en el siglo XXI.
· Por ejemplo, sobre la naturaleza, Corbin dice que siempre hubo gente que disfruta los espacios verdes, pero hoy alguien que hace senderismo no busca lo mismo. Busca desconectarse de ruidos y situaciones que antes no existían.
· También habla de la hipersensibilidad al ruido constante, que no significa que las personas hoy seamos más frágiles que hace algunos siglos sino que vivimos hiperconectadas y rodeadas de cosas que piden nuestra atención constante, de notificaciones de todo tipo. Se espera que vivamos en un estado de alerta permanente.
· Casi no convivimos con el silencio: caminamos o viajamos con auriculares escuchando radio, música o podcasts, cada vez más gente escucha audiolibros, cuando estamos en casa frecuentemente suena algo de fondo: Youtube, televisión o radio.
· Todo esto está muy relacionado con nuestra relación el poco tiempo libre y quedan relegadas las actividades que requieren algo de silencio: leer, descansar, pensar, no hacer nada. Se podría decir que, junto con el descanso, no hay nada menos productivo que el silencio (productivo para el capitalismo, claro) porque hay muchas cosas interesantes que pueden salir del silencio.
· Cada vez hay más debates sobre la “gentrificación” del silencio (los barrios privados sin ruidos urbanos, los retiros de silencio para millonarios, o algo más cercano, las ventanas aislantes ). El escritor y cineasta César González comentó sobre su libro El niño resentido que el principal problema para escribirlo fue que en la villa Carlos Gardel, donde vive, hay muy poco silencio. Y para encontrarlo escribía de madrugada.
Desnaturalizar
· Sé que esta columna puede sonar desconectada de nuestra realidad cotidiana, pero a veces es interesante desnaturalizar cómo vivimos. Sobre todo porque casi toda nuestra vida está organizada para que alguien gane plata y no alrededor de las necesidades de las personas.
· Alain Corbin dice al comenzar su libro que “el silencio no es sólo ausencia de ruido”. Y explica que esa es una noción que perdimos cuando el silencio dejó de ser parte de nuestras vidas, cuando perdimos las referencias auditivas de cómo suena el silencio.
· Esos ruidos del silencio pueden verse en una escena de Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma (una película en la que el silencio tiene un lugar importante), cuando un grupo de mujeres se junta en el campo después del trabajo, lejos de los jefes y los maridos, y el silencio de la noche se empieza a mezclar con sus voces mientras cantan, en ese lugar y ese momento que solo les pertenece a ellas. |