Las elecciones de ATE en CNEA se desarrollarán en los centros atómicos de Constituyentes, Ezeiza y en la Sede Central del organismo. El marco en el que se realizarán las mismas no es cualquiera, los trabajadores estamos enfrentando uno de los ajustes más feroces en el último tiempo. En el área nuclear no somos la excepción: nuestros salarios están por el piso (en particular CNEA tiene los salarios más bajos del sector) y el presupuesto para realizar las actividades es insuficiente comprometiendo el curso de importantes proyectos. Como si esto fuera poco, la ola privatista ya puso el ojo en nuestras centrales nucleares, para terminar el trabajo iniciado por el gobierno de Menem en los 90, cuya herencia ninguna otra gestión decidió revertir.
Una alternativa para organizarse de manera democrática, para pelear todos juntos
Las elecciones de Junta Interna y Cuerpo de delegados de ATE históricamente han sido una herramienta de expresión de los trabajadores de la CNEA más allá de su afiliación o no al sindicato. Sin embargo, esta vez la voz de los trabajadores no afiliados NO será escuchada.
Por decisión de la Junta Electoral de ATE capital (cuya imparcialidad está cuestionada ya que la Verde y Blanca participa de la conducción actual de la Junta Interna) esta vez se restringirá la participación a quienes no sean afiliados. Cabe destacar que muchos compañerxs se han desafiliado en los últimos años por la desconfianza que generó ver que los delegados usaban sus posiciones como trampolín para llegar a puestos gerenciales.
Muchos otros, si bien participan de las asambleas, no se afilian por el monto elevado de la cuota sindical. Sin embargo, a la hora de hacer el descuento compulsivo, ni ATE ni UPCN se fijan si estás afiliado o no. Lo mismo a la hora de firmar paritarias a la baja. Por otro lado, como las elecciones fueron convocadas en medio de las vacaciones de invierno, se vió coartada la posibilidad de conformar un cuerpo de delegados votado de manera democrática en los sectores y se impuso la lista sábana, donde el que gana se lleva todos los delegados, sin importar de qué sector sean, ni dar representación a las minorías. Estas medidas de la conducción son un retroceso muy grande y hacen oídos sordos ante el petitorio que presentamos con más de cien firmas de afiliados y no afiliados que expresaban la voluntad de que las elecciones sean abiertas a la participación de todas y todos.
Lo cierto es que ninguno de los sindicatos actuantes en CNEA propone un método de organización democrático y participativo, por lo general lo usan para negociar sus lugares en las gestiones gubernamentales: cambia el gobierno y cambia el sindicato que aporta los cuadros a la gestión.
La propuesta de la Lista Marrón es cambiar de raíz este método, recuperar ATE para poner en pie un cuerpo de delegados votado en cada uno de los sectores, que se debata y resuelva democráticamente cómo vamos a pelear contra el atraso salarial, en defensa de las condiciones de trabajo o para que nuestros conocimientos no vayan a engordar el bolsillo de un magnate o las arcas del imperialismo. El primer desafío lo tenemos en diciembre: se vencen más de 400 contratos CNEA. Necesitaremos mucha unidad y organización desde abajo para defender los puestos de trabajo y que nadie se quede en la calle, mientras exigimos el pase a planta para terminar con la precarización y las tercerizaciones.
Desde el comienzo del gobierno de Milei, gracias a la militancia que dimos en común junto a activistas, agrupaciones y trabajadores independientes, pusimos en pie un movimiento asambleario que en pleno Enero se reunía con regularidad en el Centro Atómico constituyentes, desde donde empalmamos en movilizaciones y festivales en conjunto con las asambleas populares de los barrios aledaños. Esto se fue diluyendo gracias a la actuación de las conducciones gremiales que impusieron sus divisiones. Por su parte, en Ezeiza fuimos parte de las asambleas autoconvocadas que se organizaron ante la suspensión de los servicios. El método asambleario, abandonado durante mucho tiempo por ATE cuando su rol era ser oficialista, es el necesario para enfrentar los desafíos que vienen.
Con salarios debajo de la línea de pobreza no se puede sostener la actividad nuclear
La distancia entre lo que cobra un senador, un diputado, el ñoqui de Adorni o los traders que puso Caputo en el directorio de Nucleoeléctrica Argentina son realmente obscenos al lado de lo que cobra cualquier trabajador. En CNEA no es la excepción, y no es algo que haya empezado ahora, aunque se profundizó desde el 10 de diciembre pasado. Desde el macrismo hasta acá, los estatales en general, y los del sector nuclear en particular, venimos perdiendo año tras año contra la inflación. Durante el gobierno de Alberto Fernandez en lugar de realizar una recomposición salarial acorde, se implementó un sistema de “items” por título que no solucionó el problema . El salario promedio de un profesional con experiencia en CNEA muy por debajo de la canasta de pobreza. Durante el gobierno de Alberto Fernández, las autoridades y los gerentes (aportados por la dirección de ATE) nos decían una y otra vez que “estaban golpeando las puertas y caminando los pasillos” para conseguir un aumento de salario. Nunca funcionó, y los ítems o paliativos que se implementaron fueron devorados por una inflación galopante. “Si hace frío habrá que ponerse la campera” dicen las nuevas autoridades. El ajuste pone en riesgo las más elementales condiciones de trabajo. Y estamos hablando de una institución de vanguardia en el área tecnológica de toda Latinoamérica.
Incluso aunque la situación es mala para todos los trabajadores, si uno compara los salarios promedios de CNEA con otras instituciones como NASA o Dioxitek (sociedades anónimas con capital estatal) pierde por mucho y está por debajo incluso de algunos organismos estatales como CONICET o el INTI.
La consecuencia más evidente de este deterioro fue el éxodo sin fin de trabajadores que se fueron a buscar de qué manera pagar la olla, muchos de importantes áreas tecnológicas de la CNEA, viendo que los salarios no podían ser adecuados. Poniendo en riesgo la continuidad de líneas de investigación y de trabajo.
Las conducciones actuales ya probaron hasta el hartazgo con la rosca y la negociación.
Ahora hay que poner en pie organismos propios, de todos los trabajadores sin distinción de gremio o rol, para pelear con fuerza y exigir un salario acorde a la canasta familiar como base.
Las garras del imperialismo y los zares de la energía
La energía nuclear es un área sensible para la política tanto nacional como internacional.
Desde su creación, allá por los años 50, la CNEA puso en el tapete la gran vocación técnica de muchos trabajadores que dedicaron su vida a desarrollar una tecnología de vanguardia, al nivel de sus colegas en los países centrales. A lo largo de la historia, este desarrollo estuvo asociado a los márgenes de dominio que imponen las instituciones imperialistas. Esto se vió muy claro bajo el gobierno del Frente de Todos, cuando las negociaciones con el FMI y la consumación de la estafa macrista, influyeron de manera determinante en la baja proyectos importantísimos como el de una nueva central nuclear de potencia. Tampoco se terminaron proyectos como el CAREM (reactor modular de pequeño tamaño) o el RA10 (Reactor multipropósito para la obtención de radioisótopos para medicina nuclear), muy importantes para el desarrollo del sector. En el caso del CAREM, bajo el gobierno de Milei, ya vemos cientos de despidos de obreros de la construcción que se encuentran peleando por sus puestos de trabajo en Zarate. En el RA10 si bien la obra principal del reactor está muy avanzada, no hay certezas del resto de las instalaciones para el procesamiento de la producción de radioisótopos. Mientras esté la bota del imperialismo sobre nuestras decisiones no va a ser posible el desarrollo autónomo y soberano de un área tan estratégica como lo es la energía nuclear y sus aplicaciones asociadas. Por eso cualquier programa que se reclame mínimamente antiimperialista en la energía nuclear, tiene que plantear sin concesiones: ¡fuera el FMI! ¡No al pago de la deuda!
Pero el problema no termina ahí. También están los tentáculos de los capitalistas nacionales viendo cómo aprovecharse del desarrollo logrado con financiamiento público. Vemos esto en el actual remate de las hidroeléctricas y ahora con NASA, donde los emisarios de Santiago Caputo buscan lo mismo. La participación de estos accionistas con espíritu “nacional” no deja de ser un “pasamanos” para entregar nuestra tecnología y nuestro desarrollo al mejor postor (llámese Eurnekian, Midlin, Perez Companc o Techint). No importa cómo, siempre termina pagando el pueblo trabajador con aumentos de tarifas, reducción de los servicios y mayores penurias.
Desde la Marron peleamos por una salida de fondo. Donde todo este conocimiento desarrollado durante años por los trabajadores nucleares, esté puesto al servicio de la población y de terminar con la pobreza. Sabemos que esto implica pensar en una sociedad socialista, donde se puedan planificar sobre otras bases aportes tan vastos como el desarrollo de energía limpia y segura para poblaciones lejanas o la contribución a una matriz energética diversificada para pensar una verdadera transición energética. Donde las condiciones de vida de la población y el cuidado del ambiente estén en primer orden, donde se pueda multiplicar la enorme experiencia en producción de radioisótopos para medicina nuclear sin que esté en manos de intermediarios privados y para que toda la población tenga acceso.
Peleamos por cambiarlo todo de raiz, la conquista de una verdadera organización de todas las y los trabajadores que sea independiente del gobierno y de las autoridades de turno, es solo el primer paso | 
