Un fallo contra una compañía bananera estadounidense, mostró la responsabilidad de las multinacionales en las violaciones a los derechos humanos y el saqueo.
De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
Una multinacional, bananas, paramilitares e impunidad.
Puede ser un capítulo del libro “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, pero hoy les voy a contar sobre una empresa que seguro les suena de ver sus productos en la verdulería: Chiquita Brands.
A mediados de junio en un tribunal federal de Estados Unidos se dio un fallo contra la empresa bananera Chiquita Brands International.
El tribunal encontró responsable a la empresa de financiar al grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, y ordenó a Chiquita pagar US$ 38,3 millones en concepto de indemnización a la familia de otras 8 trabajadores asesinados por ese grupo entre 1997 y 2004.
Más simple: la multinacional le pagaba a ese grupo paramilitar, que está acusado de 4.000 masacres y 260.000 muertos según el Observatorio de Memoria del Conflicto, para que “cuide” sus plantaciones.
Pero la historia de Chiquita no empieza en estos siniestros sucesos
Antes de ser la marca que conocemos hoy, Chiquita fue United Fruit Company. El nombre puede sonar familiar, porque esa empresa se dedicó a negociar con los gobiernos Latinoamericanos, a principios del siglo 20, impunidad para sus negocios.
Los intereses corporativos de United Fruit fueron tan determinantes en la región que acuñaron una frase que conocemos y usamos: la “república bananera”.
Uno de los sucesos en donde está involucrada la empresa se conoce como la “
Masacre de las bananeras” en el año 1928 en Colombia, el hecho en el que se inspira García Marquez para su novela.
La matanza fue el desenlace de una huelga de los trabajadores de la United Fruit Company, en la madrugada del 6 de diciembre de 1928 el ejército colombiano, bajo el mando del general Carlos Cortés Vargas, ordenó a los trabajadores dispersarse. Como nadie se movió, abrió fuego.
No hay cálculos exactos, pero casi dos mil trabajadores fueron asesinados para garantizar los negocios de la United Fruit.
Chiquita, antes United Fruit, no es la única empresa que usó a las fuerzas estatales y paraestatales con el visto bueno de los gobiernos de turno para garantizar sus negocios.
En Argentina por ejemplo está probada la complicidad de empresas como Mercedes Benz y los militares genocidas de la última dictadura.
De la “masacre de las bananeras” pasaron casi 100 años, del financiamiento a los paramilitares unas décadas.
Hoy estás multinacionales actúan de otras formas, pero siguen imponiendo sus condiciones siempre con la complicidad de gobiernos dispuestos a transformar un país en una “república bananera".