Terminado el discurso de Milei en un Congreso semivacío, el Gobierno envió al Parlamento el proyecto oficial del Presupuesto 2025. Acorde a lo expresado por el Presidente todo el presupuesto se ordena en función de pagar la deuda del Estado que en su mayoría tiene un origen fraudulento e ilegítimo, como los bonos emitidos por Luis Caputo, Ministro de Finanzas de Macri y de Economía en la actualidad. Para lograrlo pese a pronosticar un crecimiento del 5 % del Producto Bruto Interno (PBI) no recompone un sólo peso de lo robado a los jubilados o lo recortado en educación y planean seguir disminuyendo los subsidios a la energía (que serán seguidos por nuevos tarifazos). El déficit cero será financiado perjudicando aún más a las grandes mayorías.
Si tomamos de referencia el Relevamiento de Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), realizado por el Banco Central, para el 2025 se espera una inflación del 38,3 % superando los aumentos del 36,8% para Seguridad Social (donde están incluidas las jubilaciones y pensiones) y del 35,7% para Educación y Cultura. De esta forma los recortes bajo la gestión de Milei en jubilaciones y pensiones (20,8 %) y universidades (30,1%) quedarían congelados. El ajuste se profundizará en lo destinado a subsidios a la energía que cae un 25,2 % en términos nominales y un 45,9% en términos reales (descontando la inflación); también en Vivienda y urbanismo que se verá disminuida en 23,4% y 44,6% respectivamente.
En las previsiones de recaudación queda a la vista el gran beneficio para los más ricos del país otorgado con la reducción del impuestos a los bienes personales que cae en $245.000 millones de pesos y esto sin tener en cuenta la inflación, por lo que el ahorro de los millonarios será mucho mayor. Al mismo tiempo queda claro que la promesa de Milei de bajar los impuestos no es para todos, los sectores de menores ingresos deberán enfrentar fuertes subas. Los mayores incrementos se darían en el monotributo que se triplicaría de un año al otro y en el impuesto a las “ganancias” pagado en su mayoría por trabajadores que crecerá un 40 % (siempre en términos nominales). Es llamativo que estiman que los aranceles por exportaciones duplicarían su recaudación, cuando no se espera una fuerte suba de los precios ni de las cantidades exportadas ¿un dibujo más del presupuesto?
Las proyecciones generales del presupuesto hacen recordar a las habituales de los últimos años, armadas por la “casta” para mostrar un futuro idílico que nunca se cumple y al mismo tiempo dejando mucho margen para reorientar los fondos de forma discrecional. La inflación anual prevista para el 2025 es del 18,3%, un descenso casi imposible de lograr teniendo en cuenta que este año terminará por encima del 100% y que en el último trimestre el Gobierno no pudo evitar que se estanque en el 4% mensual. El dólar mayorista se ubicaría en diciembre del año que viene en $1.207, para cumplir ese objetivo deberían reducir el aumento del 2% mensual actual y evitar cualquier tipo de salto devaluatorio. La economía saldría de la recesión y crecería 5 % del PBI, empujada por la industria y el comercio, dos sectores que hasta el momento no han dejado de caer.
Con la política de déficit cero anunciada por Milei todo el presupuesto estará en función de los pagos de deuda; el Presidente lo llamó también “blindaje”, las mismas palabras usadas por De La Rua y Macri que terminaron con la economía fuera de control. Si las previsiones no se cumplen y los ingresos se reducen el ajuste del gasto será mayor para pagar intereses y capital adeudados.
El Gobierno oculta que en los próximos años los vencimientos con el FMI y los especuladores privados son impagables. Según información de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) en 2025 vencen US$13,5 mil millones; en 2026, US$14,4 mil millones; en 2027, US$18,8 mil millones. A este cronograma hay que adicionar que el Banco Central está generando nueva deuda con importadores. Se trata de cifras que la economía argentina no resiste pagar por la falta de dólares que se van en el pago de importaciones y fuga de capitales.
Desde Milei, pasando por los endeudadores seriales del PRO, hasta la oposición peronista, todos los partidos del régimen coinciden en continuar sometidos al pacto de saqueo del FMI. Sólo la izquierda señala la necesidad de romper este acuerdo ajustador, las viejas recetas del Fondo sólo aumentan la dependencia y el atraso del país. En distintos países del mundo crecen las manifestaciones contra sus medidas de austeridad fiscal que condenan a millones de personas a la pobreza más extrema. Con la más amplia organización y movilización de la clase trabajadora y el pueblo pobre hay que tirar abajo el acuerdo con el FMI, por el desconocimiento soberano de las deudas odiosas. |