La línea 500 de colectivos, que circula bajo la empresa San Juan Bautista S.A., presta un servicio que deja mucho que desear para los vecinos varelenses. En principio, la queja habitual es la falta de regularidad de las unidades y luego se agregó el pedido por una mejora del estado de las mismas. Estas irregularidades datan desde 2021, cuando vecinos comenzaron a manifestar problemas en las unidades. En abril del 2022 en las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante de Florencio Varela, se expuso un expediente que mostraba las quejas de los vecinos, pero no se abrió al debate y el tema quedó olvidado. Poco se ha hecho desde la fecha, y el pasado 2 de agosto el mal estado de un coche se cobró una víctima fatal. Su nombre era Sebastián Mieres y perdió la vida bajo las ruedas del interno 722 de la empresa en el barrio Villa Vatteone, al caer por causa del piso inestable de la unidad. La negligencia absoluta del caso crece al conocer más detalles, puesto que el colectivo en el que circulaba aquella noche era un modelo del 2011, y ni siquiera debía estar en circulación.
En septiembre el boleto mínimo con SUBE registrada subió a $ 371,13, una suma que no ayuda al bolsillo de lxs trabajadorxs y que no garantiza que realicen el trayecto a su destino de manera segura y ágil como debería ser. El pasado 19 de septiembre (y tras muchos incidentes) el municipio realizó una inspección a las unidades de la línea 500 para certificar su estado en conjunto con agentes de la Subsecretaría de Inspección General, Seguridad Vial y Movilidad Urbana. Pero la realidad la cuentan los usuarios, y lo manifestaron por medio de las redes sociales, donde expusieron que los problemas en los pisos de las unidades continúan y la solución no llega.
La situación con las líneas de trenes en el AMBA no escapa a esta realidad. En el último mes el incremento del 40 %, que deja el boleto mínimo con SUBE registrada en $ 280 y sin registrar en $ 560, condujo a que los usuarios tomaran la medida de caminar por las vías del tren para abordar en zonas de menor control y así ahorrar el pasaje. Una reacción determinante ante una suba que afecta la rutina de los usuarios, sin mencionar el costo de vida ante el peligro del acto. En un contexto de crisis y ajuste, una vez más los únicos afectados son los trabajadores y estudiantes que utilizan cotidianamente el transporte público, algo completamente ajeno a los funcionarios, legisladores y empresarios que se mueven en autos con chofer y aviones privados.
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