La huelga de tres días que detuvo las operaciones en los puertos estadounidenses a lo largo de las costas este y del Golfo concluyó, después de que la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) llegara a un acuerdo tentativo con la Alianza Marítima de los Estados Unidos (USMX) sobre aumentos salariales.
La huelga, en la que participaron 45.000 trabajadores portuarios en 36 puertos desde Texas hasta Maine, fue la primera de este tipo desde 1977.
Tras el acuerdo, que se espera incluya un aumento salarial de aproximadamente el 62%, los trabajadores reanudarán sus tareas de inmediato, anunció el sindicato. El acuerdo permite a las partes volver a la mesa de negociaciones para abordar los asuntos pendientes hasta que expire el acuerdo provisional en enero.
La huelga había generado temor en los mercados por el "poder de fuego" que tienen los trabajadores portuarios que con su huelga podían paralizar la cadena de suministro (local y global) como gran parte del comercio estadounidense. Los analistas de JP Morgan estimaban que la huelga podía costar a la economía estadounidense hasta 5.000 millones de dólares cada día.
La preocupación por la posición estratégica de los portuarios llegó a la Casa Blanca que intervino tangencialmente para que el acuerdo sea abordado lo más rápido posible, al mismo tiempo que Biden buscó presentarse como un "presidente de los trabajadores", como ya lo hizo anteriormente, incluso cuando prohibió la huelga ferroviaria en diciembre de 2022, que también amenazaba el comercio y la cadena de suministros.
Sobre este acuerdo también se montó la candidata demócrata Kamala Harris, que expresó su apoyo al acuerdo y reiteró la importancia de "una compensación justa para los trabajadores", buscando pelear a Trump el perfil de candidata cercana a los problemas de la clase obrera.
Más allá de las declaraciones del presidente y la vicepresidenta, que querían en un solo acto frenar la amenaza que significaba una huelga en este sector y aparecer defendiendo los derechos de los trabajadores, la verdad es que la rapidez del acuerdo tuvo que ver con la posición que ocupan los portuarios y el poder que tienen para paralizar toda la cadena de suministros.
De momento la huelga finalizó pero el acuerdo es tentativo. La dirección sindical, que no hizo votar el acuerdo entre los trabajadores, planea volver a la mesa de negociaciones con la empresa para finalizar los detalles pendientes del contrato. Recibieron la promesa de un aumento salarial de 24 dólares por hora, lo que elevaría el salario máximo de 39 a 63 dólares en los próximos cuatro años.
El sindicato y las patronales van a negociar sobre la automatización de las tareas portuarias, y mientras tanto se extenderá el antiguo acuerdo hasta el 15 de enero. La automatización es un aspecto clave que ya generó despidos masivos en puertos de la costa oeste y que puede preanunciar nuevos conflictos si no de llega a un acuerdo antes del vencimiento del convenio actual.
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