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9 de octubre de 2024 Twitter Faceboock

Crisis climática y capitalismo
El huracán Milton y la terrorífica ciencia de la crisis climática
Axomalli Villanueva | @1quiahuitl

El huracán Milton ha encendido las alarmas de los científicos que estudian la atmósfera, pues ha superado todos los pronósticos que esperaban que tocara tierra como categoría 3, sin embargo, debido a las aguas excepcionalmente cálidas del Golfo de México se ha intensificado aceleradamente a categoría 5 y ya este miércoles empezó a azotar las costas de Florida, convirtiéndolo en uno de los top 5 de los huracanes más peligrosos de la historia.

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El huracán Milton ha superado todos los pronósticos meteorológicos, pues en menos de 12 horas ha alcanzado la escala máxima, con vientos máximos sostenidos de 285 kilómetros por hora, y pese a que no tocará tierra en México, las últimas horas de este último lunes 7 de octubre y las primeras del martes 8, ya empezó a tener afectaciones severas en los estados del sureste, con marejadas ciclónicas, cortes de luz, y lluvias torrenciales.

Durante las primeras horas del martes 8 de octubre, los efectos del huracán se hicieron presentes en las costas de la Península de Yucatán, con las bandas de viento de hasta 160 km por hora, a pesar de que paso a 60 km de la costa, dejó inundaciones y fuertes lluvias en los municipios de Puerto Progreso, Holbox y Celestún, a su vez cortes de luz y daños a infraestructuras, como muelles y carreteras.

Al dejar las costas de México Milton se degrado a categoría 4, sin embargo al continuar avance hacia el sureste de Estados Unidos, nuevamente ha alcanzado la categoría máxima en la escala Saffir-Simpson y cuando tocó las costas de Florida el miércoles, por lo que se ha desatado una evacuación masiva de las ciudades costeras, que recién habían soportado el paso del huracán Helene en septiembre.

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Es por esto que más de una decena de condados en Florida están bajo órdenes de evacuación obligatoria, es decir unos 6 millones de personas, sin embargo, hay miles de familias en las zonas costeras que por motivos económicos no alcanzaron a evacuar, por lo que se esperan aún más víctimas y pérdidas materiales.

Florida en alarma total

El Centro Nacional de Huracanes (NHC), ha advertido a la población de Florida sobre gravedad del paso de Milton, pues tiene el potencial de ser uno de los huracanes más destructivos registrados en la costa oeste-central de Florida, las marejadas previstas, que podrían alcanzar alturas de hasta 6 metros en algunos lugares, suponen un riesgo mortal para cualquier persona que no evacúe a tiempo.

Por su parte el gobernador Ron DeSantis, negacionista del cambio climático, ha declarado el estado de emergencia en 52 de los 67 condados, a su vez, aseguró que: “no vamos a poder volver a buscar a las personas que se queden aquí”, dijo al anunciar el establecimiento de 36 albergues, a su vez, los supermercados se han visto saturados por las compras de víveres y productos para casos de emergencia. También las gasolineras han comenzado a quedarse sin combustible. En la tarde del martes, 1.300 estaciones se habían quedado sin gasolina.

Quienes han comenzado a evacuar además se han enfrentado al problema de los atascos por el tráfico. Algunas carreteras experimentan un incremento de vehículos del 150%, lo que ha dejado a muchos vehículos atrapados durante varias horas.

Por otro lado, autoridades han dictado órdenes de evacuación en nueve condados, mientras que la alcaldesa de Tampa, Jane Castor, alarmó a la población para evacuar lo más pronto posible: “Puedo decir, sin dramatizar en absoluto, que si decides quedarte en una de esas zonas de evacuación, vas a morir”, aseguró en una entrevista. Según el último boletín del NHC de este martes, el huracán volvió a alcanzar la categoría 5 con vientos sostenidos de 270 km/h.

La ciencia terrorífica detrás de los mega huracanes

El 26 de septiembre, el huracán Helene tocó tierra también en Florida, como categoría 4, dejando tras de sí, lluvias torrenciales en Georgia, el oeste de las Carolinas, el este de Tennessee y el Sur de Virginia, a su paso dejó 227 muertos, convirtiéndose en el segundo huracán más mortal para Estados Unidos, solo por debajo de Katrina en 2005, además de dos millones de personas sin electricidad y daños que no se han alcanzado a reparar.

En México, tan solo en esta temporada de huracanes 2024, al menos 8 huracanes de magnitud importante han golpeado las costas, 4 en el Pacífico y 4 en el Atlántico, siendo John el más catastrófico, que en septiembre pasado impactó la ciudad de Acapulco, misma que ya había sido arrasada por Otis en 2023, y que los daños aún no han sido calculados en su totalidad.

Estos casos no son "excepciones" ni "hechos atípicos", de hecho, expertos en clima ya han advertido que el aumento de las temperaturas globales han hecho que los huracanes sean más destructivos, y que aumenten su intensidad de manera repentina. De hecho, un estudio llevado a cabo por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos y el Cooperative Institute for Meteorological Satellite Studies (CIMSS) de la Universidad de Wisconsin-Madison, publicado este año, revela que de 1979 a 2017 los huracanes en todo el mundo han mostrado un aumento significativo en su intensidad.

En los resultados se señala que la probabilidad de que un ciclón tropical tuviera vientos de categoría 3 o superiores (al menos 179 km/h) aumentó aproximadamente un 15% entre la primera y la última mitad de los datos satelitales analizados. Esto correspondió a aproximadamente un aumento del 8% por década durante el período de estudio. La proporción de todos los ciclones tropicales que excedieron la intensidad de los huracanes importantes mostró un aumento similar de alrededor del 6% por década.

Esto quiere decir que, debido al calentamiento global, hoy es 2,5 veces más probable que se dé un huracán de categoría 3 o más de intensidad en el Atlántico, si se compara con la era preindustrial. En otras palabras, si antes se esperaba que un huracán así de extremo ocurriera una vez cada 130 años, ahora la probabilidad es de uno cada 53 años.

Sin embargo los pronósticos parecen quedarse cortos ante la intensidad de los ciclones tropicales, pues, desde 2017, siete huracanes de categoría 4 o 5 han tocado tierra en Estados Unidos, los mismos han dejado daños catastróficos en las costas del Atlántico, como Harvey, Irma, María, Michael, Laura, Ida e Ian. Además, 16 de los 20 huracanes que se han registrado en las dos últimas temporadas en el Atlántico han experimentado lo que se considera una “rápida intensificación”, cuando sus vientos aumentan en al menos 56 kilómetros por hora en 24 horas.

Las temperaturas de la superficie del mar en la región donde se está desarrollando el huracán Milton están por encima de los máximos históricos, un análisis rápido de atribución determinó que la probabilidad de que se produjeran esas temperaturas era entre 400 y 800 veces mayor debido al cambio climático durante las últimas dos semanas.

Es decir, pese a que aún hace falta estudios sobre la dinámica de los ciclones tropicales en el contexto del aumento de temperaturas, es claro que estas alimentan tormentas aún más potentes y catastróficas. El cambio climático claramente calentó las aguas del Golfo que impulsaron el desarrollo de Milton, probablemente acelerando su rápida intensificación y haciendo que este huracán sea mucho más peligroso. La contaminación por combustibles fósiles está amplificando esta amenaza”.

Cuando el destino alcanzó al negacionismo

Como ya se mencionó, el republicano Ron DeSantis, el gobernador de Florida ha hecho alarmantes declaraciones para que la población de Florida se aleje de las zonas que pueden inundarse (más de la mitad del estado), la ironía es que su administración ha sido la punta de lanza de los negacionistas de la crisis climática en políticas públicas, pues apenas en mayo de este año, aprobó varias iniciativas en el estado para prohibir la enseñanza de la crisis climática en escuelas, además de incentivar la industria fósil y limitar las alternativas de energías como la eólica, y hasta llegó al punto de borrar el término "cambio climático" en todos los documentos oficiales de su gobierno.

La triste ironía es que el estado gobernado por DeSantis es uno de los más vulnerables a la crisis climática, no solo por estar al nivel del mar y resentir cada vez con más frecuencia los embates de los huracanes, sino también por haber sido azotado con olas de calor desastrosas como la que se registraron durante este verano, donde se vivieron temperaturas de hasta 46 °C, mientras que políticos como él despliegan su agenda antiderechos o "anti woke", la realidad es que ni su gobierno ni el de otros conservadores, como Donald Trump, tienen algún interés para frenar los efectos alarmantes de la crisis climática.

Por otra parte, tampoco el gobierno demócrata de Joe Biden, quien proclamaba estar del lado de la "transición verde" (y cuya sucesora es Kamala Harris), ha hecho avances significativos en tema ambiental, más allá de dar algunas concesiones a la industria de los autos eléctricos, la realidad es que Estados Unidos sigue siendo de los primeros países emisores de gases de efecto invernadero, responsables de la crisis climática, a su vez, que sigue armando a Israel para seguir perpetrando el genocidio en Medio Oriente, con millones de dólares en ayudas militares (cuyo coste climático es cada vez más notorio), millones que son más necesarios en planes de reconstrucción de las ciudades frente a las amenazas climáticas.

En los últimos días han quedado en evidencia las contradicciones entre el abultado gasto militar de Estados Unidos y su incesante suministro de armas a Israel durante su campaña genocida de un año de duración -que ahora corre el riesgo de desbordarse y convertirse en una guerra regional más amplia- y la mediocre preparación y respuesta del país ante las amenazas climáticas.

El capitalismo ha demostrado ser incapaz de responder a la crisis climática actual. Su función principal, la de acumular capital, en lugar de mejorar las condiciones materiales de las mayorías populares, ha llevado a una enorme sobreproducción y a una distribución desequilibrada de los recursos, lo que ha traído como consecuencia la crisis ambiental y climática que estamos experimentando actualmente. Lo que está claro es que la respuesta a la emergencia climática no vendrá de los políticos demócratas, menos aún de aquellos con largo historial de políticas y acciones anti climáticas, como los que llenan las listas del partido Republicano en Estados Unidos, para frenar y minimizar los riesgos climáticos en la mayoría de la población, hay que crear un gran movimiento climático que se enfrente a los monopolios de los combustibles fósiles y a los mayores contaminadores del mundo.

 
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