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La Izquierda Diario
1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Podemos exige al PSOE la ruptura de relaciones con Israel y la bajada de alquileres… a cambio de seguir votando unos presupuestos militaristas
Roberto Bordón | @RobertoBordon13

Podemos ha anunciado que abre consulta a su militancia sobre si exigir al PSOE la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel y una ley que baje el 40% del precio del alquiler a cambio del voto favorable de los Presupuestos Generales. Un intento de la formación morada de resituarse “a la izquierda” ante la crisis de Sumar para recuperar una base electoral que le permita volver al consejo de ministros.

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Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha anunciado que ha abierto a consulta de la militancia el que Podemos exija una serie de condiciones al PSOE a cambio de sus votos a favor de los Presupuestos Generales. Belarra condiciona el voto favorable de Podemos a que el PSOE acepte romper relaciones diplomáticas con Israel, una bajada por ley del 40% de los alquileres y el desmantelamiento de empresas como ’Desokupa’, a la que tildan de “comando escuadrista”. Dos medidas que evidentemente no serán aceptadas por el PSOE, pero que permiten a Podemos dos objetivos centrales: resituarse “a la izquierda” en su disputa con Izquierda Unida y Sumar, y ocultar que -como lo hicieron en la anterior legislatura- estarían a favor de votar unos Presupuestos Generales militaristas que en lo esencial favorecen a los grandes empresarios y recortan servicios públicos.


La estrategia detrás del giro táctico “a izquierda” de Podemos


La propuesta de Podemos de exigir estas dos medidas al PSOE se debe entender a partir de la posición que mantiene la formación de Belarra en el tablero político. Al inicio de la legislatura, y a pesar de sus esfuerzos porque les otorgasen un ministerio, Podemos quedó fuera del nuevo gobierno de coalición del PSOE y Sumar. Terminaba así su experiencia en el Ejecutivo con el PSOE en el que aprobaron los Presupuestos más militaristas de la historia, avalaron medidas a favor de los grandes capitalistas como una reforma laboral que profundiza en la perdida de derechos de los trabajadores y una ley de vivienda que la propia Belarra ahora denuncia como una farsa tras haberla reivindicado como un logro de su formación.

Los sucesivos descalabros electorales y el desgaste han debilitado a la formación, que viene luchando por sobrevivir tras haber desilusionado a sus seguidores con el mismo ímpetu con que los ilusionó en un principio. Por ello, en los últimos meses, y especialmente antes y después de las últimas elecciones europeas, Podemos ha buscado reorientar tácticamente su discurso “hacia la izquierda”, en un ejercicio de promoción de amnesia colectiva para intentar reubicarse como un partido enfrentado al régimen y representante de los movimientos sociales.

Así, tras años en el gobierno avalando los negocios del imperialismo español con el régimen de Israel, Irene Montero tomó la cuestión palestina como uno de los ejes de su campaña electoral ignorando que varias de las políticas que denunciaba habían sido acordadas durante su paso por el Consejo de ministros o como mínimo no habían sido denunciadas por Podemos cuando formaba parte del gobierno.

El éxito de las movilizaciones por la vivienda ha provocado una reacción similar por parte de Podemos, que no ha dudado en participar en estas manifestaciones y trata, con anuncios como el de Belarra, de colocarse como los representantes de dicho movimiento social. Una política que no deja de ser una impostura, puesto que la ley de vivienda contra la que se están movilizando los sindicatos y colectivos de la vivienda fue aprobada por Unidas Podemos durante su gobierno con el PSOE. No por nada en la masiva manifestación de Madrid del pasado 13 de octubre fueron abucheados por un sector de los activistas de la vivienda.

Podemos intenta así ubicarse como el mayor crítico del gobierno PSOE-SUMAR, y en efecto sus posicionamientos se enfrentan permanentemente al gobierno de coalición. Pero su objetivo con ello no es desenmascarar el rol reaccionario del gobierno y la subordinación de Sumar e Izquierda Unida a un partido imperialista y pilar del régimen como el PSOE, sino labrar el camino para volver al consejo de ministros cuando la relación de fuerzas (electoral) se lo permita. Esta es toda la estrategia detrás del giro táctico de Podemos.


Podemos sigue estando a favor de unos Presupuestos militaristas y antipopulares


Si algo queda claro con el anuncio de Belarra es el intento de Podemos de volver a apoyarse en los movimientos sociales y cooptarlos para su estrategia política gobernista. Pero también queda manifiesto que continúan avalando las políticas imperialistas del estado español, como se expresa en las propias demandas propuestas por la dirección de Podemos para que su militancia las vote.

Podemos está dispuestos a votar unos Presupuestos militaristas que amplían los gastos de Defensa y siguen manteniendo la inversión militar acorde a lo indicado por la OTAN, a pesar de que afirma estar en contra de la guerra y promueve un discurso pacifista siendo esta una de sus principales críticas al gobierno.

Podemos sostiene que su política es en defensa de la clase trabajadora, pero está a favor de votar unos Presupuestos Generales que continúan recortando servicios públicos mientras seguimos viendo como la Sanidad está colapsando, la Educación pública continúa privatizándose en institutos, FP y universidades, e inmensas sumas de dinero continúan yendo a parar a las arcas de las grandes empresas a través de los Fondos Next Generation o los Fondos de Recuperación y Resiliencia.

Podemos afirma que quiere defender los derechos de las clases populares mientras se prepara para apoyar unos Presupuestos Generales que no aumentan ni pensiones ni los salarios mientras la gente sigue perdiendo poder adquisitivo por la inflación.

Podemos dice querer atajar el problema de la vivienda, pero ya en su momento nos vendió humo con su fallida ley de vivienda. Al igual que quiso vender la reforma laboral de Yolanda Díaz como una victoria histórica, cuando solo vino a afianzar las contrarreformas de la derecha destrozando aún más los derechos de los trabajadores. Si las y los jóvenes a día de hoy no podemos independizarnos, o tenemos trabajos basura, es en parte por las políticas defendidas o aceptadas por Podemos, que solo permitieron la subida de alquileres, la precariedad laboral y la extensión de trabajos de mierda. Y por supuesto, porque las burocracias sindicales de CCOO y UGT fueron cómplices de que estas políticas avanzaran. Burocracias que jamás Podemos ha cuestionado públicamente.

Ante la perspectiva de que se pueda abrir un nuevo ciclo de movilizaciones, Podemos quiere posicionarse en el rol clásico de Izquierda Unida como la pata izquierda del régimen que desde fuera controla y coopta los movimientos para servir de sostén al régimen. Pero no olvidamos que Podemos es el partido que formaba parte del gobierno que mandó tanquetas a los barrios obreros de Cádiz durante las huelgas del metal. El que se puso de perfil ante la represión al movimiento democrático catalán y no hizo nada durante su paso por el gobierno para abolir la ley mordaza.

Que Podemos no es ni puede ser una herramienta útil para la lucha de la clase trabajadora por su emancipación de la explotación capitalista no es una crítica liviana hecha por fanatismo. Es la conclusión de lo que ha dicho y lo que ha hecho en los últimos diez años. Ante lo que pretende ser un nuevo revival de neorreformismo senil, lo que hace falta más que nunca es una alternativa política de independencia de clase.

 
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