En el marco de la cumbre anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), que se celebra en Washington, Argentina ha comenzado a discutir la implementación de un nuevo programa con el organismo, el cual podría incluir la posibilidad de acrecentar la deuda. El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó este miércoles que se encuentra en diálogo con el FMI para un nuevo acuerdo que contemple "fondos frescos", aunque admitió que “será un proceso largo”.
Un nuevo pacto con el Fondo significa una nueva hipoteca para el país que incluye mayor ajuste y contrarreformas, con el objetivo de pagar una deuda ilegal e ilegitima que no generó ningún beneficio para la mayoría de la población. El organismo presidido por Kristalina Georgieva felicita al Gobierno por el recorte presupuestario realizado, pero exige un plan a largo plazo y una devaluación de la moneda.
"Estamos evaluando un nuevo programa que serviría para consolidar las políticas que estamos implementando. El dinero adicional podría aliviar las reservas del Banco Central, pero estamos apenas iniciando las conversaciones y será un proceso extenso", señaló el ministro. Los “alivios” para Caputo suelen transformarse en la agudización de las contradicciones profundas de la economía Argentina y el agravamiento de la situación social.
Sobre la posibilidad de obtener financiamiento adicional, Caputo fue cauteloso: "Puede o no haber nuevos fondos, dependerá del tipo de programa que acordemos. Lo más lógico sería que incluyera financiamiento, pero es difícil prever cuánto dinero estará disponible. La negociación tomará tiempo", explicó.
Uno de los factores que condicionan la posición del FMI son las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, el país con mayor influencia dentro del organismo. Si Donald Trump resulta vencedor, Milei espera que eso se traduzca en un crédito para Argentina, a pesar de las dudas sobre la política cambiaria, la sostenibilidad del ajuste fiscal y el consenso político necesario para implementarlo.
Hasta el momento, no se ha confirmado una reunión formal entre Caputo y las máximas autoridades del FMI, representadas por Kristalina Georgieva y Gita Gopinath. "Nos reuniremos en los próximos días", declaró el ministro. Pero Caputo no pierde el tiempo, este miércoles sostuvo una reunión a puertas cerradas con 200 banqueros, inversores y asesores financieros en el tercer subsuelo del hotel Marriott Marquis, donde expuso los planes del Gobierno en relación a la deuda externa; con el objetivo de buscar otros posibles prestamistas.
Las negociaciones con el FMI se enfriaron después del último encuentro que Caputo mantuvo con Georgieva en julio, durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro. El FMI continúa exigiendo un tipo de cambio más flexible, la unificación del mercado cambiario y la eliminación del cepo cambiario. El Gobierno quiere evitar ese sendero por los peligros inflacionarios, la bandera central (por no decir la única) de su discurso.
El Fondo festeja el ajuste fiscal de Milei y Caputo que recayó con fuerza en jubilados, estudiantes y trabajadores, pero las políticas del Gobierno frenaron la actividad económica y empujaron la economía a la recesión. Las consecuencias son un aumento de la pobreza y la desocupación. Con los ingresos por el piso no se reactivará el consumo y la falta de dólares también frenará la actividad. Los estudiantes, los trabajadores de la salud y los jubilados ya vienen enfrentando con fuerza los recortes del presupuesto estatal. Si el camino del Gobierno seguirá atado al FMI las luchas no harán más que multiplicarse.
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