El reciente apagón que dejó sin electricidad a gran parte de Cuba durante casi cuatro días ha vuelto a poner sobre la mesa la crisis energética y social que azota a la isla. Mientras la población cubana sale a las calles en protesta por las condiciones insostenibles de vida, el gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha ofrecido ayuda técnica a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Por su parte, la respuesta del gobierno cubano ha recurrido una vez más a la represión y las amenazas en contra de la población que sale a las calles a protestar por mejores condiciones de vida.
La crisis energética en Cuba no es nueva, pero la combinación de un sistema eléctrico obsoleto, la falta de combustible y el impacto de fenómenos naturales como el huracán Oscar han llevado a la población al límite. En barrios de La Habana, Santiago de Cuba y otras ciudades, los cubanos han salido a protestar, organizando cacerolazos y manifestaciones espontáneas. La respuesta del gobierno de Miguel Díaz-Canel ha sido la de siempre: descalificar a los manifestantes, atribuir el colapso energético al "bloqueo económico" de Estados Unidos y criminalizar cualquier forma de disenso. En un discurso transmitido mientras vestía uniforme militar, el presidente cubano calificó a los manifestantes como "indecentes" y prometió mano dura para controlar la situación.
La presidenta Sheinbaum reafirmó la condena mexicana al bloqueo estadounidense y dejó claro que su gobierno "siempre apoyará al pueblo cubano". Sin embargo, detrás de este gesto diplomático se esconde una realidad mucho más compleja.
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba no solo asfixia la economía de la isla, sino que profundiza las dificultades de su sistema energético, impidiendo el acceso a piezas clave, tecnología y combustible. Mientras Washington endurece sus sanciones, las consecuencias recaen sobre el pueblo cubano, agravando la crisis y limitando cualquier posible recuperación.
El Partido Comunista de Cuba, cada vez más identificado con políticas restauracionistas capitalistas, continúa aplicando medidas de ajuste que empeoran la calidad de vida de la población. Mientras la burocracia destina recursos a sectores "rentables" como el turismo, áreas esenciales como la electricidad, la salud y el abastecimiento de alimentos son desfinanciadas. Las imágenes de hoteles vacíos y campos de golf bien regados contrastan de manera grotesca con las calles oscuras y la precariedad en la que vive la mayoría de los cubanos.
El gobierno mexicano, al ofrecer asistencia técnica, también se enfrenta a una contradicción: si bien su apoyo a Cuba es presentado como un acto de solidaridad ante una situación crítica, por la vía de los hechos legítima a un régimen que ha aumentado la represión desde las protestas de julio de 2021. Mientras las líneas de ayuda de la Secretaría de Relaciones Exteriores están abiertas para los ciudadanos mexicanos en Cuba, los cubanos siguen enfrentando la creciente militarización y el control estatal de sus vidas.
El internacionalismo no puede ser selectivo ni ignorar las luchas de los pueblos por su autodeterminación. La represión en Cuba no es una cuestión aislada ni puede ser reducida al discurso del "bloqueo imperialista", aunque el embargo estadounidense ha jugado un rol nefasto en la economía cubana, la realidad es que la burocracia del PCC ha adoptado un modelo económico que solo beneficia a una minoría privilegiada, dejando a las masas obreras y campesinas sumidas en la pobreza y la represión.
En un contexto de creciente descontento popular, la ayuda técnica de México, aunque urgente es totalmente insuficiente y se convierte en demagogia al no acompañarse de un firme llamado a respetar los derechos humanos y las libertades democráticas en la isla. Las protestas en Cuba son una señal de un pueblo que ya no está dispuesto a soportar más penurias bajo una burocracia gobernante que, a pesar de su retórica "socialista", promueve la restauración capitalista y acrecienta desigualdades.
Desde México, nos manifestamos en solidaridad con el pueblo cubano y la clase trabajadora que enfrenta el doble yugo de la represión doméstica y el bloqueo internacional. ¡Libertad de manifestación YA! ¡Alto al bloqueo imperialista! |