La crisis de Hermosilla y el escándalo de la Universidad San Sebastián y de Marcela Cubillos golpearon duramente a la derecha. También golpeó duramente a la propia a al casta judicial de la Corte Suprema con los cuestionamientos ante los nombramientos de jueces, que derivó en una acusación constitucional y la salida de la Corte Suprema de Ángela Vivanco, y de Sergio Muñoz por otra causa, pero que la derecha aprovechó la oportunidad de cobrarse.
Pero esto no se quedó ahí. La denuncia por violación contra Manuel Monsalve, y el manejo de esa denuncia por parte del gobierno llevaron la crisis al terreno del oficialismo.
Las aristas son múltiples: desde el aspecto de la violencia de género y su carácter estructural, el aprovechamiento hipócrita de la derecha de este caso para golpear incluso al movimiento de mujeres, tratando de utilizarlo contra el gobierno, cuando la derecha siempre ha ninguneado las luchas de las mujeres, pasando por la nula confianza que se puede tener en el sistema judicial gobernado por personajes como Hermosilla o Vivanco.
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Pero de fondo, expresa que la política tradicional en Chile se encuentra en una profunda crisis. Una institucionalidad cuestionada, ajena a las necesidades y demandas populares, con una derecha envuelta en casos de corrupción y sin mayor programa que medidas autoritarias y securitarias, en un afán de nostalgia senil de retorno al país “de los 90” en condiciones económicas nacionales e internacionales que ya no existen. Sólo pueden ofrecer más recetas neoliberales y autoritarismo.
El gobierno de Boric se ha mostrado como otro administrador más del modelo. El Frente Amplio y el Partido Comunista rápidamente renunciaron a su programa de campaña y se integraron a la administración del régimen en alianza con la ex Concertación.
En ese escenario convulsionado, se avecinan las elecciones municipales, catalogadas como unas elecciones “frías”, donde hay poco ambiente electoral y de debate de campañas. Diversos analistas del mainstream como Axel Callis, Roberto Méndez o Cristian Valdivieso, señalan que probablemente el resultado de esta sucesión de crisis se exprese en un aumento de los votos nulos y blancos en estas elecciones. Incluso algunos señalan que puede competir en cantidad de nulos/blancos con la votación para el Consejo Constitucional, donde dichas opciones superaron los dos millones y medio de votos.
En estas elecciones la prensa tradicional y las encuestas han intentado concentrar todo el debate en la disputa oficialismo versus oposición de derecha, o en las disputas entre Chile Vamos y Republicanos por la hegemonía de la propia derecha.
Ante estas crisis políticas en las alturas son enormes sectores que ven a los políticos como “todos iguales” y que todos los partidos son más de lo mismo y han decidido votar nulo o blanco. Compartimos ese hastío con los políticos tradicionales, administradores de un modelo que han usufructuado del Estado capitalista en base a prebendas, privilegios, favores políticos y corrupción, siempre beneficiando o sin tocarle un pelo a los dueños del país: los grandes empresarios, mientras las grandes mayorías sufren las pensiones de hambre que otorgan las AFP, salarios que no alcanzan a fin de mes o mueren en listas de esperas que jamás se reducen.
Esa rabia, indignación y cansancio, no podemos transformarla en indiferencia. No podemos permitir que sean los mismos de siempre los que sigan decidiendo por nosotros. Ante la resignación de “los mismos de siempre”, debemos levantar la necesidad de organizarnos en común. De levantar las banderas de una alternativa política de la izquierda y de la clase trabajadora que se proponga precisamente enfrentar en el terreno de la política, en las calles y en los lugares de estudio y de trabajo a los partidos tradicionales y sus representantes, como intentamos hacerlo a nuestra escala con nuestras candidaturas en la ciudad de Antofagasta y en Arica.
Esto es una urgencia, más todavía ahora que emergen voces y sectores de la extrema derecha como los Kaiser o Republicanos, que ofrecen salidas autoritarias y represivas, con métodos que sólo otorgarán más poder al Estado capitalista. Ellos, en el fondo, son los principales defensores de este orden.
En estas elecciones a escala nacional no se ha expresado una voz y una alternativa política consecuente ante ambas coaliciones, que se proponga enfrentar firmemente a la extrema derecha. Es una tarea pendiente que debemos impulsar en el próximo periodo. Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios- PTR, hemos presentado candidaturas en Antofagasta, con Daniela Avilés, profesora, como candidata a alcaldesa, Natalia Sánchez peleando la reelección y encabezando a un puñado de luchadores en nuestra lista de concejales, además de la candidatura de Camilo Jofré en Arica.
Esta es una batalla que damos por levantar una voz de una izquierda consecuente de las y los trabajadores, las mujeres y la juventud, que plantee claramente que es necesario invertir las prioridades y poner las necesidades de las mayorías trabajadoras al centro, y que la única manera de hacerlo es afectando la ganancia de los grandes empresarios como Luksic, Von Appen, Matte o Angelini.
Hemos planteado la necesidad de luchar porque estas ideas se expresen en un frente común a nivel nacional de organizaciones que defiendan un programa claramente socialista, de ruptura con el capitalismo, y que plantee cuestiones como la nacionalización de los principales bienes comunes naturales, como el cobre, el agua, el litio, bajo gestión de los trabajadores, la estatización de las empresas eléctricas pero que sean controladas por técnicos especialistas y trabajadores en consulta con las comunidades o que defienda las demandas irresueltas de la revuelta como educación y salud públicas, el fin de las AFP y otras, luchando y enfrentando claramente el programa securitario y autoritario de la derecha y que el gobierno ha tomado en sus propias manos.
Ahora bien, es evidente que un frente de esas características, que parta de un programa así, que sirva para la unidad en las diversas luchas y que busque potenciar la organización y la lucha desde abajo, no existe a nivel nacional.
Como una expresión por izquierda del gobierno son las candidaturas de la Izquierda Ecologista Popular, que reúne candidaturas desde el PC-AP hasta Cristian Cuevas y su Partido Popular, pero que se ha conformado como un acuerdo electoral de grupos políticos por arriba en lugar que un frente común con un programa socialista de base y que se proponga como herramienta de lucha ante las necesidades urgentes del presente, potenciando desde abajo la organización obrera y popular, reivindican a los gobiernos de Chávez y Maduro, en Venezuela que se han limitado administrar el capitalismo, con una mayor tensión con el imperialismo, pero que en la actualidad, con Maduro a la cabeza, aplican un plan de ajuste de lo más brutal contra el pueblo venezolano.
De hecho, algunas de sus candidaturas proponen continuar con la política en materia de seguridad que han impulsado los políticos tradicionales, lo que sólo ha resultado en mayor autoritarismo y no ha resuelto la crisis securitaria, o se proponen alianzas público-privadas en otros casos, en una perspectiva que no va más allá de la gestión del capitalismo.
Somos enfáticos en señalar que sin un programa de ruptura con el capitalismo la cooptación del Estado se vuelve un hecho. Esto incluso los ha llevado a apoyar candidaturas del propio oficialismo, como Ítalo Bravo en Pudahuel, quien va en representación desde la DC hasta el PC. Ante estas circunstancias, y como desarrollamos en el artículo más abajo citado, no vemos que sean una alternativa electoral en este escenario.
El escenario electoral está abierto y dirá mucho de la reconfiguración de las fuerzas políticas luego del fin de semana que se avecina, especialmente en las alturas. Pero no cerrará ni resolverá en ninguna forma la crisis del régimen político del Chile neoliberal.
Fortalecer la organización desde abajo, sacar las lecciones correspondientes luego de tres años de gobierno de Boric y luchar por la unidad de las causas, sigue siendo una tarea fundamental ante este nuevo período que se avecina. Si hay algo claro, es que entregar la resolución de nuestras demandas a los partidos tradicionales o confiar en la vieja institucionalidad del Estado capitalista chileno, no nos permitirá resolver una salida favorable al pueblo trabajador.
Ante ese escenario, necesitamos otra perspectiva. Pelear por un programa socialista de las y los trabajadores, que enfrente al Chile de los grandes capitalistas basado en el saqueo al medio ambiente y la superexplotación de las mayorías. Un programa que se proponga echar abajo el “Chile de los 30 años”, que sólo será conquistado en la medida en que nuevamente retome el protagonismo la fuerza de las mujeres, la juventud y los trabajadores organizada desde abajo.
Hoy ese es un horizonte por el cual luchar, e implica en lo inmediato pelear por instalar al centro de la discusión y el debate una agenda favorable a las mayorías trabajadores que se oponga a este régimen político que demuestra sus limitaciones y su crisis profunda con los casos de Hermosilla, Cubillos y Monsalve. Volver a poner sobre la mesa las demandas de la revuelta, y para eso, volver a confiar en el camino de la organización y de la movilización, rearticulando las luchas de trabajadores, estudiantes y mujeres.
Por esa perspectiva, llamamos a votar en Antofagasta y en Arica por nuestras candidaturas por una izquierda de las y los trabajadores, la juventud y las mujeres, y más de conjunto a levantar un frente común que se organice y luche por ese horizonte. |