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3 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

Conflicto universitario
¿Cómo seguimos defendiendo la educación pública?
Sottile Bruno

Apenas se dieron a conocer los resultados del veto a la ley de financiamiento universitario, en la UNSa, centralmente desde Humanidades, empujados por el descontento nacional, impulsaron la toma del rectorado. Posteriormente, son las clases públicas, asambleas interclaustro, cortes de calles y marchas con jubilados lo que le da la impronta y contenido a los estudiantes que, junto a los docentes, planifican un plan de lucha frente al ataque a la educación pública. En el que llaman a movilizarse el próximo 12 de noviembre.

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Se destaca la decisión asamblearia, método que se reivindica constantemente, representando una síntesis entre todos los que participan. Desde antes de la pandemia no surgían como tal. Ahora son los estudiantes, junto a los docentes, quienes pelean por mantener el método de la decisión democrática, un horizonte que marca el ejemplo de cómo se tendría que organizar un centro de estudiantes a partir de la deliberación de todos.

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Desde el principio, estuvimos interpelados por los acontecimientos nacionales. Más de 100 asambleas, 80 edificios de universidades tomados, movilizaciones masivas en La Plata, Córdoba o Tucumán, que muestran que el apoyo a la defensa de la educación pública es masivo.

Milei despertó algo que estaba dormido: el movimiento estudiantil. Su lema más generalizado, “universidad de los trabajadores y a quien no le gusta se jode, se jode”, se hace concreto en el 75% de los estudiantes en la UNSa, que son primera generación e hijos de la clase trabajadora. Aún más cuando los datos resaltan que el 51% de los estudiantes están bajo la línea de la pobreza.

Lo destacado de lo que estaba dormido es que ahora son estudiantes que empiezan a hacer su primera experiencia enfrentando a un gobierno ajustador. Desde la marcha del 23 de abril o del 2 de octubre.

Ya se padecía previamente las penurias del ajuste de los gobiernos; ahora se despertó, bajo el lema “en defensa de la educación pública”, la respuesta a todos los ajustes ya vividos. Es la combinación entre no poder estudiar, trabajar precariamente, no llegar a fin de mes, que tus compañeros dejen la cursada y que los docentes cobren un salario de indigencia, junto a lo más elemental: poder recibirse para poder tener un mejor futuro.

Frente a esto, se desplegó una unidad entre estudiantes y docentes. Las innumerables clases públicas desarrollan el conocimiento colectivo que se pone en defensa de la universidad y desarrollan el pensamiento crítico sobre “¿universidad para qué?”. En contraposición a la contribución de la mercantilización y apropiación del conocimiento colectivo para la ganancia de una empresa, ya sea a través de convenios de la universidad para las mineras o del trabajo precario con título.

La lucha política de la interclaustro.

Mientras se desarrolla lo anteriormente mencionado, los centros de estudiantes no son parte de ninguna instancia en defender la educación pública. Siendo un freno para los cientos de estudiantes que quieren defender su casa de estudios. Esto le imprime límites a la convocatoria de la interclaustro y plantea el desafío de la lucha política frente al rol de los centros de estudiantes.

A las autoridades les molesta la organización estudiantil y piensan todo en su estrategia: negociar el presupuesto universitario 2025 y quedar bien parados para las elecciones a rectorado del próximo año. Apoyarán más o menos, según sus cálculos electorales; ahora pareciera que la organización de la interclaustro molesta al rector. Acto siguiente, mandan a la directiva de APUNSa (sindicato de los no docentes) a presionar para que se levante la toma del rectorado.

No hay que dejar de lado que los fines últimos electorales no son solamente del rector. El peronismo ya está buscando instalar la desmoralización. Su interna a nivel nacional, aunque ya sea solo CFK quien se presenta como presidenta del PJ, muestra que su política se resume a la estrategia electoral y no al fortalecimiento de los organismos de autoorganización que surgen con el proceso del movimiento estudiantil para enfrentar el ajuste de Milei uniendo todas las luchas.

En la provincia, se refleja en el rol del pj de VOCES - actual conducción del centro de estudiantes de Humanidades- que no ha convocado a ninguna asamblea en la facultad para sumar medidas al plan de lucha.

La motosierra no es solo de Milei; su plan de ajuste solo es posible con los votos del PRO, la UCR (cada vez más fragmentada) y de los gobernadores como Sáenz. Ajustan a los jubilados y a la educación pública y, después, se comen un asado para festejar. Frente a esto, crece la polarización y la bronca; es más notable en la oposición al gobierno.

Las burocracias de las autoridades universitarias tienen un rol en todo esto. A la bronca que crece contra el gobierno le dicen que no hay más alternativa que esperar y negociar. Es así que, empezando por el CIN, con los dichos del presidente, rector de la Universidad Nacional de San Luis, “el ajuste se lo estamos haciendo pagar a los trabajadores universitarios”, dando a conocer que no habrá actualización salarial en 2024. Es que su estrategia es transar con el gobierno y negociar el presupuesto en función de sus beneficios. El gobierno presiona con las auditorías para desviar el debate sobre el salario y deja como condicionante el “déficit 0”, que significa que, si el CIN consigue un aumento, será a costa del ajuste a los jubilados, a las madres que reciben la AUH, a la salud pública y a las familias trabajadoras en general, con tal de garantizar el presupuesto que mandata el FMI.

¿Y las llamadas direcciones combativas?

El frente sindical universitario se ha pronunciado en la misma línea que el CIN: movilizar cuando se trate el presupuesto 2025, dejando por perdido la pelea contra el veto al financiamiento universitario y a la actualización del salario docente y no docente en 2024. En su afán de negociar, han dejado afuera a la comunidad universitaria que se empezó a organizar por la defensa de la educación pública, por los salarios, mediante las asambleas, interclaustro, interfacultades, interestudiantes y en las masivas movilizaciones. Las burocracias buscan que no se desarrollen las tendencias a la masificación de la autoorganización, ya que tiene los elementos anti burocráticos que difieren de muchos sindicatos y de los centros de estudiantes.

No existe un presupuesto digno si es mandatado por el FMI y el “déficit 0”, porque implica el ajuste a nuestros abuelos o a nuestros padres. En tal escenario, el camino que deciden las autoridades, que mandatan a los centros de estudiantes y las directivas de los sindicatos docentes y no docentes, es el de negociar con el gobierno el “déficit 0”. Garantizando el ajuste universitario para el próximo año.

Ante todo esto, ¿qué propone la juventud del PTS?

El despertar del movimiento estudiantil, no visto durante años, con destacados métodos de autoorganización en defensa de la educación pública, en el que muestran la potencialidad de la organización democrática y la planificación de un plan de lucha desde abajo. Demuestra la posibilidad de disputar la política de desmovilización y pasivización de las autoridades o de las burocracias de los sindicatos que buscan negociar o transar con el gobierno. Aún tenemos el desafío de superar a estas direcciones.

Desde la juventud del PTS, en la que agrupaciones en universidades de todo el pais forman parte, apostamos al desarrollo de los mecanismos de autoorganización horizontales como método de la decisión directa de las bases estudiantiles para superar las decisiones burocráticas de unos pocos (como lo son los centros de estudiantes). Debemos recuperar los centros. Bajo esta forma, no habría dudas sobre la necesidad de la unidad con los trabajadores para enfrentar el ajuste de los gobiernos nacional y provinciales.

Peleamos por una universidad de los trabajadores, en la que el conocimiento que se genera colectivamente sea en función de las necesidades sociales y no de la apropiación de las mineras que tienen convenio con la universidad para el extractivismo. Mientras peleamos por un presupuesto digno, la misma universidad presta servicios a entes privados que tienen ganancias millonarias.

Buscamos que las tendencias a la autoorganización se generalicen, confluyendo con la clase trabajadora. Hemos visto su potencial en el paro del transporte que paralizó el AMBA, o la lucha que dieron en el Hospital Bonaparte y la que están dando actualmente en el Garrahan. En la provincia, podemos profundizar esta relación con los docentes provinciales que dieron una gran pelea contra el gobierno provincial por el salario.

Estas tendencias a nivel nacional en el estudiantado, si se unen con la clase trabajadora, pueden tener el potencial de revivir el espíritu del Cordobazo o del Salteñazo, a lo que apostamos desde la juventud del PTS. Imaginario que se puede hacer cada vez más real frente a los ataques que nos presenta el gobierno nacional.

Debemos ser miles en las calles este 12 de noviembre en la marcha nacional universitaria. Invitar desde ahora a todos los estudiantes, exigir a los centros a que convoquen y a las autoridades que dejen de transar con el gobierno.

Fuerza hay, solo hace falta que la CGT y la CTA llamen a un paro nacional con un plan de lucha hasta derrotar el plan de ajuste del Gobierno nacional. Siguiendo el ejemplo de los estudiantes junto a los docentes, este plan de lucha en unidad con la clase trabajadora tiene la posibilidad de derrotar cualquier ajuste de cualquier tipo de gobierno.

 
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