Los "swing states" son estados clave en las elecciones presidenciales de Estados Unidos debido a su capacidad para inclinarse hacia uno u otro partido, ya sea demócrata o republicano, en diferentes elecciones. Estos estados son cruciales porque no tienen una tendencia política fija, lo que significa que pueden decidir el resultado de una elección presidencial.
La importancia de los swing states radica en el sistema electoral estadounidense, que es indirecto. En lugar de elegir al presidente por voto popular, los ciudadanos votan por electores en el Colegio Electoral, que luego eligen al presidente. Cada estado tiene un número determinado de electores basado en su población, y la mayoría de los estados otorgan todos sus votos electorales al candidato que gana la mayoría del voto popular en ese estado. Esto significa que ganar en los swing states puede ser decisivo para alcanzar los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia.
Desde la perspectiva de La Izquierda Diario, el sistema electoral de Estados Unidos es visto como antidemocrático por varias razones. Primero, porque permite que un candidato gane la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular, como ocurrió en 2016 con Donald Trump. Además, el sistema de "el que gana se lleva todo" en la mayoría de los estados puede llevar a que los votos de millones de personas no se reflejen en el resultado final. También hay críticas sobre la desigualdad en la representación, ya que los estados menos poblados tienen una representación desproporcionadamente alta en el Colegio Electoral.
Los swing states son también un reflejo de las tensiones y divisiones en la sociedad estadounidense. En estos estados, cada voto cuenta, y los candidatos suelen centrar sus campañas en ellos, ajustando sus mensajes para atraer a los votantes indecisos. Esto puede llevar a que temas importantes para estos estados, como la economía local, el empleo, la salud y la inmigración, se conviertan en el foco de las campañas electorales.
En resumen, los swing states son fundamentales en las elecciones de Estados Unidos debido a su capacidad para decidir el resultado en un sistema electoral que ya de por sí es criticado por su falta de representación directa del voto popular. Estos estados reflejan las divisiones y tensiones en la sociedad estadounidense y son el foco de intensas campañas políticas, donde cada voto puede ser crucial para determinar quién será el próximo presidente.
En esta elección los swing states son siete: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Wisconsin, Nevada y Arizona.
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