Estar dispuesto a dar la vida cuando recién comienza no es un acto heroico, es una consecuencia del adultocentrismo, del abandono, de la negligencia, y, por sobre todo, de la falta de vocación.

Educar, en toda la amplitud de la palabra, le quedó grande a muchos profesionales y a sus familias, resignación ejemplificada en el terrible accidente ocurrido en el INBA hace unos días, en el que se naturaliza el riesgo como si fuera parte del PEI histórico, y el objetivo de la reproducción humana fuera crear trabajadores consumistas reemplazables. La desidia se hizo conducta habitual: qué importa perder a un estudiante, hay muchos más, ―y tal vez mejores dirán algunas comisiones de docentes que evalúan la aplicación de RICE en su mayor sanción por debido proceso (Aula Segura encubierto)―.

La expulsión es la solución a la incomodidad que producen jóvenes que no caben en el supuesto metro y medio entre pupitre y pupitre, total faltan baños buenos, mientras sobran goteras, ratas y termitas, hayventanas sin vidrios, se sufre un calor insoportable en verano y el frío en invierno que se cuela por las puertas sin chapa. Entre el agobio docente y las demandas laborales, los problemas son de alguien más, dice el liceo y la familia, y es que el neoliberalismo hizo muy bien su trabajo: asistencialismo, relaciones clientelares, el abandono del Estado al mismo tiempo quesu intervención vulnera las infancias y adolescencia a través de sus instituciones.

Alejandra Benavides, amiga de Rodrigo Roco, dicen, llegó arrastrando sumarios inconclusos, la experiencia nos enseñó a dudarde los concursos por ADP. Primero, como compañera para las salidas de calle; luego, como una rectora que apoya conductas irregulares sin interesarse siquiera por varios casos de bullying, bajó la participación, ha generado problemas entre funcionarios, y ha respaldado a las representantes de los apoderados que fueron cuestionadas formalmente por sus nefastas conductas.

Sobre esto último, como ejemplo, se puede señalar las votaciones del CEPA que debieron ser hace meses y de cuyo directorio solo queda una persona. Todo esto ha hecho quela matrícula se fuera a la baja abruptamente. Con estas conductas me pregunto ¿qué tanto importa la familia como parte de una comunidad educativa?Pretender educar a estudiantes huérfanos para que luego el Colegio de Profesores levante leyes contra mapadres agresivos es ignorar los cambios sociales. Entonces, ¿existen o no madres y padres?, ¿para qué? ¿tiene realmente un adolescente personas que le den su amor y guía? Al parecer, solo sirve ser autoridad para castigar y ejercer violencia, porque esa es la que ejercen los adultos en desmedro de niñeces y adolescencias, vulnerando sus derechos a ser escuchados, a espacios dignos, a la felicidad.

Son días tristes, en los que convergen múltiples factores que tiene a decenas de jóvenes heridos, y a sus familias en un dolor inconmensurable mientras aguardan y con esperanza el parte médico.Nadie puede dudar de que esto no debía pasar, también sabemos que la lucha verdadera que están dando los 37 estudiantes del INBA será la mayor de sus vidas.

Lamento tener una visión poco alentadora sobre la educación pública, poco alentadora como la comparación de los resultados SIMCE entre establecimientos públicos y privados o como las cifras de Chile en la OCDE respecto a la educación pública. Nuestras instituciones hoy son el lugar en donde el currículum educativo, las políticas gubernamentales, los intereses partidistas, las demandas salariales y el desinterés se reúnen para perjudicar a nuestras niñas, niños y adolescentes.

Son el espacio en el que el bien superior del niño y la niña importan menos que la evaluación docente, o el influencer de moda. Los garantes (Estado, sociedad y familia) están en un colapso múltiple en camino a la desmunicipalización, como si ya no estuviéramos suficientemente mal como para mentir deliberadamente diciendo que mejorarán los procesos de enseñanza-aprendizaje mientras se mantiene la precariedad de la subvención por asistencia. Pero no nos enojemos y mejor trabajemos más, compremos flores, y vayamos al Cesfam y confiemos en los políticos que aún no deciden cómo mejorar la ley NEP, votemos por los que rechazan aumentar el presupuesto anual para educación, a ellos confiemos el presente de nuestrxs hijxs, ellos que en el congreso defienden la libertad de enseñanza, que decida el bolsillo en realidad, y que los liceos y escuelas no sean la primera opción sino el descarte.

No hay escasez de recursos para guanacos, cucas, zorrillos, armas, gases lacrimógenos y contingentes policiales, llamados puntos fijos instalan un enemigo permanente para el clima escolar de los llamados “Emblemáticos” ―ahora Históricos, como el cambio de Transantiago por RED―, mientras sigue la discusión sobre la selección, el algoritmo SAE, la Ley pobre llamada “de Inclusión”, la falta de equipos psicosociales que podrían trabajar con el recuerdo latente de que en cualquier momento, todos, incluyendo nuestros hijos podemos ser víctimas del terrorismo de Estado. Ellos, que saltaron los torniquetes, iniciaron el estallido, ¿acaso no se dan cuenta de que son nuestro mayor tesoro?

No queda más que pedir perdón, por no estar, por estar poco, por cansarnos fácil, por dejar de aprender de ustedes, hijas e hijos.