Este jueves el Gobierno pagó el último vencimiento de intereses del año con el Fondo Monetario Internacional. Se tratan de U$D 754 millones que el Tesoro tuvo que sacar de las reservas y pagar con fondos propios, ya que el FMI demoró el desembolso acordado para agosto, como parte de las negociaciones.
De esta manera, a pesar de que el Gobierno compró USD 194 millones en el día (el monto diario más importante desde mayo), las reservas brutas cayeron por debajo de los USD 30 mil millones, ubicándose en U$D 29.677 millones. Cabe destacar, que este vencimiento de intereses no contó con la reducción en los sobrecargos aprobada por el FMI el mes pasado, ya que el alivio se aplicará recién para los pagos del año que viene.
Durante 2024, el Gobierno recibió U$D 5.453 millones en desembolsos por el organismo y pagó U$D 7.695 millones (U$D 4.537 millones de capital y U$D 3.158 millones de intereses) unos US$ 2.245 millones netos que representan un tercio de los dólares que el Gobierno pudo comprar durante su mandato a costa de la reducción de la economía.
Aún quedan dos giros pendientes que el FMI viene demorando como parte de las negociaciones. Unos U$D 532 millones previstos para agosto, sujeto a la aprobación de la auditoría de cuentas del segundo trimestre. Y a partir del 10 de noviembre, el organismo deberá definir la revisión del tercer trimestre y realizar el desembolso de U$D 550 millones. Estos montos compensarán parcialmente el saldo de 2024, año en que finaliza el acuerdo de facilidades extendidas firmado en 2022, luego del acuerdo de 2018 firmado por el macrismo.
Es por esto que el Gobierno está en tratativas de un nuevo acuerdo para garantizar “fondos frescos”. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) los cargos de intereses por el préstamo de 2018, que se deberían pagar entre noviembre 2024 y agosto de 2034, se estiman en U$D 13.781 millones, con mayor peso en 2025 y 2026. El año que viene vencen U$D 3.300 millones de intereses con el organismo y la Argentina ya no recibirá desembolsos, a menos que se firme un nuevo programa de acuerdo con el organismo.
Un nuevo pacto con el Fondo significa una nueva hipoteca para el país que incluye mayor ajuste y contrarreformas, con el objetivo de pagar una deuda ilegal e ilegítima que no generó ningún beneficio para la mayoría de la población. El organismo presidido por Kristalina Georgieva felicita al Gobierno por el recorte presupuestario realizado, pero exige un plan a largo plazo y una devaluación de la moneda que viene condicionando el avance a un nuevo acuerdo. Por otra parte, todavía está pendiente la aprobación de las metas que fija el organismo, de las cuáles el Gobierno está muy lejos aún.
Según las proyecciones que publicó el FMI hace unas semanas, Argentina tendrá este año unos de los peores desempeños en el mundo debido a la caída del PIB y a la alta inflación. Mientras tanto los “mercados” celebran la fiesta financiera y se enriquecen a costa del ajuste a los jubilados, la salud, la educación y obra pública, y una recesión que hunde en la pobreza a ya la mayoría de los habitantes del país.
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