Este sábado 23 de noviembre, más de cien escritores y escritoras realizarán una lectura pública de la novela Cometierra de Dolores Reyes para manifestar su oposición a la campaña mediática iniciada por Victoria Villarruel contra la distribución gratuita de libros que aborden temas relativos a la sexualidad en las escuelas bonaerenses. La cita será a partir de las 10am en el Teatro Picadero de la ciudad de Buenos Aires y van a participar autores y autoras como Claudia Piñeiro, Juan Sasturain, Guillermo Martínez, Martín Kohan, Hinde Pomeraniec, Félix Bruzzone, Fabián Casas, Cristian Alarcón y la propia Reyes, entre otros.
Recordemos que la vicepresidenta acusó al gobernador Axel Kicillof de “sexualizar a los chicos” y apoyó una denuncia de la titular de la fundación Natalio Morelli contra el ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, por la distribución de libros como el de Reyes. También atacaron las novelas Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara y Si no fuera tan niña, de Sol Fantín. Estas dos escritoras también comprometieron su participación este sábado.
La presunción de que los libros “sexualizan” a los niños, aunque genera impacto mediático, resulta bastante tonta. Cada año se leen menos libros pero las cifras de abuso de menores y embarazos adolescentes aumentan o se mantienen estables. Necesitamos que la escuela brinde herramientas para que niñes y adolescentes puedan hablar tempranamente sobre sexualidad, que no se repriman, que cuenten lo que les pasa, para intervenir a tiempo, antes de que haya una situación más grave. Esto debe hacerse en la escuela porque los casos de abuso ocurren fundamentalmente en el ámbito privado y familiar, por tanto a la educación sexual de las infancias y adolescencias no puede pasar únicamente por la familia.
Las novelas que ataca la vicepresidenta lo único que hacen es romper el silencio sobre estos temas y lo hacen desde una perspectiva de combate a los abusos y la violencia de género, tratando de difundir valores que prioricen las formas amorosas de la sexualidad por sobre las humillantes y abusivas. No se puede decir lo mismo de muchas canciones de moda que chicos y chicas escuchan por todos lados sin que la fauna derechista ponga el grito en el cielo. Por eso resultan acertadas estas palabras del escritor Guillermo Martínez: “Hay temas que a los chicos ya hay que mostrarles, del mismo modo que la música abarca toda la experiencia humana y a nadie se le ocurriría a esta altura censurar las canciones que aludían a la sexualidad. Si nosotros queremos que los chicos lean tenemos que ser capaces de mostrarles toda la variedad y todo lo que pueden encontrar en la literatura”
El escritor también cuestionó esa doble vara que condena escritoras mientras “la violencia, los insultos que vienen desde el Estado, las metáforas sexuales que vienen del máximo gobernante (en referencia al presidente Javier Milei), no alteran el amperímetro”. También se manifestó preocupado con el reciente acto libertario que proclamó la creación de un brazo armado del gobierno: “yo no sé dónde están todos los padres que protestan por una escena de sexo en un libro cuando aparece un brazo armado fascista en Argentina. Me indigna absolutamente esta clase doble vara”, manifestó.
Lo cierto es que al gobierno no le molesta que se hable de sexo (el presidente lo hace todo el tiempo). Le molesta que se hable contra la cultura de la violación y la violencia patriarcal, por eso el ataque es específico a escritoras contemporáneas, como si solo ellas cometieran un pecado mientras todo el canon mayormente masculino de la literatura occidental, desde los clásicos griegos y latinos hasta Shakespeare, Cervantes, Borges y el boom latinoamericano, está lleno de libros que hablan de sexo y circulan en las escuelas.
No es casual que una vicepresidenta que defiende a militares genocidas, que violaban sistemáticamente a las mujeres presas en los centros clandestinos de detención, encabece este ataque censor contra escritoras. Una campaña hipócrita que dice defender la integridad de niños y niñas mientras los amigos militares de la vicepresidenta siguen sin brindar información sobre los más de cuatrocientos menores apropiados durante la última dictadura, como señaló recientemente Myriam Bregman. Una campaña oportunista, ya que muchas provincias del país gobernadas por aliados del ejecutivo tienen programas de lectura similares. Una campaña peligrosa porque intenta imponer una doble censura: privar a la juventud del derecho a la educación sexual, para que sean presas fáciles de abusadores, y a las mujeres del derecho a hablar y escribir sobre sexualidad.
Para hacerle frente a este intento censor es importante la presencia este sábado en la lectura pública de Cometierra, aún si no se obtuvo cupo para entrar la sala: desbordaremos el teatro y leeremos también en la calle. Lo importante es manifestarse, alzar la voz, estar.
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