Desde el gobierno nacional y sectores antiderechos se lleva adelante una campaña de ataques permanente contra la que llaman “ideología de género” y, particularmente, contra los derechos sexuales y reproductivos. En estas últimas semanas, esa campaña dio un salto con el intento de censura de miembros del Poder Ejecutivo, como la vicepresidenta Victoria Villarruel, y ONGs antiredechos, como la Fundación Morelli, contra la literatura que se utiliza en las escuelas públicas secundarias de la provincia de Buenos Aires.
Mal que les pese, la literatura juvenil juega un papel fundamental en la construcción de la identidad, personal y colectiva, y por eso es un recurso que se usa en las escuelas. Nicolás del Caño, del PTS/Frente de Izquierda, lo recordó este miércoles, al ingresar en la Cámara baja un proyecto que propone repudiar “el intento de censura a los libros Las Aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, Cometierra de Dolores Reyes, Si no fuera tan niña. Memorias de la violencia de Sol Fantín, Las primas de Aurora Venturini, así como de cualquier otra literatura orientada a la juventud, utilizada en escuelas públicas, y en algunos casos, incluso para el abordaje de la educación sexual integral, tal como lo estipula la Ley 26.150 sancionada en 2006”.
Se trata de literatura esencial para el desarrollo de la sensibilidad, de la empatía, de la capacidad crítica y de la autonomía intelectual, y es por eso que es utilizada en contextos educativos. Tanto es así que los libros de éstas y otras autoras habitan las bibliotecas de diversas instituciones educativas del país, colaborando en que les estudiantes puedan conocer y explorar temas y perspectivas diversas, como las relacionadas con la identidad, la pobreza, la discriminación, la historia, la cultura, la diversidad.
Por eso el proyecto, que también lleva las firmas de Christian Castillo y Alejandro Vilca (PTS/FIT), Mónica Schlottahuer (IS/FIT) y Vanina Biasi (PO/FIT), se solidariza con las escritoras y reafirma el compromiso de lucha “en defensa del derecho a la libertad de expresión así como a informarse, a decidir y a educar sin injerencia de la ideología religiosa y anticientífica que promueven funcionarios, ONGs y grupos antiderechos”.
Recordemos que la vicepresidenta Villarruel, interviniendo y recortando párrafos que referían a encuentros sexuales en libros de las escritoras Dolores Reyes y Gabriela Cabezón Cámara, entre otras autoras, sostuvo recientemente que la Educación Sexual Integral es “perversa” y favorece la “corrupción de menores”, alentando de ese modo que las escritoras y la docencia que sostiene la ESI fueran blanco de ataques por parte de cuentas y fundaciones vinculadas al oficialismo y a sectores antiderechos. Por su parte, el Presidente Javier Milei replicó en la red social X un posteo donde un usuario denuncia que estos libros poseen un "alto contenido sexual" cuando en realidad se trata de definiciones elementales relativas a la orientación sexual, el sexo biológico, la diversidad sexual y la identidad de género y su uso tiene como fin la promoción del conocimiento y la construcción los vínculos saludables y de cuidado.
Como señaló recientemente Myriam Bregman, si verdaderamente les interesaran las niñeces, la historia de los y las detenidos desaparecidos y sus hijas, hijos, hijes, no sería la que denunciamos incansablemente.
Frente a la cruzada oscurantista y negacionista de los derechos de las niñeces, de la juventud, de las mujeres y de la diversidad sexual, así como de la docencia y las autoras que trabajan estos temas, que incluye campañas reaccionarias como ésta, el sábado 23 de noviembre se realizará una lectura pública de Cometierra, de Dolores Reyes, en el Teatro Picadero de la Ciudad de Buenos Aires. Será una manifestación contra esta campaña impulsada por los funcionarios del gobierno nacional y sectores ultraderechistas que quieren eliminar la educación sexual en las escuelas y legitimar una eventual censura a libros que aborden temas relativos a la sexualidad, especialmente si los escriben mujeres.
7014-D-2024 by Sol Bajar |