Entrevista a Maria Alché quién es co-directora de la película Puan, que retrata el llamativo universo de la icónica facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Alché reflexiona sobre el cine, la situación política actual y la importancia de la lucha por sostener los espacios colectivos, de seguir haciendo cine pese a todo y la importante conexión que tuvo la película con el presente.
María Alché es actriz, directora, guionista, productora y fotógrafa argentina
Este film dirigido por María Alché y Benjamín Naishtat, cuenta con las actuaciones de Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Alejandra Flechner, Julieta Zylberberg, Cristina Banegas, Lali Espósito y Andrea Frigerio, entre otros grandes actores que le dan un tono particular a la película, en el que se combinan tanto el humor como la reflexión.
Esta producción viene de triunfar ganando múltiples premios en varios Festivales Internacionales como el de Cine de San Sebastián con dos galardones como mejor guión y mejor actor para el papel que interpreta Marcelo Subiotto. Varios premios en la entrega de los Martín Fierro Cine. Como también fue nominada mejor película iberoamericana en el Festival de Goya.
A continuación, compartimos entrevista realizada por Natacha Scherbovsky, quién es antropóloga, militante feminista e investigadora en cine, historia e imagen. Natacha se especializa en cine Chileno y Latinoaméricano. Además, es integrante de la Comisión Directiva de Asaeca (Asociación Argentina de Estudios sobre Cine y Artes Audiovisuales). Quién nos comparte esta entrevista realizada hace dos semanas, originalmente publicada en Tu Voz Diáspora Española.
N.S: Hola María, ¿cómo estás? lo primero que quisiera preguntarte tiene que ver con lo que está pasando en estas últimas semanas respecto a las tomas en las universidades, al “estudiantazo” como se lo ha llamado a este movimiento. Te consulto en tanto sos docente de la ENERC y el año pasado estrenaron la pelicula Puan junto a Benjamín. Me resulta increíble cómo se adelantó uno o dos años a lo que está pasando en tanto la filmaron en ese tiempo ¿no? ¿te parece que se relaciona con lo que plantean en el film ¿Cómo lo ves?
M.A.: Me parece que estamos viviendo un momento de crueldad inédita por parte del gobierno y un destrato hacia todo lo que es la vida pública y civil, a que exista algo común. Da la sensación de que eso se quiere destruir. Desde poder jubilarse dignamente, poder comer, educarse, atenderse en un hospital público. Y es un momento en ese sentido doloroso, donde cosas mínimas que creíamos dadas se han puesto en cuestión.
Pero creo que es esperanzador que en este momento hay 66 universidades tomadas en todo el país. Es inédito que están tomadas universidades que históricamente no habían vivido esa experiencia, como la Facultad de Derecho. Creo que es un momento histórico y se necesita que las cosas vengan desde abajo y que a esta lucha de los estudiantes, que se ha despertado con mucha fuerza, se le unan otras fuerzas.
De hecho empieza a haber una conciencia colectiva de ocupar el espacio público, de crear sentido y de unir las luchas, pero pareciera que va a ser algo de largo aliento. Creo que estamos todos pasando un momento de desconcierto, desesperanza, de desazón ante la fragilidad de las instituciones, de tantas cosas que creíamos dadas. La educación pública, la universidad pública son pilares fundamentales del progreso intelectual, social y económico. Somos un país que ha sido un país faro en Latinoamérica con sus ley de cine, con su universidad gratuita que ha generado científicos, artistas, pensadores, escritores, médicos.
Yo me formé casi completamente en instituciones públicas en la primaria, la secundaria, la UBA, la ENERC, y fue para mí muy importante la Biblioteca de la Enerc, donde hay un montón de libros especializados sobre cine y unos bibliotecarios que saben muchísimo. Lo mismo la Biblioteca Nacional, un espacio al que se puede ir a estudiar, a escribir, a consultar material.
El vaciamiento del sistema educativo es injustificable e incompatible con un país soberano. Y en la sociedad hay una conciencia de eso. De hecho las marchas universitarias, la del 23 de abril y la del 2 de octubre fueron algo masivo.
N.S. En relación a esto, me impresiona cómo está volviendo a ser recuperada Puan entre docentes, estudiantes y otros grupos sociales que quieren verla o volver a verla. La semana pasada muchas personas empezaron a compartir en redes el final de la peli o diferentes escenas. Creo que la gente percibe ahora como si la película tuviera algo premonitorio. Hace un año atrás, vimos como sociedad esta película y no sé si nos imaginábamos que un año después iba a ser un evento el escenario. No sé si vos te lo imaginabas.
M. A.: Sí, eso está pasando mucho con la película y es la conexión que tuvo la película con el presente. Ha sido la causa de que circule tanto y tan fuera del cine. Más o menos, desde su estreno en octubre. No solo circuló por las salas de cine, sino que se pasó en todas partes: desde acampes, una protesta en la calle con una tela, en todas las universidades a lo largo y a lo ancho del país. Nosotros hemos acompañado la película en cárceles, centros culturales, centros barriales. Y es muy hermoso cuando el cine tiene esa capacidad de conectar con algo que va más allá del cine.
Cuando escribimos esta película, estábamos en un escenario de encierro durante la pandemia en el 2020 y también se venía, económicamente, algo que tenía que ver con la deuda que había contraído el actual ministro de Economía en el 2017. Una deuda histórica que se fue toda en especulación financiera. Entonces esa burbuja en algún momento iba a explotarnos. Era algo que estaba en el aire, las cosas no estaban yendo por buen camino.
Así mismo, teníamos la experiencia de la adolescencia del 2001, de ese estallido, y de algo que vuelve, aunque no del mismo modo porque la historia no es cíclica, no se repite siempre igual. Deseo profundamente que tomemos conciencia de esto que nos está ocurriendo y podamos ir hacia un lugar mejor. Entonces, también este presente es diferente, porque nunca nos había gobernado un gobierno de estas características, de esta extrema derecha tan ignorante, tan irrespetuoso de todas las instituciones, de todas las leyes.
Creo que es un escenario muy complicado, pero muy necesario para armar red, para estar conectado con otros, para cuidarse y para sacudirse. Lo que está pasando con lxs estudiantes es muy revelador. La lucha va a ser posible si es masiva y como se ha salido en distintas oportunidades este año de forma masiva, creo que esas son las cosas que más sirven.
N.S.: Siguiendo lo que estás contando, me gustaría que charlemos respecto a las políticas públicas que está llevando adelante el gobierno y los decretos que han habido respecto al achicamiento del cine ¿cuáles son los miedos que te surgen? ¿Qué incertidumbres te aparecen o aparecieron en este tiempo, desde que Milei ganó la presidencia? Pensando en el financiamiento del INCAA, por ejemplo, en las pocas posibilidades de seguir filmando.
M.A.: Bueno, creo que la angustia tiene que ver con las políticas públicas, que por supuesto tenían mucho para ser mejoradas pero se están destrozando. El INCAA estuvo prácticamente paralizado este año. Hay algo que se viene trabajando mucho en el sector, y es conseguir que las plataformas tributen, como pasa en muchos países que tienen políticas públicas cinematográficas de alta calidad. Porque si estas plataformas tributaran al Instituto de Cine, con una pequeña porción se podrían impulsar un montón de proyectos, miradas y nuevos directores que también necesitan apoyo para emerger. Porque es muy difícil hacer una primera película sin ningún apoyo, y porque es necesario desarrollar la imaginación de una época, la ficción, los documentales, de forma soberana, mas allá de lo que pueda producir un privado con sus lógicas. Cuestionarnos también cómo, dónde queremos ir como futuro, entender como dice Gilberto Gil que lo voy a citar hasta el cansancio, que la cultura es algo de la canasta básica, así como necesitamos comer, y dormir, necesitamos desarrollarnos en ese plano espiritual, y la cultura existe en todos lados, está ahí, lo que se necesita no es que el estado produzca cultura sino que garantice y apoye su producción. Y creo que también hay que plantearse que el horizonte de deseo que tengamos sea cada vez mayor. Asumir las profundas desigualdades que existen en Argentina, y tener deseos colectivos más grandes, menos mezquinos que abarquen realmente a todo el mundo. Que el cine sea más federal, que el Estado como proveedor de medios para que los objetos culturales existan, llegue a más lugares. Y que realmente, quien deba tributar, las empresas que deban tributar, que tributen, que haya impuesto a la riqueza, que haya realmente una redistribución, si me preguntas qué es lo que a mí me gustaría.
N.S: Sí, claro, me refiero a lo que a vos te sucede, en este caso, te gustaría.
M.A.: Redistribuir oportunidades.
N.S.: Claro, lo entiendo y lo comparto. Porque eso es lo que más desearíamos. Pero hay un contexto que aparentemente pareciera que va en contra de todo lo planteás y más encaminado a lo que decías recién encaminado en arrasar, destruir, desmantelar. Me parece que es toda una propuesta política/ideológica de destrucción de lo público como comentabas…
M.A.: Sí, está todo eso que es el gran sentido común imperante, pero en el medio hay pequeñas luces de esperanzas en personas que creo que son planetas y que están iluminadas y que arman red. Entonces creo que hay que mirar hacia esos lugares desde donde está surgiendo la potencia para ir hacia otro sentido común.
N.S. Totalmente. En la esperanza de la acción creo que tenemos que afianzarnos. Justo quería preguntarte acerca de lo que había sucedido en el Festival de San Sebastián, cuando llevaron adelante el acto en defensa del cine nacional. Me podrías contar un poquito, ¿cómo fue ese acto? ¿Cómo surgió?
M. A.: Bueno, en realidad la primera vez que hicimos una foto con una bandera que decía “Cine argentino” fue en la edición del Festival de San Sebastián del año pasado. Ahí se hizo una foto con toda la delegación argentina presente para mostrar que el cine argentino es exitoso, que le va bien, que circula por el mundo, que es una marca país, una manera de contarle nuestra cultura al mundo y de dialogar con otras culturas.
Es también parte de que no existan conflictos bélicos, que las culturas se entiendan e intercambien simbólicamente. Entonces, era un poco decir: “Estamos acá, tenemos todas estas películas, si gana este gobierno (se refiere al de Milei) es probable que se hagan muchas menos películas.” Porque nuestro actual presidente venía diciendo que iba a cerrar el INCAA con orgullo y regocijándose en eso. Ese escenario distópico se fue materializando. Se siguieron haciendo concentraciones en distintos festivales a los que fueron delegaciones argentinas, unas más masivas, unas menos.
Yo estuve presente cuando hicimos una en el Festival de Cannes que fue muy buena, porque nos dieron la quincena de realizadores e invitamos a colegas de todo el mundo. Estuvo presente la delegación de San Sebastián completa que siempre son una gran fuente de apoyo y de compromiso político, tanto José Luis Rebordinos, (el director del festival) como los programadores que son personas sumamente amorosas y amables y de gran apoyo para el cine argentino. En ese momento, con todas las personas presentes, José Luis Rebordinos mencionó que quería hacer algo por el cine argentino en la siguiente edición.
Y bueno, como ya venían con estas fuerzas y este impulso, decidimos hacer esa misma foto, pero como se cumplía un año, no queríamos hacer solo una foto, sino también expresar algo de lo que está sucediendo y entre distintas productoras, personas y colegas se armó este comunicado. En ese momento le pedimos a Lola y a Maricel que nos acompañen con la lectura, (porque las actrices siempre tienen esa cosa de leer). Y casualmente se armó como algo de mujeres.
N.S.: Super interesante el proceso y el armado. ¿Porque decidieron ustedes que fueran las que leyeran el documento? Porque según lo que decís lo pensaron entre productores, colegas, pero decidieron que las voces fueran las de las mujeres en una industria en donde todo es más difícil para nosotras pensando en los subsidios que dan para filmar, en sí contamos con el dinero o no para realizar la película ahora que encima la nueva disposición del INCAA es que tenemos que tener el 50% del monto para postularte a un financiamiento. ¿cómo atraviesan todas estas realidades justamente siendo mujer? Porque por lo general somos las que más llevamos adelante el cuidado de lxs hijxs, de lxs seres queridxs. ¿Cómo se combina todo eso en tu vida cotidiana en tanto sos madre, directora, actriz? ¿Cómo todo eso se conjuga para poder actuar, filmar, llevar adelante una propuesta creativa?
M.A.: Bueno, en mi caso, siento que tengo el privilegio de tener un compañero que hace lo mismo y que nos apoyamos en nuestras cosas. Y eso es parte también de cuando decidimos hacer Puan. Nuestra hija que viste ahora, todavía no había cumplido dos años y quedé embarazada de nuestro segundo hijo y también fue una decisión familiar salir a filmar en co-dirección.
La decisión más natural hubiera sido que yo espere a que mis hijos crezcan un poco y Benjamin dirija una película. Y la decisión fue: “Codirigimos y nuestros hijos se crían en esto.” Fue una decisión vital para nosotros y siempre lo cuento como algo bueno. Tampoco hubiera podido dirigir una película sola con dos hijos tan pequeños. En ese sentido fue una decisión buena, conjunta, del conjunto.
Después, creo que sí, que siempre es todo más difícil para las mujeres, que la industria sigue siendo muy machista y que el mundo todavía conserva muchas fobias. Hay muchas estructuras que todavía siguen estando y creo que en este contexto tan, tan hostil eso quedó un poco de lado. En tanto planteamos: “están arrasando a todos” no hay tanto lugar para ver qué pasa con las mujeres, es más cómo se están llevando todo puesto.
Hay una urgencia en donde tengo la sensación de que eso no está tan en primer plano como pensamiento, como capaz lo estaba un tiempo atrás, pero por supuesto me parece fundamental. Sin embargo, tengo un grupo de WhatsApp con unas colegas directoras y siempre estamos pensando que en algún momento sería bueno impulsar cosas para apoyar a las mujeres cineastas. Porque para mí siempre es más difícil para una mujer hacer una película y una segunda, tercera, cuarta.
Quizás porque el mundo y la industria sigue siendo muy bélica, y a veces las mujeres van por otro tipo de relatos…pero sería absurdo generalizar. En el caso de las que decidieron ser madres, se pone muy difícil. La maternidad y el cine no es algo tan fácil de conjugar. Y bueno, me parece que es un tema abierto, en el cual sería ideal tener políticas públicas de apoyo, y pensar cómo debieran ser. Y también lo federal, ¿no? Que el cine no sea solo porteño. Hay varias capas de cosas, que no son solo las mujeres, también hay algo de clase.
N. S.: De clase ¿en que sentido?
M. A.: Hay algo de Buenos Aires dentro de las provincias. Hay muchos temas que hay que equiparar en una industria que es fundamentalmente porteño-céntrica. Y de clase media para arriba.
N. S: De clase media para arriba y ahora encima, va a ser de clase alta para arriba, porque insisto si tenés que tener el 50% de tu película financiada, ya está, lo van a poder hacer varones que tienen muchísimo dinero y nada más.
N.S.: Cambiando de tema te quería preguntar en cuanto a la película que llevaron al festival de San Sebastián: Cuando las nubes esconden la sombras (2024) en donde trabajaste como actriz y dirigió José Luis Torres Leiva. ¿Cómo te acercaste a esta propuesta? ¿Vos conocías la obra de José Luis?
M. A.: Sí, había visto una película de José Luis que me gustaba, que soy muy fanática, que se llama El viento sabe que vuelvo a casa (2016) con Ignacio Agüero de protagonista. Creo que me crucé a José Luis y había sido jurado en un festival y le habíamos dado el primer premio, y cuando lo ví le dije: “Me encantaría trabajar con vos.” José Luis que es muy sensible vio mi ópera prima Familia sumergida (2018) y me dijo: “Bueno, a mí también me gustaría trabajar con vos.” Y se puso a escribir una película para que hagamos juntos. Esto fue hace como cinco, seis años y en el medio, pasaron muchas cosas desde que me dijo eso. Tuve dos hijos, filmé Puan, fuimos consiguiendo fondos y finalmente pudimos filmar el año pasado.Fue una experiencia muy hermosa, porque José Luis es muy especial. Toda la gente que lo rodea y trabaja con él es muy especial y hacen que sea muy especial la experiencia de filmar, algo muy difícil de poner en palabras.
Pero muy parecido a estar presente y muy alejado como del artificio de actuar. Algo que no tiene que ver a cómo yo me aproximo a la forma de hacer cine, pero que me encantó. Me parece que poder ser actriz me da esa posibilidad de trabajar con otras personas con sus formas y eso me encantó.
N.S: José Luis es un gran cineasta a quien adoro y creo que tiene una sensibilidad exquisita y única además de ser muy solidario y muy amoroso. María volviendo a lo que estuvimos conversando recién sobre esta idea de que necesitamos tener esta potencia de la imaginación, esta potencia de la esperanza en un contexto tan opresivo, de angustia, de mucho dolor y de malestar. ¿En dónde encontrás esperanza? ¿En qué espacios? ¿En las relaciones afectivas? ¿en el arte? ¿dónde se puede alojar la esperanza?
M.A.: Para mí, en todo lo que sea colectivo. Por ejemplo, mis hijos van a la escuela pública y en el jardín de infantes este año, armamos una huerta que cuidamos entre varios padres que somos la “comisión huerta”. Un padre trajo unas maderas y con esas maderas otro padre que es carpintero armó unos cajones y otro trajo tierra, plantamos y sembramos rúcula en el jardín. El concepto es que todo se recicle.
Todos los niños se llevaron rúcula a sus casas. Y para mí ese pequeño lugar de sembrar y de sembrar colectivamente es un espacio. La escuela pública me trae muchas experiencias buenas con mis hijos. El jardín también tiene una banda de padres donde cualquiera se puede acercar a hacer música y los viernes a la mañana se canta colectivamente. Todos llevan sus instrumentos y cantamos juntos: las maestras, las no docentes, las secretarias académicas, los padres, los niños. Y ese momento es muy hermoso, de comunión y de alegría. De decir, la alegría no es cuánto dinero tenés, sino qué fiestas podés hacer.
Y ahí en esas mañanas, siento que nos damos una verdadera fiesta, que lo más hermoso que tiene lo transversal, lo múltiple. Creo que hay que apuntar a ese tipo de encuentros. Todo lo que es festejar me parece que también importa como esa frase que dice: “Si no puedo bailar tu revolución no me interesa”. No sé, como algo de la ferocidad de bailar. Ya nos robaron la palabra alegría, ahora la palabra libertad… creo que debemos recuperarlas con astucia. Me gusta en Buenos Aires ver todas las obras de teatro que florecen en teatros independientes, vas un lunes y hay cola y ver tantos actores y actrices talentosos.
Me inspira la facultad, los profesores, mis vecinos en la vereda en dónde nos juntamos a tomar mate también y sacamos los bancos. Algo de eso, de celebrar lo colectivo y de no acostumbrarnos a mirar las cosas como si nada se pudiera transformar. Veo cada vez más hambre en la calle, más imágenes tremendas y digo, no nos acostumbremos a no ver nada. Veamos esto y veamos que esto no es una normalidad que podemos aceptar. No es algo que debemos aceptar y en ese sentido, creo en toda acción política.
Hay que volver a enamorarse de que hacer política no es algo malo, está en todas partes y en todos nosotros está esa posibilidad de querer transformar las cosas.
N.S. Es muy hermoso lo que decís y de una manera muy clara y conmovedora. Pensar en la política como enamoramiento también es bellísimo. Porque, mucha gente detesta lo que tenga que ver con “la” política cuando la política atraviesa la vida cotidiana, lo que acabás de describir. Está en el canto y en juntarte con tus vecinos, en los chicos cuando van a la escuela y hacen una huerta. Hay una apuesta política también en esto de lo comunitario.
M.A. Totalmente, totalmente.
N.S. Por último y para cerrar, volviendo al cine, ¿qué peliculas te parecen que de alguna manera son trincheras? O son películas que pueden pensar mundos vivibles y no crear distopías. ¿hay posibilidad de pensar utopías aunque no sean grande sino más pequeñas? Como decíamos recién, pensando en lo político en lo cotidiano…
M.A.: Con Benjamín cada tanto volvemos a ver Esperando la carroza (1985), porque nos da risa esa película tan argentina. Después, ahora, no sé, con mis hijos volví a ver mucho películas que veía en mi infancia y que adoro, Mary Poppins (1964), La novicia rebelde (1965) o La maldición de las brujas (1990) que me parece que son películas con fantasía y vivir la fantasía es algo importante en la vida. Vivir con la fantasía. Después, el cine de Leonardo Fabio creo que tiene mucho corazón y es muy misterioso, me gusta mucho El dependiente, Nazareno Cruz y el lobo (1975). Me gusta mucho ver las películas de Martín Rejtman, el cine de José Luis Torres Leiva, el de Cassavetes. Siempre también volver a esas actuaciones, como a ese lugar en donde los vínculos no tienen tanta forma y la vida está como por fuera, se desmadra de su norma.
N.S.: ¡Son un montonazo! (Reimos) hay muchas películas que tienen que ver con la vida, la ilusión, la esperanza, la fantasía. Muchas gracias María ha sido un placer.
M.A. De nada, lindo conversar.
Todos los premios y nominaciones de Puan:.
2023: Festival de San Sebastián: Mejor interpretación protagonista (Subiotto) y guion
2023: Premios Goya (España): Nominada a Mejor película iberoamericana.
2023: Premios Sur (Argentina): 3 premios. 7 nominaciones
2024: Premios Platino del Cine Iberoamericano: 5 nominaciones
2023: Premios Forqué: Nominada a Mejor película latinoamericana.
2023: Premios Ariel (México): Nominada a Mejor película iberoamericana.
PUAN: Dirección: María Alché, Benjamín Naishtat, Guion: María Alché, Benjamín Naisht. Música: Santiago Dolan Fotografía: Hélène Louvart, Elenco: Marcelo Subiotto, Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Mara Bestelli Camila Peralta, Alejandra Flechner, Damián Dreizik, Cristina Banegas, Claudia Cantero, Teresa Calandra, Gaspar Offenhenden como Manolo Pena, Andrea Frigerio Luis Ziembrowski, Zulema Galperín Liliana Juárez
Juan Luppi, Héctor Bidonde, Lali Espósito, Erika Andia.