La Cámara de Diputados dio media sanción a las leyes de incentivo a docentes que envió la DGE. Son tres leyes que otorgan superpoderes al Director General de Escuelas para asignar, a discreción, incentivos salariales discriminatorios y antiestatutarios.
Los llaman, con un eufemismo cínico, incentivo al "arraigo", a las “materias prioritarias” y
a la “capacitación” .
Una reforma inconsulta, express y a espaldas de las escuelas.
Lejos de resolver el problema estructural de estar en la provincia de la docencia peor paga del país, proponen trabajar más, romper con conceptos elementales como igual salario por igual tarea y otorgar superpoderes a un funcionario puesto a dedo por el Ejecutivo.
Como se explica en esa nota estos incentivos no son más que un parche para problemas de vieja data: un salario precario, consumido por la cláusula de garantía, que ubica a los docentes en la categoría de pobreza. Un incentivo a las carreras prioritarias a discreción del Director General de Escuelas, quién, en la misma ley, pretende otorgarse superpoderes para hacer y deshacer a su gusto, colocando a los docentes en diferentes categorías y con salarios diversos de acuerdo a la materia que dicten.
¿Y el SUTE? Sentado en el palco mientras se votaba unánimemente esta ley no dió ni aviso en las escuelas, no convocó a nadie y luego posó para la foto. La complicidad ya quedó más que demostrada y las escuelas empiezan a sentir el descontento con la actual conducción.
Ante estas traiciones la organización es por abajo, para recuperar nuestras herramientas de lucha y construir la fuerza que se necesita para ir contra estas reformas arbitrarias y flexibilizadoras. |