Pese a que casi no hay cambios, Ramírez de la O aseguró que este presupuesto tiene como base el proyecto del llamado “humanismo mexicano” y que va conforme a los 100 compromisos que hizo Sheinbaum al asumir la presidencia en octubre pasado. Sin embargo, hay que leer entre líneas, pues inmediatamente después dijo que la propuesta presupuestaria busca equilibrio entre ingresos y egresos.

Esta sutil, pero importante acotación, es parte de las cartas fuertes que la 4T busca impactar a los mercados, presentándose como responsables, en decir, combina una lógica típica de mercado con lenguaje de los tecnócratas de la derecha, mientras presume un aumento presupuestal a los programa sociales, que siguen siendo su buque insignia en la política nacional.

Sin embargo, aunque se mantiene la promesa de un “interesante” aumento a las universidades más grandes del país, que se promete será del 3.5% —que se encuentra por debajo de la inflación anual—, nada se dijo sobre ajustar al resto de las universidades estatales que todo apunta que serán desfinanciadas, en favor del proyecto de la Universidades Rosario Castellanos, que mantienen en la total precariedad laboral a sus docentes, lo que también ha sido el sello de la 4T con los trabajadores al servicio del Estado.

Por otra parte, el recorte al sector cultura de más del 30% no fue negado, sino, que durante la conferencia se respondió ambiguamente a que se le va a proponer al Congreso que el presupuesto de los organismo autónomos que están por desaparecer, se destine a otros rubros, sin decir, sí eso iba a buscar compensar el brutal recorte a cultura o si lo destinará al sector consentido del gobierno, la Sedena.

Este presupuesto “responsable”, en voz de muchos analistas, no deja clara las prioridades de la presidenta, pero sí deja claro que busca dar un mensaje de compromiso con las inversiones, lo que desde la perspectiva del mercado, es lo mejor, dejando entre ver un giro a una política más moderada por parte Sheinbaum.