Xoana Edith Escobar tenía 36 años y era mamá de 7 hijxs. Luego de varios días que su hija mayor denunciara su desaparición se encontró su cuerpo en un descampado en Libertad. Había sido asesinada por su ex pareja.
Según declaraciones de sus familiares en distintos medios, Xoana se había quedado sin trabajo porque la habían despedido de un geriátrico de San Martín. Por eso, el 13 de noviembre había ido hasta González Catán a buscar plata: necesitaba comprarle un par de zapatillas a uno de sus hijos, pero no regresó.
Al día siguiente, otro caso estremecedor. Mariana Tillar de 49 años y madre de cuatro hijas, fue encontrada en su casa acuchillada por su ex pareja. Estaban separados, pero por motivos económicos vivían en la misma casa de la localidad de Matera. Ella estaba decidida a independizarse, por lo que había conseguido un trabajo.
Los casos de Xoana y Mariana no son casos aislados: en Argentina hay un femicidio cada 29 horas. Pero el gobierno de Milei y Villarruel fue el único en votar en la ONU en contra de una resolución que buscaba intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas.
Según datos del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, coordinado por La Casa del Encuentro, en lo que va del 2024 hubo 225 femicidios vinculados a mujeres y niñas.
Cuando la violencia de género se realiza contra madres implica, además de la vida de las mujeres, a otras víctimas de esa brutalidad: son esas niñas y niños que quedan huérfanos. Según la misma fuente "son 276 hijas e hijos que se quedaron sin madre, el 52 % menores de edad".
Como en la mayoría de los casos, luego del femicidio se conoce en las noticias que esas mujeres habían realizado denuncias pero no recibieron respuesta. O que no pudieron salir de la situación de violencia por problemas económicos: falta de trabajo y vivienda para resguardarse con sus hijxs, falta de refugios o acompañamiento adecuado.
Por eso cuando un hombre comete un femicidio, el Estado también es responsable. Con el acceso a viviendas, con presupuesto para los programas de atención a las víctimas y muchas medidas que podrían tomarse inmediatamente, no se erradicará la violencia de género, pero sí se podría evitar que esa violencia escale y termine con la vida de la mujer. Muchos femicidios son evitables.
Los discursos de los principales funcionarios del gobierno de Milei y Villarruel, que niegan directamente que exista la violencia de género y que atacan la implementación de la ESI en las escuelas, van de la mano con un plan de guerra, donde las niñeces y las mujeres somos las más afectadas por el ajuste que aplican para beneficiar a empresarios y al FMI reforzando la violencia hacia las mujeres y sus familias, en todos los aspectos de la vida. Es por eso que no quieren que las mujeres levantemos la cabeza, porque saben la fuerza que tenemos cuando nos ponemos de pie.
La concejala de La Matanza Natalia Hernadez, del PTS en el FITU, junto a Maternidades feministas, elaboraron y presentaron un proyecto de ordenanza en el HCD para ayudar a las mujeres que alquilan y muchas veces sufren la violencia machista.
Se trata de un bono de alquiler a cargo del Municipio y financiado con fondos recaudados de una “tasa especial” a las grandes empresarios del distrito como Marcos Galperin, el multimillonario dueño de Mercado Libre, a quien el Estado le dio 73 mil m2 de tierras públicas del Mercado Central para avanzar en sus negocios, en La Matanza.
Lo mismo podría hacerse en toda la provincia de Buenos Aires. También en Merlo, uno de los municipios con mayores índices de violencia de género. El mismo observatorio citado afirma: “si bien los femicidios abarcan el territorio nacional, en términos absolutos Buenos Aires sigue siendo la provincia con más casos, seguida por Santa Fe, Córdoba y Chaco”.
En un video que publicamos el año pasado denunciábamos que a nivel nacional hay sólo 188 refugios para mujeres víctimas de violencia de género. Que en la provincia de Buenos Aires hay nada más que 66. Y que en Merlo directamente no hay ninguno. Esta falta de presupuesto que se daba bajo el gobierno de Alberto Fernandez y Cristina Kirchner, en el que el Ministerio de Mujeres era el que menor presupuesto tenía, vino a profundizarse con el actual gobierno.
De la misma forma que la provincia de Buenos Aires bajo el gobierno de Kicillof, se prioriza los negocios de las corporaciones inmobiliarias o los beneficios a las grandes empresas alimenticias y extractivistas, a quienes se podría aplicar impuestos especiales, para financiar programas integrales contra la violencia de género, para lograr algo tan elemental como que no nos maten. A las mujeres siempre nos dicen que tenemos que esperar.
Este año, el gobierno negacionista directamente desmanteló la línea 144, el programa acompañar y junto al ajuste recargado, viene profundizando la violencia hacia mujeres y niñez en todos los planos de la vida.
Por eso en ese mismo video, se afirma que si no fuera por la pelea de las familiares y amigas, junto a la movilización independiente de las mujeres, muchos casos quedarían impunes. Allí señala que la violencia machista es intrínseca a este sistema capitalista y patriarcal. Pero eso lo quita la responsabilidad del Estado que niega o retacea la educación sexual y el presupuesto para la construcción de refugios o ayuda económica para mujeres víctimas de violencia, bajo todos los gobiernos. Por eso desde Pan y Rosas siempre decimos que sin movilización y sin presupuesto no hay #NiUnaMenos.
Este 25 de noviembre, en un nuevo Día Internacional de lucha contra la violencia contra las mujeres, se vuelve a plantear la necesidad de ganar las calles. La lucha de las mujeres que dió lugar al #NiUnaMenos logró dar visibilidad a esta problemática. También, con la fuerza de todo el movimiento de mujeres, logro arrancar ciertos derechos y conquistas que siempre vuelven a ser atacadas.
Este lunes 25 nos encuentra en la primera fila de la pelea en defensa de la educación y la salud pública, en defensa de los puestos de trabajo, como las trabajadoras del Hospital Posadas. Nuevas generaciones de estudiantes universitarias, organizándose y enfrentando los ataques del gobierno en las facultades, como también vimos a las valientes jubiladas, entre otras. Un ejemplo, contrario a las conducciones sindicales que transan con los gobiernos dividiendo cada pelea, cuando nuestra fuerza está en la unidad.
Los sindicatos y centros de estudiantes, deben romper la pasividad y convocar asambleas para debatir un verdadero plan de lucha porque no queremos NI UN AJUSTE MÁS, NI UN DERECHO MENOS. Coordinemos nuestras luchas para conquistarlo organizadas desde abajo y enfrentar todo el plan de ajuste de Milei y sus cómplices.
Más que nunca, NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS. | 
