“Los que pueden venir son peores”. En esa frase se pueden resumir los argumentos de Lucía Corpacci, actual senador nacional más que aliada a Cristina Kirchner, para sostener su apoyo a Ariel Lijo como candidato a la Corte Suprema. Así lo confirmó en una entrevista este mismo martes, en diálogo con El Destape 1070.
Lijo, como se sabe, es uno de los candidatos de Milei a la Corte Suprema de Justicia. El otro es el derechista Manuel García-Mansilla, que se opone abiertamente al derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Con esos dos jueces, el Gobierno pretende crear una Corte adicta, que actúe abiertamente a favor del ajuste que lleva adelante para garantizar las ganancias del gran capital.
Al habilitar la posibilidad de la elección de Lijo, el kirchnerismo habilita que el Gobierno de Milei y las grandes patronales tengan una herramienta más -una muy poderosa- para seguir avanzando en modificar el país en contra de los intereses del pueblo trabajador.
En la entrevista, la senadora nacional también afirmó que ella "había asumido el compromiso de que si eso no llegaba, antes de fin de año iba a apoyar el pliego". Ante la crítica lógica de que Lijo forma parte de la casta judicial que ejerció lo que el kirchnerismo llamó "lawfare", Corpacci afirmó: "La verdad es que la Justicia está llena de cuestionamientos y gente que llegó que parecía intachable después demostró... la verdad... es tan difícil el tema de la Justicia. Hasta podría decirle que algún otro que manden me podría resultar mucho más preocupante”.
Corpacci confirma las negociaciones abiertas entre el kirchnerismo y el Gobierno de Milei. Una negociación que incluiría otros temas sensibles. Uno de ellos sería la norma de "Ficha limpia", impulsada por el PRO con el objetivo de proscribir a Cristina Kirchner como eventual candidata en las elecciones de 2025.
Otro de los temas en discusión parece ser la reforma política completamente antidemocrática que impulsa el oficialismo. La misma implicaría una privatización abierta de la política, imponiendo que solo los partidos que cuenten con una importante financiamiento privado -solo realizable con aportes de grandes empresarios- puedan participar realmente de las elecciones.
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