A un año de gestión y acompañado de todo el gabinete, Javier Milei transmitió un mensaje grabado por cadena nacional durante más de media hora. Allí se ocupó de esbozar la idea de un país de fantasía que habría dejado atrás su etapa más crítica y habría comenzado la etapa de crecimiento, idea que contrasta con diversos indicadores económicos que indican lo contrario y con la magnitud de la crisis social, con una baja pronunciada de los ingresos de los trabajadores y con los indices de pobreza que se dispararon durante este año.
En su discurso, el Presidente también volvió a cargar contra la casta, en momentos en que el propio gobierno libertario se encuentra cuestionado por su relación con el senador Edgardo Kueider, quién fuera encontrado cruzando la frontera con USD 200.000 sin declarar. Se trata de uno de los peronistas con peluca que estaba actuando de hecho como aliado del gobierno y había sido designado como presidente de la comisión de asuntos constitucionales apoyado por el gobierno.
Justamente alrededor del repetido discurso de la "casta", Milei planteó que: "Lo que ocurre es que, la mayoría de las veces, lo que es positivo para la sociedad es perjudicial para la política y viceversa. Esa es la naturaleza del modelo de la casta. Ellos necesitan que a la sociedad le vaya mal para que a ellos les vaya bien. Debemos entender por qué la casta actúa de esta manera: a ellos no les importa pensar a largo plazo. Su mente no está puesta en un proyecto de nación, sino en dilapidar el futuro en favor del presente inmediato. Está en su ADN. No piensan en otra cosa que no sea explotar al máximo a la sociedad en el aquí y ahora para su propio rédito político".
Las negociaciones con el peronismo para conseguir que aprueben la designación de jueces planteada por el gobierno o la reforma política antidemocrática, o las votaciones amigables de diputados radicales muestran desde el comienzo de la gestión la buena sintonía con lo que Milei llama casta estuvo a la orden del día. De la misma forma, los reiterados aumentos de sueldo de ministros, senadores y diputados, aunque el Presidente hable de un supuesto congelamiento de los sueldos de funcionarios de alto rango. Sobran las muestras de que el gobierno libertario es, efectivamente, con la casta adentro.
Fue significativo el faltazo de la Vicepresidenta Victoria Villarruel, con quién el enfrentamiento viene creciendo durante las últimas semanas. Esta publicó en redes sociales su propio balance en forma de video.
Comenzando el discurso, Milei hizo una alusión amigable al ex presidente Menem al citar sus palabras “el coraje de un pueblo está dado por la cantidad de verdades que está dispuesto a soportar”. Esta definición choca de frente con otra, más famosa, del mismo presidente que gobernó durante la década del noventa: “Si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”. Justamente, siguiendo el camino de esta última sentencia, el libertario empezó a esbozar los contornos de un país de fantasía, donde la caida económica habría llegado a su fin y estamos ante los comienzos de un ciclo de crecimiento sin precedentes y evitando mencionar la dimensión dramática del ajuste social, con más de la mitad de la población bajo la línea de pobreza y un dramático 18,1 % de indigencia. En ese relato planteado a viva voz a todo el país, queda oculto el fuerte componente de bronca social, que a lo largo de todo el año tuvo múltiples expresiones, ya sea en la convocatoria lograda por los paros nacionales, como en las masivas movilizaciones universitarias.
“El sacrificio que hicieron es conmovedor”, leyó el presidente, sin mirar a la cámara, como en casi todo su discurso. Sin embargo, las calles del país estuvieron muy lejos de mostrar la imagen que pintó el presidente de “soportar el trago amargo con la frente en alto”.
Desde la asunción de Milei, hubo protestas en los barrios porteños y bonaerenses contra el mega DNU, con asambleas barriales que volvieron a organizarse como en otras épocas de crisis. Paros de trabajadores estatales, de la salud, de docentes en múltiples provincias, de transporte, de aeronáuticos, e incluso paro general. La movilización educativa más importante de las últimas décadas vió la luz en abril, y plantó la defensa de la educación pública contra el recorte de Caputo y Milei. Los y las jubilados mantienen sus protestas contra las jubilaciones de hambre, mientras Bullrich y Jorge Macri les mandan fuerzas represivas, pero no se amedrentan y siguen peleando ahora contra el recorte en medicamentos de Pami. Así como las enormes movilizaciones en protesta contra la Ley Bases.
Cada vez que pudo, el Gobierno descargó su represión en las calles. Con decenas de detenciones ilegales, y centenares de heridos. Porque el ajuste no pasa sin represión.
Pero si las peleas no se fortalecieron, no fue por el despliegue del “protocolo antipiquetes”. Fue por la tregua que otorgó y sigue renovando la CGT, que se retiró absolutamente de las calles y medidas de fuerza, de las direcciones universitarias radicales y peronistas que dieron por terminada la pelea.
Economía en rojo: ¿lo peor ya pasó?
Javier Milei una vez más exageró los datos de la herencia recibida como la inflación y destacó su desaceleración, pero en los primeros diez meses del año (último dato disponible) la inflación acumuló un incremento de 107%, y en el último año el acumulado alcanzó 193%. Es decir, sigue en niveles elevados.
La elevada inflación acumulada en el año es la consecuencia de las primeras medidas que aplicó el Gobierno como la megadevaluación de diciembre de Luis Caputo. Según Milei, la recuperación de la economía se basa en la “recomposición de los salarios reales y jubilaciones”, pero una vez más el presidente miente ya que aún no recuperan todo lo perdido. Según el Indec, los salarios del conjunto de la clase trabajadora, formal e informal, perdieron un 5,7% en septiembre en relación a noviembre de 2023. En tanto, el poder de compra de las jubilaciones registra en promedio (11 meses) una caída real de 21% respecto del mismo período de 2023, según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
Te puede interesar: Ganadores y perdedores en el primer año del gobierno de Javier Milei
El presidente Javier Milei aseguró que "la recesión ha terminado”, pero la economía sigue mostrando números en rojo. Según los últimos datos de la actividad económica de septiembre, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró una caída de 3,3% respecto al mismo mes del año pasado. El dato de septiembre además es el peor número de los últimos cinco meses, en abril midió una baja de 1,2%, según el Indec.
Según el Indec, once sectores de actividad registraron bajas en la comparación interanual, entre los que se destacan Pesca (-25,2% ia), Construcción (-16,6% ia), Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-8,3% ia) e Industria manufacturera (-6,2% ia). Solo cuatro sectores que conforman el EMAE registraron aumentos en septiembre con relación a igual mes de 2023, entre los que se encuentran Explotación de minas y canteras, y Agricultura, ganadería, caza y silvicultura luego de la sequía del año pasado.
Los datos oficiales no confirman la recuperación que celebra Milei. La motosierra frenó la economía y ese parate provocó un aumento de la pobreza (alcanzó al 52,9% de la población, casi 25 millones de personas), del desempleo y la desigualdad.
El presidente celebró el ajuste fiscal. Según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en los primeros once meses del año hubo un derrumbe en términos reales de jubilaciones y pensiones, salarios públicos, subsidios a la luz y el transporte, Políticas alimentarias, Becas Progresar, Potenciar Trabajo, transferencias a universidades y provincias.
Javier Milei también confesó que compraron U$S 20.000 millones que usaron para pagar la deuda “que dejaron los defaulteadores seriales”. A pesar de esta compra las reservas de libre disponibilidad siguen siendo negativas. Plata había, pero no era para los trabajadores, ni para los jubilados ni estudiantes sino para los especuladores.
Agenda de medidas de ajuste y a favor del capital concentrado
En su discurso Milei realizó anuncios respecto a su plan de gobierno para el año que viene, reafirmando su agenda de reformas antiobreras y antipopulares, presentadas como “necesarias” para tener “momentos felices” y un “futuro mejor”. Se trata de lineamientos generales que fueron desde el inicio parte de su agenda de “reforma impositiva”, desregulación, desguace del Estado, reforma previsional. No obstante, en términos concretos se destacan solamente algunas que responden a las exigencias de las grandes patronales: la eliminación del cepo cambiario que será “el año que viene” y una reducción del 90% de los impuestos, aunque sin aclarar cuáles y sobre quiénes recaen.
Respecto de esto último, planteó que buscará impulsar ante el Congreso una reforma impositiva estructural que incluiría reducir “un 90% la cantidad de impuestos nacionales” y que también implicaría "devolverle a las provincias la autonomía impositiva que nunca debieron haber perdido”. “Veremos una verdadera competencia fiscal a ver quién atrae más inversiones”, sentenció. Un preanuncio de los juegos del hambre entre las jurisdicciones por saldar las quiebras a las que lleva el modelo de endeudamiento y ajuste, entregando los bienes comunes naturales al capital imperialista.
Respecto al cepo cambiario, el presidente aseguró que tendrá lugar “en algún momento del 2025” y que tiene como condición un nuevo endeudamiento externo. “El año que viene la salida del cepo será una realidad, para ello estamos trabajando en una solución definitiva para el problema de los stocks del Banco Central, que puede darse ya sea a través de un nuevo programa con el Fondo Monetario; o a través de un acuerdo con privados”, explicó como alternativas.
Otro de los aspectos polémicos es su referencia a un nuevo esquema monetario basado en la “competencia de monedas”. “Todos los argentinos podrán utilizar la moneda que quieran en sus transacciones cotidianas. Esto quiere decir que, desde ahora, cada argentino va a poder comprar, vender y facturar en dólares, o en la moneda que considere; exceptuando el pago de impuestos que por ahora seguirá siendo en pesos”, detalló el presidente. Sin embargo, habrá que esperar a la reglamentación, por cuanto en principio parecería remitirse solamente a unos pocos mercados ya prácticamente dolarizados (como inmuebles y otros bienes de lujo) o a personas que tengan sus dólares paralizados por el blanqueo y el gobierno busque incentivar su circulación.
Milei volvió con la idea del ajuste fiscal “más grande de la historia” y no se privó de atacar a su blanco preferido: las y los trabajadores del Estado, con sus estigamatizaciones y mentiras sobre “la casta”, la idoneidad o los privilegios, cuando por el contrario son los trabajadores estatales uno de los sectores peores pagos y más atacados. Aseguró que continuará la desregulación de la economía y dijo que mantendrá la política de “motosierra” para el gasto público.
También reiteró las bondades del “RIGI” como esquema de beneficios para las inversiones destinadas al saqueo de los bienes comunes naturales para exportación, y aseguró que “ya tenemos solicitud de aprobación de inversiones por más de 11.800 millones de dólares, y hay anuncios por miles de millones más en sectores como infraestructura, minería, siderurgia, energía, automotriz, tecnología, petróleo y gas”. Aunque por ahora solo se trata de anuncios, mientras la tasa de inversión se encuentra en los niveles más bajos de las últimas décadas.
Por último, se destaca su referencia a la liberalización comercial externa, centrada en “flexibilizar el Mercosur” con tres ejes: “eliminar las trabas arancelarias que dificultan el libre comercio interno dentro del Mercosur; reducir el arancel externo común que nos encarece la vida a todos sin ningún beneficio en contraprestación y, por último, impulsar durante el próximo año un tratado de libre comercio con Estados Unidos, como debió haber sucedido hace 19 años”.
Promesas de mano dura
Entre sus medidas “edificantes” Milei prometió que en materia de Seguridad “no vamos a frenar" y anunció que “vamos a proponer una ley de reiterancia. Vamos a impulsar una ley anti-mafia. Haremos realidad la baja de la edad de imputabilidad. Reformaremos la Policía Federal para aumentar su eficiencia para combatir delitos nacionales e internacionales”. Esta fue la única medida para la juventud; bajar la edad de punibilidad. Justo el mismo día que el Gobierno por decreto bajó la edad mínima para ser considerado legítimo usuario de armas: de 21 a 18 años.
Medidas que están muy lejos de las necesidades de la mayoría de los jóvenes que tienen dificultades para estudiar, tener acceso a un trabajo. Según datos del Indec, en el primer semestre de 2024, un 60,7 % de jóvenes entre 15 y 29 años son pobres.
Mucha ayuda por acá
Este Milei que tuvo que reconocer que fue un año duro y siguió dibujando promesas para un futuro que aparece cargado de incertidumbre (las propias contradicciones de la economía nacional y un panorama internacional inestable), no podría haber llegado hasta acá en su plan de ataques a las grandes mayorías y a "festejar" su año de gobierno si no fuera por la ayuda de distintos sectores de la oposición: las manos levantadas y las "casuales" ausencias en el Congreso, por sectores del radicalismo y el peronismo para dejar pasar leyes claves, la tregua interminable de la CGT dejando pasar decenas de miles de despidos y un recorte brutal en las condiciones de vida de las grandes mayorías son algunos de los factores que explican que al día de hoy el gobierno libertario se proponga ir por más.
Un importante sector de la población rechaza de plano la política del Presidente que festeja el ajuste, pero esta oposición debilitada y más preocupada por sus internas demuestra una y otra vez no ser alternativa para canalizar esta enorme bronca social.
Se trata, entonces, de proponerse organizar desde hoy la resistencia junto a estos millones que en sus lugares de trabajo y estudio vienen acumulando bronca a lo largo de todo este año de ataques. Más temprano que tarde la política libertaria dará lugar a nuevos episodios de la crisis y resistencia contra el ajuste. Será momento entonces de poner en movimiento esta fuerza, peleando por sacarse de encima a esa burocracia sindical que viene buscando evitar que esta fuerza se exprese en forma decidida en las calles y de pelear para tirar abajo el conjunto del plan de ataque contra la gran mayoría trabajadora. |