Los Ángeles está en llamas. Hay varios focos de incendios forestales enormes, los más destructivos en la historia de la ciudad, han quemado más de 10.000 hectareas, matando a cinco personas y obligando a evacuarse a más de 100.000. Las condiciones extremadamente secas han alimentado la devastación mientras California entra en su noveno mes sin casi lluvias. El cambio climático es directamente responsable: los incendios forestales han aumentado drásticamente en todo el mundo y el riesgo de incendios de rápida propagación en California ha aumentado un 25 por ciento.
Pero algo más también impide que el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD) contenga los incendios mortales: los recortes presupuestarios que han venido sufriendo mientras la ciudad aumenta la financiación para el departamento de policía (LAPD).
El verano pasado, la alcaldesa demócrata de Los Ángeles, Karen Bass, recortó la financiación del Departamento de Bomberos en casi 18 millones de dólares. El Departamento de Policia, por su parte, recibió un aumento de 126 millones de dólares, lo que elevó su presupuesto total a 2.140 millones de dólares. La policía recibe el 15 por ciento de la financiación de la ciudad, en comparación con sólo el 6 por ciento para los bomberos. En diciembre, la jefa de bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley, explicó con total claridad que "la reducción [del presupuesto]… ha limitado gravemente la capacidad del departamento para prepararse, entrenarse y responder a emergencias a gran escala, incluidos los incendios forestales".
Ahora, seis meses después, los resultados de estos recortes están a la vista de todos. Los bomberos han descrito cómo los recortes de personal y de presupuesto han impedido que el LAFD lleve a cabo medidas preventivas, y la escasez de camiones de bomberos ha significado que no todos los bomberos disponibles pueden ser desplegados. California depende cada vez más de personas encarceladas para combatir los incendios forestales.
El deterioro de la infraestructura pública también ha provocado que las bocas de incendio de algunas partes de la ciudad se sequen. En una entrevista con The Intercept, el abogado y organizador Ricci Sargienko lo expresó claramente: "La constante reducción de la financiación de otros programas de la ciudad para darle al Departamento de Policía de Los Ángeles miles de millones de dólares al año tiene consecuencias, y estos funcionarios electos tienen las manos manchadas de sangre. La ciudad no está preparada para manejar este incendio, y Los Ángeles no debería estar en esa posición".
Catástrofe climática
La devastación en Los Ángeles es un duro recordatorio del cambio climático bajo el capitalismo: a medida que aumentan los fenómenos meteorológicos devastadores, los políticos demócratas y republicanos aumentarán los presupuestos policiales para reprimir a los oprimidos y explotados, en lugar de financiar los esfuerzos de recuperación de desastres, y mucho menos las medidas de mitigación del clima.
Ya sea que veamos incendios forestales o inundaciones, los capitalistas harán lo que sea necesario para proteger sus propiedades y sus ganancias, incluso si la clase trabajadora pierde sus hogares, sus medios de vida y sus vidas. Siempre son los más pobres y explotados de la sociedad quienes sufren la peor parte de los desastres climáticos.
Para detener la creciente catástrofe climática y mitigar los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos, no podemos confiar en que los políticos capitalistas resuelvan una crisis que ellos mismos han creado. Esto incluye a los políticos demócratas: después de todo, California es un estado fuertemente demócrata y el Ayuntamiento de Los Ángeles tiene una supermayoría demócrata. De hecho, como vimos durante las campañas presidenciales de 2024, los demócratas han abandonado prácticamente incluso las medidas más tibias contra el cambio climático, poniendo a los contaminadores por delante de las personas y el planeta en todo momento.
¿Cuál es la alternativa?
Sólo una economía socialista estructurada en torno a las necesidades humanas y la sostenibilidad ambiental puede frenar el cambio climático y ayudar a mitigar la devastación provocada por los fenómenos meteorológicos extremos. La clase trabajadora debe utilizar su inmenso poder para exigir la nacionalización del sector energético, el cese de la extracción de combustibles fósiles y la inversión masiva tanto en energías renovables como en transporte público. Esta lucha debe estar vinculada a la apertura de fronteras para los refugiados climáticos, la cancelación de la deuda de los países dependientes y semicoloniales y la destrucción del imperialismo.
Ahora que Donald Trump, un negacionista del cambio climático y un entusiasta de los combustibles fósiles, vuelve a la Casa Blanca, esta lucha es más urgente que nunca. Lo que estamos viendo en Los Ángeles es un anticipo de lo que probablemente enfrentaremos en los próximos años. 2024 fue el año más caluroso de la historia y las cosas solo empeorarán, con más olas de calor, huracanes, inundaciones, sequías e incendios. El capitalismo solo ofrece destrucción, pero la clase trabajadora puede contraatacar. En Los Ángeles, la gente ha demostrado una inmensa solidaridad entre sí, arriesgando sus vidas para cuidar de los miembros de la comunidad. A través del fuego y las cenizas, hay una preocupación por la humanidad que es más profunda que las ganancias y la explotación.
La versión original de este artículo fue publicada en inglés en Left Voice, sitio que forma parte de la Red Internacional La Izquierda Diario en Estados Undios | 
