El miércoles el Ministerio de Salud publicó en redes sociales un comunicado donde afirma que no serán renovados 1.400 contratos de trabajadoras y trabajadores de distintos hospitales nacionales, el PAMI y el propio Ministerio de Salud. Una medida que se suma al cierre de quince direcciones de la cartera de Lugones, entre las que se encuentran la Coordinación de Hepatitis Virales, y la de Tuberculosis y Lepra.
Bajo el nombre de la “optimización de recursos” el gobierno de Milei busca avanzar en su plan de ataque a la salud pública, que el año pasado se expresó con el intento de cierre del Hospital Bonaparte, despidos en el Posadas, recortes presupuestarios y salariales en toda la salud, medidas que tuvieron como respuesta movilizaciones de miles de trabajadores de los hospitales y médicos residentes de todo Capital y el Gran Buenos Aires.
Durante el día ocurrieron más de 130 despidos en el Hospital Baldomero Sommer, ubicado en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. El gobierno habla de “recortes de cargos políticos”, mientras despide médicos, enfermeros, nutricionistas, camilleros, administrativos, trabajadores sociales, técnicos en imágenes, de docencia e investigación, electromedicina, entre otros sectores. Se trata de trabajadores que se encontraban contratados con modalidades precarias fomentadas por todos los gobiernos, en algunos casos con 30 años de antigüedad y cercanos a la jubilación. Por la noche, también comenzaron a llegar notificaciones de despidos a trabajadores del Hospital Bonaparte, el único a nivel nacional especializado en salud mental y adicciones. Ante los anuncios se declararon en estado de alerta permanente, convocando a que los apoyen para resistir y defender la salud pública.
Mientras llegan las notificaciones, la CGT sigue dejando pasar estas medidas en complicidad con el gobierno de Milei. Ante estos ataques contra el acceso a la salud de los sectores populares, es urgente que todos los sindicatos del sector se unifiquen en un plan de lucha por la defensa de la salud pública. La CTA tiene influencia en gremios estatales, de salud y docentes, pero no está impulsando una lucha a la altura del ataque que crece día a día. Para empezar, tendría que convocar asambleas, no solo de sus afiliados sino lo más unitarias posibles, y una lucha coordinada de todos los sectores atacados. Eso venimos exigiendo en cada conflicto que estamos.
Los discursos desde el oficialismo con planteos de provincializar los hospitales nacionales como el Posadas, o mismo habilitar la gestión privada de los mismos, buscan legitimar dejar familias enteras en la calle. Ejemplos como el de las trabajadoras y los trabajadores que vienen resistiendo los cierres de los Espacios de la Memoria de la ESMA muestran que hay disposición a enfrentar los recortes, por eso es necesario coordinar desde abajo con los sectores que salen a luchar y las familias que acuden día a día a los hospitales para acceder a la salud.
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