En las puertas de la multinacional japonesa ubicada en Munro se realizó, este jueves a las 17 horas, un acto por el cumplimiento del fallo de reinstalación de Jorge Alberto González y contra los nuevos despidos de la empresa.
“Pilkington, número uno en discriminación”, se podía leer en una de las pancartas que acompañaba el acto de denuncia a la multinacional japonesa, que sigue incumpliendo el fallo de reinstalación de Jorge González.
A este despido discriminatorio por persecución sindical, se suman ahora, nuevos telegramas de despido que fueron recibiendo los trabajadores en mitad de sus vacaciones, vacaciones que con mucho esfuerzo pudieron tener por unos días junto a sus familias. Entre ellos, fue despedido Rubén Ronal Farías, ni más ni menos, que el testigo clave del juicio de reinstalación de Jorge.
Sin embargo, la respuesta no se hizo esperar, una gran cantidad de trabajadores y estudiantes de la zona norte, sorteando uno de los días más calurosos de lo que va del año, se concentraron en los portones de la fábrica para denunciar los abusos de estas y otras patronales que vienen despidiendo, amparados en la Ley Bases que el gobierno de Milei logró comprar con sobornos y escándalos como el de Kueider.
Durante la tarde, fueron tomando la palabra trabajadores en lucha de Shell, Mondelez (ex Kraft Terrabusi), Praxair, Jumbo, Volkswagen, Fate, del Ferrocarril, Madygraf, docentes, jóvenes estudiantes del ISFD 39, secundarios y de las universidades de UNPAZ, UNGS UNSAM, junto a las asambleas vecinales de zona norte y jubilados en lucha.
Por la coordinación de las luchas:
El acto dio inicio con Jorge González, quién planteó que a pesar de tener un fallo donde la justicia reconoce su despido discriminatorio, la multinacional japonesa no solo no reconoce las leyes argentinas, sino que persigue y despide al principal testigo de su causa.
Por su parte, Ruben Ronal Farias, afirmó que los despidos forman parte de un plan general de la empresa para aumentar sus ganancias a costa de mayor precarización de los trabajadores.
Su despido, representa también, un ataque a los que se organizan, a los que denuncian que hace años la empresa le rompe los cuerpos con los ritmos de producción, jornadas de hasta 12 horas y sueldos cada vez más bajos, mientras el sindicato mira hacia un costado:
“gobierne quien gobierne, estas empresas se llenan los bolsillos a costa de los trabajadores. A los sindicatos les preguntamos ¿qué más hace falta para que convoquen a un paro?, en nuestro caso, el sindicato del vidrio responde a Moreno (…), tendrían que estar acá y no detrás de las negociaciones electorales”
Y después agregó que lo peor queda para quiénes están adentro, porque la empresa busca meter miedo para que los trabajadores no puedan reclamar, mientras aumentan los ritmos de producción, pretenden que los trabajadores no puedan decir nada.
“Sabemos que ésta es una pelea difícil, pero a estas patronales las podemos enfrentar con la unidad de las luchas. Este acto que estamos haciendo hoy, nos llena de fuerza, demuestra que no estamos solos y que coordinando, tenemos la fuerza para pelear”.
Los trabajadores que fueron tomando la palabra, contaron cómo se está viviendo en distintas fábricas la persecución de las patronales, pero también que empieza a sentirse la bronca y la unidad como un camino necesario de la lucha.
Por su parte, los estudiantes, hijas e hijos de trabajadores y parte de la juventud precarizada, se solidarizaron y acercaron una carta muy sensible de apoyo a la lucha, planteando llevar a las facultades, terciarios y secundarios una fuerte campaña contra los despidos.
En un clima de fraternidad, de demandas comunes, empezaron a forjar en los hechos, la necesidad de empezar a pelear juntos contra los ataques de las patronales y cerraron al canto de “obreros y estudiantes como en el Cordobazo”. Continuará.