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La Izquierda Diario
20 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Estados Unidos
Primer discurso de Trump: una "nueva edad de oro" nacionalista, expansionista y anti derechos
Jimena Vergara | @JimenaVeO
Sybil Davis

El discurso de investidura de Donald Trump fue de extrema derecha, cargado de nacionalismo y de un nuevo expansionismo. Las órdenes ejecutivas pendientes de Trump desatarán terribles ataques contra la clase obrera y los oprimidos.

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Un aura triunfal se arremolinaba en torno a Donald Trump mientras pronunciaba su discurso de investidura presidencial, inflamado por el creciente apoyo del Gran Capital imperialista a su administración, que se entusiasmaba con la desregulación financiera, la desregulación de la inteligencia artificial, los recortes fiscales para los superricos y un renovado entusiasmo por explotar al máximo los yacimientos de petróleo y gas de Estados Unidos. Debido al frío, la ceremonia se trasladó al interior, y Trump pronunció su discurso ante una exclusiva sala repleta de miembros del Congreso, el Tribunal Supremo y los multimillonarios de las grandes tecnológicas que desempeñarán un papel central en su Administración. Los demócratas, que hace sólo unos meses afirmaban que Trump era un fascista, le estrecharon la mano y elogiaron el traspaso pacífico del poder.

Para empezar el discurso, Trump declaró que "la edad de oro de América empieza ahora mismo". A pesar de que no ganó las elecciones por una amplia diferencia y obtuvo menos votos Joe Biden, su antecesor en la presidencia, Trump dijo: "Mi reciente elección es un mandato para revertir completa y totalmente una horrible traición y todas estas muchas traiciones que han tenido lugar y devolver a la gente su fe, su riqueza, su democracia y, de hecho, su libertad. A partir de este momento, el declive de Estados Unidos ha terminado". Esta sensación de tener un mandato fuerte dio forma a todo el discurso.

Planteando una retórica dirigida a hacer demagogia con los trabajadores que "hicieron grande a Estados Unidos" en un ambiente abiertamente religioso, el discurso de Trump fue una combinación de una cargada agenda imperialista -particularmente agresiva con América Latina- que aludía literalmente a restaurar el "destino manifiesto" del imperialismo estadounidense como superpotencia internacionalmente respetada y admirada con una supuesta "revolución del sentido común" que pretende atacar duramente los derechos democráticos básicos. Fue una versión aún más derechista del discurso del expresidente Ronald Reagan "La ciudad sobre una colina", en el que el exmandatario también trató de reivindicar la bandera del "sentido común" y abogó por la paz a través de la fuerza. Trump se situó intencionadamente en la conversación con William McKinkey -conocido en su época como el "Napoleón de la protección"- y Theodore Roosevelt, concretamente en la construcción del Canal de Panamá por parte de Roosevelt. Y recibió vítores y aplausos de empresarios como Elon Musk y Jeff Bezos, que formaban parte de un contingente de superricos que asistieron a la toma de posesión como invitados VIP del presidente tras donar importantes sumas a su campaña y a la propia ceremonia de investidura.

Se espera que el presidente Trump firme hasta 100 órdenes ejecutivas (decretos) a pocas horas de asumir el cargo este lunes, y en su discurso, dijo que firmará una orden ejecutiva declarando una emergencia nacional en la frontera con México (esto recibió cerca de una ovación de pie completa de toda la sala) y desplegando tropas. También prometió iniciar el proceso de deportación masiva, y continuó con su demonización de los inmigrantes. Está claro -como dijo Trump en su segundo discurso del día, a los reunidos en la sala del Congreso- que la inmigración es su preocupación número uno e intentará crear condiciones mucho más desfavorables para los inmigrantes y supervisar las deportaciones masivas.

Un discurso expansionista y agresivo contra América Latina

En política exterior, Trump adoptó un tono más belicista de lo habitual y pronunció un discurso que prometía más agresividad hacia América Latina. De hecho, la agresión hacia la región que hemos estado viendo de Trump se agudizó durante el discurso cuando declaró que estaba "recuperando [el Canal de Panamá]" porque China está utilizando el canal y el gobierno de Panamá no ha estado cooperando suficientemente con los intereses de Estados Unidos. Para Trump, asegurar estas rutas comerciales es una parte esencial de este programa para reafirmar la hegemonía estadounidense en la región. De hecho, más de la mitad de las importaciones estadounidenses pasan por el Canal, lo que lo convierte en un lugar de importancia geoestratégica clave. Además, dos puertos clave del Canal están operados por empresas chinas, lo que apunta al crecimiento de la influencia de ese país en la región. Establecer el control estadounidense sobre el Canal requeriría una escalada significativa del conflicto con Panamá.

También anunciar el plan de enviar tropas a la frontera sur para "detener la invasión", según lo define en tono racista, y designar a los cárteles como organizaciones terroristas, aumenta las amenazas militares a México y, esencialmente, sienta las bases para que los militares intervengan en América Latina. El discurso presentó un enfoque de destino manifiesto que prometía ampliar el territorio estadounidense, llegando incluso a incluir Marte como lugar donde Estados Unidos plantará su bandera. Afirmando que quiere ser conocido como un "pacificador y unificador", Trump dijo que "mediremos nuestro éxito no sólo por las batallas que ganemos, sino también por las guerras que terminemos, y quizás lo más importante, por las guerras en las que nunca nos metamos". Sin embargo, sigue perfectamente dispuesto a amenazar (y utilizar) al Ejército para hacer avanzar los intereses de Estados Unidos, que están adquiriendo un nuevo cariz expansionista.

Trump anuncia una "revolución del sentido común" con medidas conservadoras y anti derechos

Otra parte clave del discurso fue lo que Trump llamó "la revolución del sentido común", que parece consistir en halagos demagógicos y vacíos a los trabajadores -como los trabajadores de las automotrices y los camioneros, a los que Trump gritó específicamente en el discurso- mientras ataca duramente la inmigración y a los llamados "woke". Trump habló duramente contra las escuelas, afirmando que estaban enseñando a los estudiantes a odiarse a sí mismos y a Estados Unidos, y prometió atacar duramente los derechos de las personas trans en sus órdenes ejecutivas. Esta sección del discurso está en línea con lo que hemos llamado anteriormente un enfoque de "austeridad sin derechos", en el que los ataques contra los trabajadores se desatan junto con los ataques a los especialmente oprimidos. La velocidad de los ataques contra los derechos es intencional, y será importante responder a estos ataques comenzando a organizar y luchar contra la extrema derecha. Que Trump pueda incluso afirmar que sus políticas son de "sentido común" demuestra que el régimen bipartidista, dominado por el Partido Republicano y el Demócrata, ha normalizado en gran medida a el discurso del nuevo presidente.

También dijo que aprobará un proyecto de ley de emergencia energética nacional que levantará las restricciones a las compañías petroleras para que se dediquen de lleno a la promesa de "perforar, perforar y perforar", que tanto ha entusiasmado a la industria petrolera, y que pondrá fin al mandato sobre vehículos eléctricos implantado por Biden. Argumentó que estas políticas energéticas reactivarán la economía estadounidense, construyendo un futuro próspero para los ciudadanos.

Trump ha aprovechado al máximo el profundo descontento contra el gobierno de Joe Biden, que supervisó un genocidio en Gaza (con un frágil alto el fuego alcanzado en parte porque Trump se apoyó en el primer ministro israelí Netenyahu) y una inflación que elevó los precios para la clase trabajadora estadounidense. Envalentonado, Trump prometió "poner fin a la política gubernamental de intentar diseñar socialmente la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Forjaremos una sociedad daltónica y basada en el mérito". Esto supone una amenaza para muchos programas, desde la discriminación positiva hasta la formación en DEI, pasando por la exactitud de los libros de texto escolares de historia y mucho más. La fuerza de Trump se basa en el hecho de que el Partido Demócrata está desmoralizado, desorganizado y abraza cada vez más la retórica y el programa de la derecha.

Aprovechando el impulso que ha cobrado, Trump pretende avanzar rápidamente haciendo cambios significativos desde el Gobierno, e insistió en que su Administración prepara la mayor operación contra la inmigración ilegal de la historia. También reiteró que impondrá aranceles a los socios comerciales de Estados Unidos. Prometió tantos ingresos por aranceles que está creando un "Servicio de Ingresos Externos" para gestionar los fondos.

Casi inmediatamente después del discurso de investidura, Trump se dirigió a la sala de invitados, llena de cargos electos de menor rango que no fueron invitados a la investidura (como el gobernador de Texas, Greg Abbott) y otros partidarios de Trump. Allí, el mandatario pronunció el "verdadero" discurso de investidura, el que dijo a la multitud que quería pronunciar pero que, según él, Melania Trump y JD Vance se lo impidieron. En su típico estilo de discurso de campaña de Trump, prometió liberar a los "rehenes" del 6 de enero (por la fecha en que los partidarios de Trump tomaron el Congreso para evitar que se declare ganador de la elección presidencial a Joe Biden), además de afirmar una vez más que había ganado las elecciones de 2020. Explicó que las políticas anti-inmigración son el corazón mismo de su campaña, que la inmigración estaba más en el centro de su política que incluso la inflación. Y una vez más, se acercó a la clase trabajadora, en concreto a los Teamsters (camioneros) y a Sean O’Brien, argumentando que los trabajadores sindicalizados están con él. Este discurso serpenteante, autoengrandecido y de extrema derecha, con continuos comentarios contra su vicepresidente, JD Vance, por hacerle cambiar su discurso original, es el "verdadero" Trump que hoy indultará a los partidarios de la extrema derecha del 6 de enero y se dedicará a atacar a los inmigrantes y otros oprimidos. Apenas una hora después del final de su discurso, se eliminaron las funciones de la aplicación CBP One relacionadas con las solicitudes de asilo, haciendo realidad las promesas antiinmigrantes de Trump.

Donald Trump está envalentonado en el momento actual en gran parte porque los líderes tradicionales de la clase trabajadora (los burócratas sindicales) están negociando para trabajar con el nuevo gobierno. El fin de semana anterior a la toma de posesión, el presidente de la UAW (sindicato de los trabajadores de las automotrices), Shawn Fain, anunció que está dispuesto a "trabajar con Trump", al igual que el senador Demócrata, Bernie Sanders. El presidente de Teamsters International (camioneros), Sean O’Brien, lleva meses trabajando con Trump. Claramente, estos líderes sindicales no liderarán la lucha contra el nuevo gobierno. Más bien, los trabajadores, los estudiantes y los oprimidos necesitan organizarse y construir cuerpos de auto-organización dentro de sus lugares de trabajo, sindicatos, organizaciones y comunidades. Estos organismos pueden ser la base a través de la cual podemos construir la lucha contra Trump, la extrema derecha, el aumento del nacionalismo y los ataques a nuestros derechos democráticos.

Es hora de aprovechar la rabia que todos sentimos y organizarnos para combatir el gobierno de extrema derecha de Donald Trump y ganarnos un mundo mejor.

 
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