El domingo 19 de enero, la justicia surcoreana amplió la detención del presidente Yoon Suk-yeol, actualmente detenido bajo custodia policial por una investigación sobre rebelión, tras su fallido intento de autogolpe a principios de diciembre. Decenas de miles de manifestantes (44.000 según la policía surcoreana) se reunieron en las calles de Seúl para apoyar al presidente derrocado. Unos cuarenta de ellos incluso invadieron el tribunal de justicia.
Así como en la noche del intento de autogolpe el 3 de diciembre pasado miles de manifestantes se habían reunido para tirar abajo la ley marcial decretada por Yoon Suk-yeol y derrotar el intento de autogolpe, ahora asistimos a una radicalización de la base de derecha del presidente depuesto. Movilizados desde la apertura del juicio por rebelión, los partidarios de Yoon ya habían impedido una primera detención del presidente el 3 de enero, bloqueando su residencia con autobuses y alambre de púas.
Motivada por una pérdida de confianza en las instituciones democráticas coreanas y dispuesta a enfrentarse a la policía, no se puede subestimar el papel que desempeñará esta base activista radicalizada. Es importante recordar que la destitución de Yoon Suk-Yeol sólo fue posible gracias al voto de 12 diputados del Partido del Poder Popular (PPP) –el partido del propio Yoon–, que permitió obtener la mayoría necesaria para el impeachment del expresidente.
Pero sería ingenuo creer que esta “traición” de una decena de diputados del PP pueda explicarse por cualquier deseo de proteger la democracia surcoreana. Fue la importante movilización contra la proclamación de la ley marcial, la presión ejercida por la población coreana y los llamados a huelga, lo que obligó a los diputados del PPP a ceder.
Esta movilización desde abajo de los partidarios de Yoon es tanto más preocupante cuanto que la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU) parece reacia a llevar la resistencia al terreno de la lucha de clases contra el salto autoritario orquestado por el presidente depuesto.
Así, una anulación por parte del tribunal constitucional del juicio político a Yoon es más probable que nunca. En ausencia de una contrapresión por parte de la clase trabajadora coreana, es posible que los miembros del Tribunal Constitucional se preparen para restituir a Yoon como medio para resolver la crisis política y "pacificar" a su electorado cada vez más radicalizado contra las instituciones coreanas.
Publicado originalmente en Révolution Permanente de Francia. |