Javier Milei sigue su paseo por Estados Unidos y Europa. Parece un poco excitado por las sensaciones que le genera la asunción de sus padrinos, los multimillonarios yanquis Donald Trump y Elon Musk. Ni siquiera el golpe recibido por su amigo Netanyahu y su ejército genocida lo apaciguó un poco. Después de hablar un poco de economía y vanagloriarse del ajuste que está llevando adelante en Argentina, eligió Davos para hacer un discurso abiertamente ideológico.
Se podría decir que el título de su ponencia fue "el virus mental de la ideología woke". Woke es un terminó que se popularizó, sobre todo en EEUU, para referirse a quienes tienen “compromiso con las luchas sociales”. En el caso de la derecha, como hizo Trump en la asunción del lunes, la definición es utilizada en forma peyorativa, insultante.
Y eso fue lo que hizo Milei. Su exposición fue una serie de ataques a los derechos de las mujeres y diversidades, con una serie de afirmaciones falaces y violentas. Los libertontos se exitaron en redes sociales con un fragmento de su discurso donde relacionó lo que llama “ideología de género”, que antes había relacionado con el feminismo radical, la homosexualidad y la transexualidad, con la pedofilia y los abusos infantiles. Para justificar esa barbaridad dio el ejemplo de una pareja norteamericana acusada de esas prácticas.
Pero no se conformó con ese ataque, que además de homofóbico contradice cualquier estadística oficial, donde los varones heterosexuales y con los valores familiares que defiende Milei son los principales victimarios de las infancias.
El presidente bruto continuó, en una secuencia donde disparó contra mujeres, feministas, ecologistas y cualquier sector oprimido que reclame un derecho o denuncie un atropello: “la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos"; llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima”; “el virus mental de la ideología woke. Esta es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada, es el cáncer que hay que extirpar"; “el wokismo, además, se manifiesta en el siniestro ecologismo radical y la bandera de cambio climático”; “no es casualidad que estos mismos sean los principales promotores de la agenda sanguinaria y asesina del aborto”.
Las libertades democráticas en peligro
No tiene sentido extenderse ni analizar cada una de las afirmaciones de un provocador que día a día aumenta su virulencia contra mujeres y diversidades. Mucho menos opinar de dónde viene semejante odio o si necesita tratamiento terapéutico. Lo importante es que es una concepción profundamente arraigada en la corriente política que encabeza. Por eso desató la emoción de sus trolls y voceros digitales y el silencio de sus aliados políticos y medios adictos. Lo importante es que Milei aprovecha su cargo y repercusión para profesar una ideología profundamente reaccionaria, donde los “valores occidentales y cristianos” están enlazados con un ataque a las condiciones de vida de millones como ofrenda al neoliberalismo capitalista.
Es la versión barata y tilinga de la "austeridad sin derechos" que propone Trump, donde los ataques a la clase trabajadora se desatan junto a los ataques a las más oprimidas y oprimidos.
Pero es un relato que dejan correr las grandes corporaciones del capitalismo digital. Por eso Zuckerberg (Meta) cambió sus políticas de contenido y permite calificar a la comunidad LGBTIQ+ como enfermos mentales. Por eso Disney quitó en las últimas semanas las historias transgéneros de sus series animadas. Por eso el troglodita de Elon Musk hizo el saludo nazi que llegó a miles de millones.
Milei, como un gatito mimoso de Trump y Musk, se sumó al coro de fachos y además envió un mensaje amenazante: "No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen. La libertad avanza" posteó en X.
Esa amenaza generó un repudio de la izquierda y sectores progresistas que se amplía día a día, aunque con el preocupante silencio de referentes como Cristina Fernández y Axel Kicillof. Pero tiene que ser mucho más contundente.
Como denunció Myriam Bregman esos discursos “tienen consecuencias y dejan heridos”. Por eso ya se presentó una denuncia. Una denuncia que va a seguir acompañada, como en toda la historia de la clase trabajadora, los movimientos de lucha y la izquierda, por una militancia cada vez más activa para desterrar de la tierra el sistema que crea estos monstruos y nos lleva a la barbarie.
|