La concesionaria Emova del grupo Roggio está teniendo una paritaria que no sueña nadie en el país, mientras cada vez más usuarios son expulsados del servicio por el alto costo. La Ciudad además quiere reducir los subsidios con aumentos mensuales para descargar en los pasajeros la cobertura de la tarifa que impone la empresa. ¿Cómo están los salarios para afrontarlo?
Este jueves se realizó la audiencia pública para tratar la suba de la tarifa que presentó SBASE y la concesionaria privada Emova. Se trataría de un aumento del 10% pasando del actual valor de $757 a $832. De esta manera, desde enero de 2024 a marzo de este año, el boleto de subte aumenta un 940%. Además de este incremento, para los meses siguientes el Gobierno de Macri planea aplicar actualizaciones mensuales del 2% sobre la última tarifa más la inflación que indique el INDEC.
Sobre esta última actualización se realizarán nuevos tarifazos mensuales sin previas audiencias, atados al índice de inflación que es un dato incierto en Argentina, y vale aclarar que ninguna paritaria goza del privilegio de la indexación al IPC. Haciendo una estimación en base a la pronósticos de inflación del REM del Banco Central, podemos calcular que para agosto el boleto ya superaría los $1000 (suponiendo que la inflación baje desde marzo).
Para tal actualización SBASE argumenta querer recuperar los niveles de cobertura pre pandemia por parte del usuario (35%-40% sobre el total). Es decir, reducir los subsidios del Gobierno de la Ciudad para descargar sobre los usuarios los costos que impone EMOVA del Grupo Roggio y avala Jorge Macri. Vale mencionar que el Gobierno de la ciudad a través del impuesto al sello, patentes y actividades comerciales del subterráneo, entre otros, financia el FONDO SUBTE que se debería destinar para garantizar la calidad del servicio.
Ganancias millonarias de Roggio a costa de los usuarios
El argumento del Gobierno de querer volver a los niveles de cobertura pre pandemia, oculta que los niveles salariales están muy lejos de los años pre pandemia. Desde 2013, los salarios perdieron entre un 24% (los privados registrados) y un 56% (el Salario Mínimo) de su poder adquisitivo. Las ganancias de Roggio no se tocan, la billetera de las y los trabajadores si.
[🧵Hilo] 🚇Jorge Macri quiere llevar la tarifa del Subte a $832 para marzo. En un año aumentaría casi 1000%, Metrovías esta teniendo una paritaria que no sueña nadie en el país. Y los salarios como están? Desde 2013, perdieron entre un 24% y 56% de su poder adquisitivo. 👇 pic.twitter.com/yOvFf3EQzb
Esto se vuelve algo insostenible, lo cuál reduce año a año los pasajeros pagos en el subte. Un círculo vicioso que lleva año a año a aumentar aún más la tarifa ya que se dividen los costos por los pasajeros pagos. Tal es así que según la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) en diciembre los pasajeros pagos fueron ¡la mitad de 2019!
Estimando sobre el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) que viene imponiendo por decreto Milei, del cuál Jorge Macri y el PRO son sus aliados, la capacidad de pago del Subte se ve fuertemente afectada. El SMVM además de influir en el salario, impacta en las jubilaciones. Este haber pasaría de poder pagar 1440 boletos en febrero de 2024 a sólo 356 boletos en marzo de 2025 con el nuevo aumento.
Costos truchos
El Frente de Izquierda viene denunciando la arbitrariedad de los costos e imposición de tarifas. Así lo expusieron el legislador con mandato cumplido por el PTS- FITU Patricio Del Corro y la abogada Agustina Lanzat del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), en la audiencia pública que se realizó este jueves hacia el tratamiento de la tarifa del servicio del Subte.
Un servicio demasiado importante para dejarlo en manos privadas
El subte está en manos de Metrovías desde 1993, cuando dejó de ser estatal por decisión de Carlos Menem y su oleada privatizadora. A pesar de esto, Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) que era la empresa pública encargada de la gestión del subte pasó a ser un órgano de supervisión de la concesión, que igualmente debió hacerse cargo del grueso de las inversiones para la planificación de nuevas líneas y la compra de material rodante. Además el Estado sigue pagando subsidios a la compañía para mantener el valor de la tarifa más baja de lo que reclama la empresa. Un negocio pésimo para los usuarios y contribuyentes de las arcas de la Ciudad.
El subte de Buenos Aires es el más viejo de Latinoamérica. Una ciudad pionera que sin embargo quedó muy por detrás del resto de las ciudades del continente. Actualmente cuenta con una extensión de 57 km (la última ampliación fue inaugurada hace casi seis años y no hay ninguna obra proyectada para el futuro próximo), mientras que el metro chileno alcanza los 144 km, el mexicano los 226 km, el de San Pablo 104,4 km, o los 70 km de extensión de la red en Caracas.
El estado de desinversión es tal que hoy en día la propia Emova reconoce dos desperfectos por día en el servicio. Sumado a flotas como la de la línea B que ya tienen 70 años, la presencia de Asbesto (cancerígeno) en las flotas y hasta sarna en los espacios públicos denunciado por sus trabajadores.
El subte llegó a transportar más de 30 millones de pasajeros al mes. Un servicio que podría ser de calidad si se realizaran las obras adecuadas y las redes de ampliación propuestas que nunca se cumplieron. Para esto es necesario la estatización del servicio, bajo gestión de sus trabajadores y con el control de usuarios. Los únicos verdaderos interesados en tener un transporte en base a las necesidades de las mayorías y no al servicio de la ganancia de Roggio y sus amigos en el poder. Una salida necesaria para revertir la decadencia del subte y transformarlo en un servicio seguro, sustentable, rápido y de calidad para las mayorías.