La ultra derecha de Alternativa para Alemania -AfD- está segunda en las encuestas, mientras quien va primero es el conservador y neoliberal candidato de la Democracia Cristiana Friedrich Merz. Tanto el actual canciller de la Socialdemocracia (SPD) -Olaf Scholz-, los Verdes y la izquierda reformista de Die Linke llaman a un voto útil ("táctico") contra la extrema derecha, pero son responsables o apoyaron las políticas que llevaron a su resurgimiento.
Para hablar de esta situación y qué política "desde abajo" oponerle, entrevistamos en esta oportunidad a Inés Heider, trabajadora social en Berlín, que junto a Leonie Lieb -partera de un hospital en Múnich- ambas militantes de Klasse Gegen Klasse (que integra la Red Internacional La Izquierda Diario), y Franziska Thomas, de Berlín, de la corriente RSO, se presentan como candidatas al Bundestag (Parlamento alemán).
¿Qué fue lo que detonó la crisis que terminó en el llamado a elecciones anticipadas?
El detonante final fue la dimisión del ministro de Finanzas, Christian Lindner, líder del FDP (Partido Democrático Libre, de derecha liberal. N.deT.), en noviembre de 2024, tras desacuerdos irreconciliables sobre la política económica, entre la política histórica a favor del rigor económico de los liberales y las nuevas necesidades de rearme del imperialismo alemán. Esto llevó a la disolución de la coalición y al llamado a nuevas elecciones anticipadas para el 23 de febrero de 2025.
El gobierno liderado por el canciller Olaf Scholz se había centrado en impulsar la remilitarización de Alemania y en aplicar políticas de ajuste para financiar el rearmamento, en plena crisis del modelo económico alemán. Además, el gobierno alemán se destacó por un belicismo cada vez más feroz, con envíos de armas record a Ucrania e Israel, así como el apoyo incondicional al genocidio en Gaza. Todo ésto y más llevó a un profundo descontento social y bajas históricas en la popularidad del gobierno.
La crisis se profundizó por la incapacidad de la coalición de proponer una salida a la crisis económica después de dos cuatrimestres de recesión, con despidos masivos y cierres de fábricas en sectores clave como la metalurgia y la electrónica. La ruptura interna entre los partidos de la coalición en torno a las políticas de rigor presupuestario, sumada a la baja popularidad, hizo insostenible que pudiera seguir la coalición en el gobierno sin que los gobernantes se hundan en el desprestigio por completo.
¿Qué dicen las encuestas hacia las elecciones del domingo y qué hay detrás del llamado a un "voto útil"?
Alemania está atravesando un momento histórico. La crisis económica se combina con una crisis política muy profunda. Las encuestas previas a las elecciones muestran un escenario polarizado y un giro generalizado a la derecha. La AfD, un partido de extrema derecha muy radical, podría alcanzar un récord histórico de cerca del 20%, es decir, el doble de su última elección. Por su lado, la CDU/CSU (Llamados Partidos de la Unión: la Unión Demócrata Cristiana de Alemania y la Unión Social Cristiana de Baviera. N.deT.) de Friedrich Merz se perfila como la fuerza con mayor apoyo y podría obtener el 30 % de los votos, con una agenda xenófoba radical y ataques económicos graves contra la clase trabajadora. A finales de enero, Merz pasó una resolución racista anti inmigratoria en el parlamento, deliberadamente buscando los votos del AfD. Esto implica un revés en su política del “cordón sanitario”, la cual consistía en que los demás partidos no trabajen junto al AfD (aunque en muchos casos igual lo hicieron) y provocó el rechazo de millones de personas en las calles.
Ante esta situación, la pregunta que emerge en las masas es saber cómo enfrentar a la derecha y a ese giro generalizado hacia la xenofobia y el racismo. Han surgido grandes marchas en todo el país, pero el único llamado a defender la democracia y el “cordón sanitario” contra la extrema derecha no incluye una crítica dura contra los partidos que ya aplicaron partes del programa de la AfD.
El llamado al "voto útil" proviene principalmente de sectores que buscan evitar el avance de la AfD, y al CDU, al cual ven como cómplices, impulsando el voto hacia partidos como el SPD, los Verdes o Die Linke. Sin embargo, esta estrategia tiene un problema de fondo: estos partidos han apoyado políticas racistas, de austeridad y de militarización, lo que ha contribuido al crecimiento de la extrema derecha o lo que es básicamente parte de su programa político.
El reciente fenómeno de crecimiento del voto para Die Linke expresa una politización por izquierda importante en la juventud. Ante una situación polarizada por derecha y una adaptación generalizada de los partidos institucionales detrás de su programa, Die Linke aparece como una alternativa para muchos jóvenes y para electores de izquierda que buscan una forma de esperanza en una situación que promete ataques generalizados. El problema es que ese mal menor no constituye una opción alternativa: Die Linke fue parte de gobiernos de coalición con el partido del ex gobierno de Scholz, el SPD, incluso en Berlín, y aplicó políticas de ajuste. Su programa social esconde una voluntad de no tocar temas como la militarización, la xenofobia, la misoginia y el genocidio en Gaza. En realidad, Die Linke prefirió echar a los militantes políticos pro palestinos de su organización, dejó sus críticas centrales a la OTAN y sigue siendo una organización profundamente adaptada al régimen alemán y a su imperialismo.
¿Cómo se viene enfrentando en las calles el ascenso de la extrema derecha de AfD y la posibilidad de un acuerdo parlamentario que los incluya?
En los últimos meses, hemos visto movilizaciones masivas en toda Alemania contra la AfD y sus políticas racistas. En ciudades como Berlín, hasta 250.000 personas salieron a las calles para rechazar las leyes antiinmigración propuestas por la CDU y apoyadas tácitamente por la AfD. Estas protestas lograron frenar temporalmente algunas de las medidas más reaccionarias.
Sin embargo, estas movilizaciones tienen límites. Muchas se centran en defender la "democracia" contra la AfD, sin cuestionar las políticas racistas y neoliberales de los partidos tradicionales como el SPD y los Verdes, que han endurecido las leyes de inmigración y expulsado a miles de personas.
Para enfrentar realmente el ascenso de la extrema derecha, es necesario ampliar las luchas y vincularlas a demandas concretas: abolición de las leyes racistas, apertura de fronteras, derecho a la ciudadanía para todos y fin de las expulsiones. Además, es crucial conectar estas luchas con la resistencia a los recortes sociales, la militarización y la guerra. Esta última semana de campaña en Berlín estuvo marcada por marchas antirracistas importantes, pero también por días de paro en la función pública y en los sectores de los transportes públicos que llevaron a cabo una lucha de 48 horas de paro para exigir un aumento salarial. Si la movilización pasa a ligarse con estos sectores, puede mostrar un camino alternativo a la derechización a la cual estamos asistiendo.
¿Pueden las expresiones progresistas o neorreformistas de los Verdes o Die Linke ser alternativa al ascenso de la derecha?
Partidos como los Verdes y Die Linke han demostrado que no son una alternativa real al ascenso de la derecha. Cuando han estado en el gobierno o en posiciones de poder, han apoyado políticas racistas, de austeridad y de militarización. La AfD podría eventualmente doblar sus resultados electorales después del gobierno de coalición de la centro-izquierda. Por ejemplo, los Verdes han respaldado el rearme de Alemania y el genocidio en Gaza, aplican una política severamente militarista, que incluso los llevó a tensiones políticas con el SPD. Die Linke y la alianza Sahra Wagenknecht se separaron. BSW (En alemán Alianza Sahra Wagenknecht. N.deT.) llama ahora a aplicar un programa duramente xenófobo y sus carteles indican “El país no quiere más migración”. Por su parte, Die Linke tiene una dinámica electoral, pero expresa que hay una parte de la juventud y de los trabajadores que buscan una salida de la situación por izquierda. Pero tres meses antes, este mismo partido apoyó a la derecha conservadora del CDU en los gobiernos locales de Turingia y nada indica que dejarán este tipo de traiciones. Además, Die Linke sigue constituyendo un ala bastante a la derecha de la izquierda reformista europea, que no llevó a cabo ninguna política de ruptura contra el militarismo alemán e incluso apoyó la criminalización del movimiento pro palestino en Alemania con la prohibición de la organización Samidoun.
Estos partidos han contribuido al crecimiento de la AfD al normalizar políticas reaccionarias y al fracasar en ofrecer una alternativa real a la crisis económica y social. Una izquierda que no se opone claramente al racismo, al imperialismo y al autoritarismo no puede ser una fuerza antifascista efectiva.
Nosotros creemos que la verdadera alternativa no está en votar por partidos que han traicionado a la clase trabajadora, sino en construir un movimiento de masas en las calles, los lugares de trabajo y las universidades, que luche contra el racismo, la guerra y los ataques sociales. También se trata de fortalecer una alternativa a la izquierda reformista, con la construcción de una izquierda revolucionaria e internacionalista que se opone al genocidio en Gaza, la complicidad de las potencias imperialistas y el rearme de Europa.
Para estas elecciones se presentan con candidaturas comunes con RSO. ¿Qué vienen proponiendo ustedes en la campaña y cómo ven que realmente se pueden derrotar las políticas de la derecha y de un posible gobierno aún más conservador?
Nos presentamos en estas elecciones con candidaturas comunes entre RIO (Organización Revolucionaria Internacionalista que impulsa en Alemania el diario Klasse Gegen Klasse y es parte de la Fracción Trotskista -IV Internacional. N.deT.) y RSO (Organización Socialista Revolucionaria, el grupo hermano de L’Étincelle en Francia y Speak Out Now en Estados Unidos. N.deT.), dos organizaciones de la izquierda trotskista alemana. Nuestra campaña se centra en promover una perspectiva anticapitalista e internacionalista, basada en la autoorganización de la clase trabajadora y la juventud.
Centramos nuestra campaña en un programa que exige detener el rearme y redirigir los recursos hacia educación, salud y servicios públicos, prohibir los despidos y expropiar sin indemnización a las empresas que lucran con la guerra, la crisis energética o la vivienda, abrir las fronteras, garantizar el derecho a la ciudadanía para todos -12 millones de trabajadores migrantes no pueden votar actualmente!- y detener las expulsiones. También creemos que tenemos que luchar de forma consecuente contra el racismo, el sexismo y la crisis climática.
Invitamos a todas las organizaciones de izquierda a unirse a nosotros para construir una alternativa revolucionaria, antiimperialista y anticapitalista que enfrente tanto a la derecha como a las políticas neoliberales de los partidos tradicionales.
Estas respuestas reflejan nuestro compromiso con una política independiente de los capitalistas, del Estado y de los partidos reformistas, y nuestra determinación de luchar por otro tipo de sociedad, con una planificación orientada no al crecimiento de la riqueza de pocos, sino a las necesidades de la clase trabajadora y las mayorías populares. |