Compras fallidas de jugadores, supuestas “inversiones” que se esfuman mientras el empresario yanqui no aparece. Mala prensa para las SAD que promueve Milei en el fútbol argentino.

Hay varios indicios de que el adalid de lo privado para “salvar” al fútbol argentino y figura del modelo de Sociedad Anónima Deportiva (SAD) para el desarrollo de los clubes podría ser otra estafa de evaporación casi tan rápida como la cripto Libra: Foster Gillett, el empresario millonario adoptado como “inversor” en Estudiantes de La Plata por su presidente Juan Sebastián Verón, está borrado. Nadie sabe con precisión su paradero tras el bochorno de la caída de dos operaciones que se habían anunciado con mucha pompa: el pase de Valentín Gómez del Vélez campeón al Udinese italiano por intermedio de este empresario norteamericano (que iba a comprar al jugador) terminó en una transferencia frustrada desde su inicio por falta de pago (y especialmente, escasez de garantías de pago al club de Liniers) por parte de Gillett, sumado al amague de compra de Rodrigo Villagra que dejó a River esperando una propuesta que jamás se concretó. La (mala) jugada dejó en “orsai” a varios: River dando por hecho el pase completó cupo de jugadores a préstamo con Kevin Castaño y no puede reintegrar a Villagra; el jugador quedó en el limbo y entrenando solo en los bosques de Palermo. Panorama desolador para el ex Talleres.

Esta actitud errática de Gillett abre interrogantes en el Pincha porque si bien el magnate medió para reforzar al plantel con el desembarco de Cristian Medina -en una operación que costó 15 millones de dólares que aún no queda claro cómo debería retribuir la institución platense a Gillett- todo quedó en casi nada y se va disipando el humo de los anuncios rimbombantes que bajo el lema Estudiantes Revolución llegaban de la mano del norteamericano.

Estudiantes de La Plata, un caso emblemático
Uno de los avances más significativos en esta transformación se ha dado en Estudiantes de La Plata. Bajo la presidencia de Juan Sebastián Verón, el club ha comenzado a recibir inversiones privadas que ya están mostrando resultados… https://t.co/s5DMbmyOEt

— Juliana Santillán Juárez Brahím (@SantilanJuli223) January 4, 2025

Promocionado (o difundido, vaya uno a saber) por Javier Milei y su Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, como ejemplo destacado de las supuestas “ventajas” del modelo SAD para los clubes, otra señal que preocupa en las huestes privatizadoras es que Juliana Santillán Juárez Brahim, la diputada libertariana del bloque de LLA que promocionó las visitas de Foster Gillett en el último año y prometió una “inversión” de “150 millones de dólares” del yanqui para el Pincha, se está desentendiendo de la trascendencia que le otorgaba al empresario y hasta habría borrado afiebrados posteos en sus redes sociales. Santillán es esposa de Guillermo Tofoni -socio argentino de Foster Gillett y director suplente del Grupo Gillett- quien hoy está enfrentado a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) por derechos de comercialización de la Selección Argentina (derechos por los que hasta hace un tiempo estaba asociado a la institución comandada por el Chiqui Tapia).

En una muy interesante entrevista que le realiza el periodista Matías Baldo para su newsletter Insiders, Tofoni intenta ponerle paños fríos a la situación y explica que la demora en la llegada de más “inversiones” a Estudiantes se debe a unas trabas bancarias burocráticas, que en realidad se trata de fondos que Gillett liberaría a modo de “préstamo” y que por lo tanto no era un compromiso asumido con el club albirrojo (“A Estudiantes no le debe plata”, declara), que Gillett ya “aportó” 23 millones sumando los pases de Medina y Facundo Farías, que “no es que Foster esté en retirada” de Argentina, aunque explicita que el objetivo de fondo del grupo es adquirir algún club inglés. Por su parte, Verón exhibió tácitamente un dejo de resignación (en sintonía con la desilusión pincha generalizada) al postear en sus redes “Sea cual sea la situación, se levanta cabeza y se avanza. Siempre… Buena semana”. Tofoni indirectamente le echa en cara la demora de convocatoria a asamblea para la modificación de estatutos que permita blanquear la sociedad y meter la discusión de gerenciamiento del fútbol del club y desliza cómo esto es aprovechado por dirigentes afines a Chiqui Tapia para desacreditar el proyecto de las SAD.

Efectivamente, el presidente de AFA y otros dirigentes de peso como Pablo Toviggino (tesorero y Secretario Ejecutivo) aprovecharon el desplante que está sufriendo Estudiantes para chicanear a Verón. Sin embargo, como bien destaca el periodista Matías Baldo en forma de pregunta en la mencionada entrevista, existen Sociedades Anónimas Deportivas encubiertas en el fútbol argentino. En algunos casos, bajo la forma de gerenciamiento en clubes como Riestra (en los hechos, propiedad del abogado Víctor Stinfale que es a la vez dueño de la marca de energizantes Speed), Defensa y Justicia (que funciona como reservorio de futbolistas del empresario Christian Bragarnik), Talleres (que es un secreto a voces que tiene al Grupo Pachuca detrás), Independiente Rivadavia de Mendoza, Agropecuario del grupo Grobocopatel, Real Pilar y San Miguel en el ascenso, entre otros casos de un fenómeno que avanza raudo pese a los discursos encendidos por las “Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro”. Aunque es una conquista que mantiene nuestro fútbol que la figura jurídica SAD no sea implementada, las formas encubiertas (y no tanto) de gerenciamiento le restan poder a la masa de socios y pone en peligro el patrimonio de los clubes.

Cuando empiezan a bajar las olas del escándalo de la criptoestafa Libra en la que quedó involucrado directamente Javier Milei, el presidente se ve envuelto en el aparente fracaso que se desarrolla “en fade” de otro “mágico” proyecto capitalista que quiso vender para el deporte: la huida de Foster Gillett significa un golpe a su propaganda sobre las “ventajas” de las SAD. En el lunfardo, engrupir significa “hacer creer una mentira”. Básicamente, lo que intentaron hacer con este norteamericano que ya tuvo un paso cuestionable por el fútbol inglés. El verbo remite a otra figura del lunfardo, a grupo: “ayudante de los cuenteros, auxiliar del ladrón, embuste, mentira”. Todo indica que lo del Grupo Gillett es esencialmente… ¡puro grupo!