En un contexto de crisis política y económica, agravado por las políticas de ajuste y el escándalo de la estafa de la criptomoneda de presidente Javier Milei, trabajadoras, activistas y sectores populares se organizan para convertir esta fecha en un grito de resistencia y unidad.
Hace exactamente un mes, el 1 de febrero, se realizaron manifestaciones en varias ciudades de Argentina. Los llamados a marchar aumentaron tras la asamblea en el Parque Lezama de Buenos Aires, en repudio a los discursos de odio oficiales contra las mujeres y las personas LGBTIQ+, y la amenaza a derechos conquistados, como el intento de eliminar la figura del femicidio del Código Penal, lo que representaría un retroceso de décadas en los debates. Los ataques del gobierno nacional, incluyendo el discurso de Davos y las amenazas de Cúneo Libarona (el ministro de Justicia) y Adorni (vocero oficial del gobierno), se suman a las medidas tomadas por Jorge Macri en la CABA para eliminar los materiales de la Educación Sexual Integral (ESI).
El 1 de febrero marcó un punto de partida con asambleas y protestas. Bajo el lema de repudio a los discursos de odio y en defensa de los derechos conquistados, fueron movilizaciones multitudinarias que señalaron la precarización laboral, los despidos y la persecución a la comunidad LGTBIQ+, a las comunidades originarias, como ejes centrales de lucha. Pero sobre fuer un catalizador del descontento y la bronca con un gobierno que es pura estafa desde que asumió, que solo beneficia a las grandes empresas, trabaja para el FMI. Las mujeres saben muy bien que el gobierno de Milei castiga a los sectores más vulnerables como los jubilados, ahoga económicamente a los trabajadores de la salud, docentes y estatales, permite que las patronales avancen con mayor flexibilización laboral y pacta a troche y moche con la casta.
Entre las voces que se sumaron al clamor estuvo la de Luciana, enfermera despedida del Hospital Bonaparte, quien denuncia el vaciamiento del sistema de salud. "Nos quieren sacar derechos básicos, pero vamos a resistir". Analía, trabajadora despedida de Shell, subrayó la discriminación y las condiciones laborales cada vez más precarias. "No hay otro camino que organizarnos y dar pelea desde abajo", aseguró Tom Máscolo, activista trans y referente de Pan y Rosas, reforzando la importancia de la unidad combativa.
Un movimiento internacional: Pan y Rosas convoca en todos los países
El 8M no es solo un día de lucha en Argentina, es una fecha global. En diversos países, movimientos de mujeres y diversidades enfrentarán problemáticas similares, desde la precarización laboral hasta los ataques a derechos básicos. Esta convergencia internacional fortalece la lucha local, mostrando que el patriarcado y el capital no reconocen fronteras, pero tampoco lo hace la resistencia. Desde Afganistán a España, pasando por Francia, Estados Unidos, Honduras y Sudáfrica, en los países de Latinoamérica miles de mujeres se vienen movilizando para reivindicar sus derechos en el Día Internacional de la Mujer.
Es que las mujeres son las que vienen llevando la voz cantante contra los padecimientos del conjunto de la sociedad, con el hambre y la precarización, contra la discriminación en todas sus expresiones. La izquierda, representada por organizaciones como la agrupación internacional Pan y Rosas y el PTS en Argentina, plantea un feminismo socialista que vincula las demandas de género con las de la clase trabajadora. En oposición a las políticas de derecha y al colaboracionismo de sectores tradicionales, se llama a construir una alternativa desde abajo, con un enfoque anticapitalista y antiimperialista.
Este 8 de marzo representa una oportunidad clave para mostrar el rechazo al ajuste y la represión. Es un llamado a la unidad en las calles, para exigir derechos laborales, sociales y de género. "No somos minorías", enfatizan desde Pan y Rosas. "Somos la clase trabajadora, la parte más explotada y oprimida, pero también la más combativa". Hay muchas razones para marchar este 8 de marzo.
La jornada promete ser masiva y combativa, uniendo múltiples demandas en una lucha común contra un sistema que oprime y explota. Este 8M, las calles serán el escenario donde mujeres, diversidades y trabajadores demostrarán que la resistencia no solo es posible, sino necesaria para construir un futuro de justicia e igualdad. |