Este miércoles el vocero presidencial Adorni en relación a las negociaciones con el FMI afirmó que: “Se apunta a que haya un acuerdo cerrado para el primer cuatrimestre del año”, y agregó: “Todavía no está cerrado”. Para el Gobierno es urgente el ingreso de un nuevo crédito del organismo internacional para poder sostener el precio del dólar (y evitar una devaluación que haría dar un salto a la inflación), pero el Fondo Monetario suele tomarse su tiempo en este tipo de ocasiones y aprovechar para imponer mayores condiciones. Es en este marco que desde distintas bancadas del Congreso están haciendo correr el rumor de un proyecto de ley inminente por parte del oficialismo para darle un “cheque en blanco” al ministro Caputo a la hora de firmar con el Fondo.
En concreto el equipo de Luis Caputo estaría evaluando enviar al Congreso el acuerdo con FMI la semana próxima para cumplir con el requisito legal de contar con su aprobación, pero sin incluir el memorándum del acuerdo, siendo en los hechos una carta para que el Gobierno pueda aceptar las exigencias que el FMI desee. En la conferencia de prensa realizó una declaración que puede ser interpretada en este sentido al marcar que: “Nunca hubo problemas para que el Congreso vote un acuerdo con el FMI”.
Un proyecto de ley de esas características haría aún más escandalosa la trama de la deuda externa, pero los tiempos se acortan para el Gobierno y ya hemos visto a legisladores del PRO, la UCR y el peronismo estar abiertos a ofrecer sus votos si obtienen algo a cambio. Para el FMI sería un avance más en seguir sometiendo al país para intentar garantizarse la devolución de lo prestado, el pago de los intereses y la imposición de políticas de ajuste.
Según el último informe del BCRA (Banco Central), la cuenta corriente en el mercado fue deficitaria por octavo mes consecutivo en febrero al marcar un rojo de US$ 1.656 millones. Este resultado, sumado a los pagos de deuda, es lo que genera que las reservas sigan su hundimiento en el terreno negativo. Está situación es insostenible por muchos meses, de no obtener nuevos fondos el Gobierno se vería obligado a devaluar, haciendo acelerar la inflación (como a principios del 2024) y llegaría muy mal parado a las elecciones de octubre.
En su discurso en la apertura de sesiones del Congreso, Milei dijo de la necesidad del acuerdo para “sanear las deudas del Tesoro” ya que cancelaría una parte de la deuda del Tesoro Nacional con el Banco Central documentada en las llamadas Letras Intransferibles; un artilugio contable que no sería más que una excusa para endeudar al país. Lo cierto es que el Gobierno está apurado por conseguir las divisas que no entran por inversiones y que se van rápido por la intervención del Gobierno para mantener artificialmente el dólar barato como ancla anti inflacionaria.
El objetivo del Gobierno es sostener el esquema cambiario de bicicleta financiera y una estabilidad transitoria durante el periodo electoral para contener la inflación, aumentando la hipoteca sobre el pueblo trabajador y profundizando el ajuste brutal. Aún así el acuerdo sigue sin cerrar porque el Fondo presiona por un levantamiento del cepo más rápido que haga posible la acumulación de reservas para luego cumplir con los pagos de deuda.
Circulan rumores de todo tipo, está por verse si el Gobierno y el FMI llegan a un acuerdo y con qué condiciones. Pero nada bueno puede traer un nuevo préstamo con el Fondo que acrecentaría la deuda externa y la dependencia del país con el organismo cuyas políticas económicas han multiplicado la pobreza en Argentina. Desde la izquierda denuncian el carácter ilegal, ilegítimo y fraudulento de la deuda externa y la necesidad de desconocerla soberanamente. |