La Corte Suprema de Justicia rechazó este jueves por la mañana el pedido de licencia del juez federal Ariel Lijo. Sin esa aceptación, el magistrado tiene que renunciar a su cargo en los Tribunales Federales para poder asumir en el máximo tribunal. Sin embargo, el cuestionado juez no quiere hacerlo porque no tiene certezas de que sus pliegos sean aprobados en el Senado, dado que fue designado por decreto (en comisión) por el presidente Javier Milei.
La decisión se tomó por mayoría. Los jueces Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz votaron en contra del otorgamiento de la licencia. Se sumó Manuel García-Mansilla, el recientemente asumido juez, también designado por decreto (en comisión) por Milei hace una semana. Quien votó a favor en minoría fue Ricardo Lorenzetti, quien impulsó la designación de Lijo.
Con la designación por decreto de García-Mansilla y Lijo, Milei pretendió avanzar de manera autoritaria en moldear una Corte Suprema adicta al oficialismo. En el esquema oficial, esos dos jueces, sumados a Lorenzetti, conformaría una mayoría oficialista. Ahora, con esta resolución, el escenario se presenta distinto.
Por un lado, porque uno de los jueces (García-Mansilla) acaba de alinearse a otra mayoría. Por el otro lado, porque queda solo Lorenzetti avalando una decisión del Gobierno que es completamente cuestionada. Obviamente, esto es solo una fotografía: alineamientos y opiniones pueden cambiar; la casta judicial si algo sabe, es acomodarse al poder.
Este revés para Milei se suma a las consecuencias que está teniendo el escándalo por la estafa con la criptomoneda $LIBRA. Los sondeos de opinión dan cuenta de una caída en la imagen presidencial y de un cierto descrédito. Pero, más en general, va quedando en evidencia que el gobierno y plan económico y social de la gestión de La Libertad Avanza no va más y que hay que derrotarlo con la movilización masiva en las calles.
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