Este jueves Jonatan se levantó a las 3 de la mañana para acompañar a su madre y al más chico al Hospital “Simplemente Evita” (Km 32) de González Catán. Como a todos los pibes del barrio Las Mercedes, el agua contaminada que sale de Klaukol le tiene a maltraer el estómago. No importó la espera, se puso contento porque esta vez lo atendieron y hasta tenían jeringa y aguja. Después se tomó el 96 que iba hasta las manos. Desde que pegó ese laburo tuvo que dejar la escuela. La última vez que fue, en agosto, la 119 estaba ocupada por cientos de evacuados que habían tenido que dejar sus casas. Ya va el segundo contrato de tres meses en una fábrica de calzado. 5.500 pesos es mejor que nada. La mayoría de sus amigos no pudo seguir estudiando ni tiene trabajo. No quiere ser policía ni aunque le den beca para estudiar en la Universidad de La Matanza. Tampoco robar para la Brigada. Mientras recorre el camino que separa la parada de la fábrica ve las luces y banderas afuera del polideportivo. Se para. De pronto, una voz estridente se empieza a elevar como si fuera a pasar algo muy importante.
“Con ustedes, el hombre que el 10 de diciembre, no tengan dudas, se va a poner la banda celeste y blanca de Presidente, hablaaa el compañerooo Danieeel Scioli”.
Cierre
Este jueves, Daniel Scioli realizó su cierre de campaña en La Matanza. La elección no fue casual. Lo explicó en sus primeras palabras del discurso. “Bienvenidos a la capital de la producción y el empleo. A la capital del peronismo”.
Desde allí el candidato del Frente para la Victoria comenzó a hilvanar un discurso que tenía dos ejes claros. Por un lado, hacer un llamado claro al espacio peronista a unirse este domingo “más allá de las diferencias”. Un último esfuerzo para abarcar no sólo los votos del kirchnerismo que ya tiene, sino sobre todo a los que votaron a Massa. Por otro, el objetivo de poner su plan de gobierno en las antípodas de Cambiemos: “el proyecto liberal, el capitalismo salvaje, la Alianza reconvertida. Macri o nosotros”.
Así fue repitiendo el libreto que ensayó en las últimas semanas, mostrándose como lo contrario al ajuste que traerá el candidato opositor.
Punto por punto denunció la “estafa que es una nueva gran devaluación, que es un ataque al salario”. Y con un tono más apocalíptico, advirtió que “es serio este pacto con los diablos, los fondos buitres, el Fondo Monetario Internacional, la quita de subsidios, el arancelamiento de las universidades”.
En cambio, su proyecto de gobierno representaría “la defensa de tu trabajo, tu salario y tu familia. No vamos a recortar salarios, echar gente. Seguirán las paritarias sin techo salarial, vamos a sacar el impuesto a las ganancias y habrá 82% móvil desde enero. La esencia del peronismo es defender la industria, el trabajo y la distribución del ingreso".
Scioli elevó el tono de su discurso para anunciar “los nuevos derechos, las tres T, techo, tierra y trabajo”.
Lo único novedoso de su último discurso de campaña fue el minuto que le dedicó al "asesor, el verdadero candidato, Durán Barba que dijo qué le importa la palabra del Papa si tiene solamente diez votos".
Así, sin nombrar ni una sola vez a la Presidenta, cerró llamando a un último esfuerzo: “salgan a defender su futuro, que no les vuelvan a robar la esperanza. Les pido que no aflojen un minuto, no se dejen llevar por las cosas que se dicen".
Las cosas que se dicen
Jonatan se había quedado escuchando. Al alejarse vio el cartel que anunciaba “La década ganada”. ¿Qué será eso? pensó. Se calzó el bolso y levantó la mano hasta parar el bondi. Otra vez lleno.
Mientras viajaba le retumbaban las palabras que había escuchado. Techo, tierra, trabajo, salario, futuro, esperanza. Por las ventanillas veía pasar la “capital de la producción, el empleo y el peronismo”. Esa donde faltan 150000 viviendas para las familias sin techo. Donde 7 de cada 10 trabajadores sufre alguna forma de precarización laboral, con contratos de 6 meses y sueldos de miseria. Donde 100000 jóvenes ni estudian, ni trabajan. Donde hay escuelas sin gas ni calefacción, sostenidas por el esfuerzo de docentes y auxiliares. Donde hay un sólo refugio con 20 camas para mujeres víctimas de violencia de género. Donde en los hospitales y salitas faltan profesionales, insumos e infraestructura.
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En el estudio de América, Nicolás del Caño también había escuchado el discurso de Scioli. El periodista le preguntó entonces qué opinaba. “Scioli habla del ajuste que va a hacer Macri si gobierna, y algunas cosas que dice son ciertas. Ahora bien, de parte de los asesores de Scioli escuchamos algo parecido, un ajuste o devaluación gradual. El debate entre ellos es cómo hacen, con qué herramientas, de qué manera los trabajadores tienen que pagar la crisis. Votar en blanco es la forma de manifestar nuestro rechazo a la política de los dos candidatos, que son claramente contrarias a los intereses de los trabajadores y el pueblo”. |