Cientos de organizaciones sindicales, estudiantiles, personalidades de los derechos humanos, de la intelectualidad y diputados de izquierda, reclamaron que Santillán no consume este crimen político. Lo mismo hicieron más 600 trabajadores municipales firmando un petitorio, votado en asamblea de base y presentado al Ministerio de Trabajo, dirigido a Santillán para que retroceda. Entre ellos se encuentran trabajadores de recolección tanto de Alto Comedero como del edificio Municipal 4 de Junio de San Salvador. Además, varias asambleas por turno en Alto Comedero ratificaron a Vilca como su delegado. Pero todos ellos fueron desoídos escandalosamente.
La directiva del SEOM de Santillán no respeto ni sus propios estatutos burocráticos. Según estos, la convocatoria a “asamblea extraordinaria” facultada para expulsar afiliados debe ser convocada 5 días antes de su realización. El edicto de convocatoria se publicó en el diario El Tribuno el jueves 26. La expulsión “express” se concretó el martes 1 de diciembre, mediando solo un día hábil entre ambas fechas.
El “proceso” de suspensión previa a la expulsión fue rechazado legalmente por “mendaz, malicioso, contrario a derecho, discriminatorio, persecutorio y antisindical”, según consignaron los abogados del CeProDH ante el Ministerio de trabajo.
Con esto solo ya alcanzaría para que todo sea declarado nulo. Pero, lamentablemente, hay mucho más.
Los Juicios de Cerro Chañi
Como si fuera un mini “Juicio de Moscú”, en un salón del local de la calle Cerro Chañi al 600, la directiva del SEOM de Santillán montó una farsa. Si bien tuvo poco de asamblea fue, de verdad, “extraordinaria”.
¿Por qué venís?, pregunta una periodista. “No tengo la menor idea”, respondían algunos llegados del interior que se desayunaron en el lugar de qué se trataba. Decenas de miles de pesos gastados en micros, comidas y bebidas para que apenas 200 afiliados – a los que se sumaban no afiliados como los de la organización barrial MTK- para reunir a casi nadie en un juicio sumario para echar del sindicato a un trabajador de recolección. Todos esos recursos del sindicato contra Alejandro Vilca que todos los días, desde las 4 de la mañana, salta de la calle al camión y del camión a la calle para cumplir, junto a sus compañeros, con el servicio de limpieza de basura en el populoso barrio Alto Comedero y es delegado de base elegido por sus pares. Vilca es, además, un orgullo del PTS y el Frente de Izquierda de Jujuy y todo el país: el principal vocero de la izquierda en la provincia y dirigente obrero nacional de nuestro partido.
En contraste, es de hacer notar que entre los “jueces” que determinaron la expulsión, existe un tipo de funcionarios sindicales que fueron metidos por la ventana a la Comisión Directiva del SEOM. Es el patético ejemplo de Santiago Seillant, el coordinador de la operación condenatoria, que sin que ni un solo afiliado del SEOM lo haya votado en las elecciones del gremio -porque, sencillamente, no estaba en la lista encabezada por Santillán- fue “cooptado” a la directiva por el solo hecho de “pertenecer” al llamado “Partido” de “la Dignidad” del “Pueblo” para transformarse en parte de la corte de consejeros de Carlos Perro Santillán.
Santillán reivindica descaradamente las patotas en el SEOM
Como ya hemos denunciado, un día antes de la veda electoral, una patota del gremio agredió a Vilca junto a compañeros municipales del FIT mientras volanteaban en el Edificio Municipal 4 de Junio. El compañero municipal César Zerpa, candidato a concejal por el FIT, sufrió la rotura de un diente por anteponerse a golpes que iban dirigidos al compañero Vilca.
Santillán sostuvo, desvergonzadamente, que no hubo tal agresión y que Vilca es “un falso, un traidor” porque “sale por los medios de prensa a decir que nosotros somos una patota, igual que la dictadura, porque compañeros nuestros se plantaron y quisieron discutir con él” (en audio adjunto puede escucharse completa su intervención).
La acusación principal contra Alejandro Vilca -que la directiva del SEOM entiende que justifica la expulsión- sostiene que “no vamos a permitir que se nos compare con los métodos de la dictadura y las organizaciones clientelares”. Esto porque en un comunicado de denuncia pública después de las agresiones físicas, repudiamos el hecho que se impidiera, utilizando una patota, volantear a militantes municipales del SEOM partidarios del Frente de Izquierda en un edificio público y que no pertenece al sindicato.
La acusación es descabellada. Es como si se diera la siguiente situación: una persona golpea a otra y le rompe los dientes; el golpeado reacciona sólo verbalmente y le grita “¡Hitler!”. Entonces el golpeador -con la mano ensangrentada- se hace el ofendido y lo acusa: “traidor, estás expulsado” por compararme con el responsable del genocidio del pueblo judío.
Lo hemos dicho y lo reafirmamos: los que comandaron la patota son bien conocidos por Santillán y por los trabajadores municipales: Sergio Herrera y “Ñaco” Gutiérrez, del aparato de “orden” del SEOM, y el llamado “Tiburón” Pardo del sector “Espacios Verdes”. Actuaron en comunicación telefónica con el miembro de la directiva del sindicato y candidato a concejal del “Partido de la Dignidad”, Adrián Mirkin, que apareció en el lugar minutos después de los empujones y golpes de puño.
Santillán, en la acusación a Vilca, reivindicó descaradamente a los miembros del grupo de choque: “a delegados como el "Tiburón" que por ahí anda, al otro compañero de Espacios Verdes, compañero Gutiérrez, compañero “Ñaco” (…) Nos quieren destrozar! Porque si se van estos compañeros, se va la mitad del gremio, y van a venir por la intervención. Y nosotros no tenemos que permitirlo”.
Ni Pignanelli se atrevería a decir que si sacan a los grupos de choque de su sindicato, pierden la mitad del SMATA.
Calumnias delirantes
Otra acusación -que para Santillán y sus seguidores, es motivo de expulsión- es que “Vilca no participa en los plenarios ni en las luchas del gremio”.
Las descaradas acusaciones de los dirigentes del SEOM intentan borrar toda una historia. Una de las más fuertes huelgas municipales que se recuerde en la provincia fue la paralización del servicio de recolección por tres días en mayo de 2014, realizada en conjunto por Alto Comedero y el edificio central 4 de junio. Cuando la huelga comenzaba a tener efecto, amontonándose la basura en las calles, se dictó la conciliación obligatoria, y Santillán, contra la voluntad de las asambleas de base, intentó obligar a su acatamiento. La huelga triunfó parcialmente gracias a la combatividad obrera y a pesar del freno de la dirección de Santillán.
Más en general, los paros “decretados” por la CD del SEOM son acatados muy débilmente y las medidas suelen ser impulsadas por el grupo militante más afín a la dirección. Los plenarios de delegados cada vez más raídos, con cada vez más ausencias por parte de decenas de delegados. En la asamblea del jueves 12 de noviembre en Alto Comedero, que votó el petitorio que ya lleva 600 firmas de trabajadores municipales rechazando la expulsión, Alejandro ya respondió: ”Para los plenarios no nos avisan a recolección, (…) si uno va, tiene que tener la garantía de poder expresar sus ideas, en acuerdo o en disidencia, pero también garantizar la seguridad de que no nos van a hostigar, y menos vamos a tener agresión física. Fue por ese motivo. Compañeros, quizás ustedes no saben, pero muchas veces yo camino por la calle pasa alguien de la comisión directiva y me dicen “te vamos a reventar, te vamos a hacer cagar”, y eso me ha pasado innumerables veces, en varios lugares ¡Yo sé quiénes son! ¡No vamos a renunciar!”
La otra calumnia, rayana con lo delirante, que los partidarios de Santillán vienen lanzando contra Vilca fue reiterada por el secretario general la llamada “asamblea extraordinaria”. “Milagro Sala es socia de este delegado”, dice Santillán en su acusación para justificar la expulsión a Alejandro Vilca.
Esta infamia ya fue respondida por el compañero Vilca en la asamblea del 12 de noviembre frente a los miembros de la CD del SEOM, Justo Leguizamón y Adrián Mirkin: “Te hago el desafío, si vos me probás que yo estoy con la Milagro Sala, yo renuncio al sindicato, renuncio al FIT, pero si no me probás, renuncien todos ustedes! Compañeros, es fácil acusar, es fácil mentir y crear intrigas, pero nadie les dio el poder divino de acusar, de ser juez y parte…Compañeros, yo no voy a renunciar al sindicato, si me quieren echar, pelearé legalmente o haremos campaña pública porque yo tengo el derecho también porque no se puede perseguir ideológicamente a los compañeros”.
Alejandro Vilca no es “delegado de la directiva de Santillán”, no fue votado en la lista que llevó a Santillán al frente del sindicato, sino que es un delegado de base, del sector de recolección de Alto Comedero que estos días en varias asambleas ratificaron su mandato y rechazaron el intento de expulsión.
Sanciones gremiales por diferencias políticas
La verdadera razón de la persecución y expulsión de Vilca del SEOM obedece a razones políticas. Así fue sincerado por un miembro del área de prensa de la dirección del SEOM, Javier Sibila Sosa en la asamblea de base en Alto Comedero del 12 de noviembre que rechazó la expulsión: “nosotros lo único que le pedíamos es que el segundo cargo sea para alguien, no necesariamente de la comisión directiva del SEOM, pero sea alguien del sindicato”, refiriéndose al pedido de la corriente de Santillán de cargos en el FIT y su negativa a iniciar una discusión seria sobre su programa de independencia de clase.
Con todo esto, la directiva del SEOM queda prácticamente fuera de carrera como organización “de izquierda”, y definitivamente excluida de cualquier Encuentro Sindical combativo que pueda intentarse para agrupar fuerzas antiburocráticas. Le queda la mancha de la expulsión del delegado de base y referente de la izquierda, Alejandro Vilca, que no será olvidada por nadie con conciencia de clase y que luche por la libertad de tendencias en los sindicatos. |